¡Qué Ferrol tenemos!

Arán López Martínez

Los que disfrutamos de Ferrol, no vivimos buenos momentos para ello. A los que nos gusta pasear por sus calles, sus avenidas, presumir de ciudad y alardear de vistas, no estamos de buena suerte.

Hoy, Ferrol, es una ciudad llena de baches, calles con desperfectos, mobiliario urbano roto o maltratado, adoquines sueltos, carreteras sin pintar y barandillas oxidadas, y eso en el casco urbano, que no es lo peor, porque la zona rural parece que para el gobierno local de Ferrol no existe. No les escuchan, ni los atienden. Los desbroces los hacen los vecinos hartos de esperar a las falsas promesas de que lo harán “en los próximos meses”. También salen a la calle, con pico y pala para dar arreglo, ellos mismos, a los caminos por los que transitan habitualmente, responsabilidad del Concello de Ferrol.

El pasotismo, la dejadez e irresponsabilidad del alcalde, Jorge Suárez, han hecho que los ferrolanos y ferrolanas vean su ciudad como una ciudad dejada y olvidada por quien la gobierna. Y no solo eso, para más inri a la empresa que gestiona las reparaciones de viales y baches le ha finalizado el contrato y no se lo han renovado. Tampoco se lo han adjudicado a otra empresa, ni está previsto que salga a concurso. Y yo me pregunto: Si la empresa que se encargaba de esos temas no daba abasto debido al alto número de desperfectos, ¿qué se le pasara por la cabeza a Sr. Alcalde para creer que sin ella, irá mejor?. Yo no entiendo nada.

Y para colmo, en abril, nos empezaran a pasar, de nuevo, el impuesto sobre vehículos de tracción mecánica, más conocido como “rodaje”. Pagaremos para circular haciendo zigzag a los socavones, pagaremos para volver a pagar, valga la redundancia, al taller por el cambio de suspensión y ruedas.

Y no solo es que sea complicado circular dos manzanas sin encontrarte un bache con el coche, es que pasear por Ferrol es todo un deporte de aventura, una gymkana al más puro estilo humor amarillo. Es de risa, pero de risa por no llorar.

Los ferrolanos no queremos que esto vaya a peor, pero “los que nos escuchan” se ve que no hablan el mismo idioma.

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