El sindicato CCOO ha valorado este jueves de forma positiva la reciente sentencia del Tribunal Supremo que anula el cuarto convenio colectivo de Navantia, ha considerado que ha habido «felonía, corrupción e indecencia» y pide destituciones.
La sentencia determina que «el comité intercentros no tenía legitimidad para negociar un convenio sencillamente porque no existía», indica la Federación de Industria de CCOO en un comunicado.
«La felonía o traición nadie duda» desde el nombramiento de Antonio Oliva, que presidió el comité intercentros de Navantia entre mayo de 2013 y julio de 2014, período en el que firmó un convenio colectivo que ya fue anulado por la Audiencia Nacional, añade la nota sindical.
Oliva «traicionó a toda Navantia y a sus compañeros y amigos presentes en la negociación, aprovechándose de la confianza que en él tenían depositada», apunta CCOO.
Subraya que el convenio «era ilegal, todo el mundo lo sabía; todos excepto la pareja formada por la directora de Organización y Recursos Humanos y José Antonio Oliva».
CCOO subraya que Oliva, que ejerció de «máximo representante sindical en la negociación», tras la firma del convenio «recibió grandes aplausos, elogios y todo tipo de alabanzas por parte del comité de Dirección de la empresa, incluido el propio presidente».
A su juicio, ambas personas, «ya fuese mala fe o ignorancia, han sido desautorizadas por una sentencia; en consecuencia, deben ser destituidas inmediatamente».
Para CCOO, «desarrollaron toda una oscura trama, maquinando y manipulándolo todo; de ese contubernio nació la ficción grotesca de aferrarse a que no eran los sindicatos, sino el comité intercentros, quien estaba negociando».
En este sentido, matiza que el «comité no existía como sujeto de negociación, como ha aclarado el Supremo», y que «les empujaba la consecución de intereses personales y compartidos que veían alejarse, entre ellos el ascenso de Oliva a la jefatura de Personal».
Observa que «la complicidad de estas dos personas y cómo han actuado provocaron el quebranto de la confianza entre las partes social y empresarial, el deterioro de las relaciones laborales será prácticamente irreversible con su presencia».
CCOO cree que «no dimitirán porque sus intereses personales estarán por encima de la asunción de responsabilidades; eso supondrá colocar a su máximo valedor, el presidente de Navantia, en una situación especialmente delicada»
Así, CCOO opina que «lo sucedido no habría tenido lugar sin la conformidad del presidente de Navantia», un hecho que «se denunció, incluso planteando iniciativas para aclarar lo sucedido».
Sin embargo, añade que «la respuesta del presidente siempre fue la misma: apoyo total a los muñidores de este desaguisado, asumiendo en persona las responsabilidades».
A su entender, el presidente de Navantia, José Manuel Revuelta, dispone ahora del «conocimiento necesario para reflexionar y recuperar la ejemplaridad que se debe exigir a quienes ocupan puestos de máxima responsabilidad; la ignorancia de los hechos, si este fuera el caso, no le excusa de su responsabilidad en los mismos».
De la misma forma, exige la aplicación del tercer convenio colectivo «en toda su extensión, abonando lo que se debe sin dilaciones ni argucias».
A su entender, una «normalización» de la situación en la firma estatal «pasa inexcusablemente por limpiar y eliminar el hedor insoportable que se respira en todos los rincones de Navantia».
CCOO pide recuperar «la buena reputación de Navantia» y considera que «solo será posible con un cambio profundo de la gestión y de su actual equipo de Dirección, especialmente de su presidente y la directora de Organización y Recursos Humanos».
En esta línea, reclama al Gobierno central y a la dirección de la Sepi que «dejen de mirar para otro lado y asuman sus responsabilidades»