Cines de Ferrol

manuel galdo-fotoManuel Galdo

Antes de la existencia de cines en Ferrol la proyección de películas tenía lugar en los diferentes locales de ocio que existían en Ferrol, tal es el caso del  «Circo Ferrolano» o el  «Salón de Variedades» (1899) situados ambos en el barrio de La Magdalena, pero también se proyectaban películas en barracas montadas en el Cantón de Quesada, luego Cantón de Molíns. Años más tarde se empiezan a construir locales hechos específicamente para el  «pase» de películas.

En el siglo XX, entre 1906 y 1914, existió en la ciudad el primer  «cinematógrafo» llamado Teatro New England, que con acceso por la calle de la Iglesia estaba situado en frente al Teatro Jofre, su desaparición fue debida a la urgencia para construir las dependencias de Correos y Telégrafos, aunque las citadas oficinas no se empezaron a construir hasta 1934.

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La desaparición del New England propició la aparición de otros locales con el fin de mantener el espectáculo que suponía la proyección de películas, el  «Cine Sol» o  «Salón de Amboage», abierto en 1916 estaba regentado por los PP. Mercedarios y situado en la planta baja del colegio.

En 1920 se abrió el Teatro Renacimiento, el más grande de todos, cuya dedicación, pese a su nombre, fue solamente la proyección de películas. Se cierra en 1989 y en 1991 sufre un incendio quedando completamente destruido, en ese mismo solar estuvieron el  «Circo Romano» y el  «Teatro Romea», en la actualidad sigue ahí, pero solo quedan la fachada y la pared de cierre con la calle Del Sol.

Si me preguntasen cual de los cines de Ferrol marcaba la pauta en cuanto a aceptación del público, no sabría que decir, quizás el Capitol, pero el Jofre , el Avenida, y también el Callao le andaban a la zaga.

De los cines de última generación, de los que aún algunos nos acordamos, el más antiguo era el Cinema, que entre butacas y general tenía una capacidad de cuatrocientos cincuenta espectadores, fue construido en 1932 por Antonio Riego Manzano. En los años cuarenta sufre la primera remodelación y posteriormente otra para adaptarlo a los nuevos tiempos y dotarlo de los últimos adelantos, pantalla panorámica, sonido estereofónico y carpintería general de las butacas, que dejaron de ser de madera para lucir un moderno tapizado para mayor comodidad de los espectadores. En los años setenta su actividad fue apagándose hasta su desaparición.

Gorila, tal era el apodo con el que el público en general, y el de general, normalmente llamaban al acomodador del Callao, pero no porque necesitasen de sus servicios si no vacilándolo y llamándolo de varios lados al mismo tiempo, con el consecuente cabreo del increpado, suerte tenían los que, protegidos por la oscuridad, se libraban de que él los localizase, ya que no le gustaba nada la  «broma». Esto forma parte de la historia del Cine Callao. El Callao, que estaba localizado en la plaza de su mismo nombre tenía capacidad para quinientas personas, fue construido en 1935 y demolido en 1976.

En la Carretera de Castilla, en el lugar de Fajardo -San Juan-, en 1945 se empiezan las obras del «cine de las zuecas” que así se conocía el Cine Galicia, para rematarlas en 1947, su capacidad también sobrepasaba los cuatrocientos espectadores.

Son los cines Avenida y Capitol los que en la década siguiente -la de los años cuarenta- se incorporan al  «escenario» para la proyección de películas, dotados de los últimos avances relativos a amplitud de sala, comodidad y técnicas de proyección: tecnicolor, cinemascope, pantalla panorámica, sonido sensurround y un largo etc. de novedades que los hacían más que atractivos para el público asistente a las sesiones, tres o cuatro diarias y algunos pasando dos películas diferentes en sesión continua.

Antiguas salas de baile y otros festejos también eran transformados para su conversión en cines, tal es el caso del Madrid-París que fue reestructurado en la década de los cincuenta para tal fin. Más de lo mismo sucedió con el  «Salón Valencia», que pasó a ser el  «Cine X», cuyo nombre le viene dado por el tipo de películas que en el se proyectaban, producto del destape y la vista gorda de la censura existente hasta el momento. Finalmente funcionó durante algunos años más con el nombre de Cine Atenas, que era con diferencia el más amplio de todos, celebrando, alternativamente con el cine, bailes en fechas concretas, fin de año, carnaval, etc.

El Teatro Jofre cuya construcción se remonta a 1862 fue el resultado de la iniciativa de un puñado de personas que creyeron en la necesidad de crear un espacio para representación teatral. Justo Gayoso, Alcalde de Ferrol impulsó su instalación. Pretendían ocupara un lugar en el corazón del barrio de La Magdalena, y nada mejor para ello que los terrenos propiedad de la Marina conocidos como  «La huerta del Comandante» y una parcela anexa propiedad del Ayuntamiento, justo detrás de la Iglesia de San Julián. La obras comienzan en 1872 y no es hasta 1889 cuando Joaquín Jofre y Maristany, de quien toma su nombre el teatro, un ferrolano emigrante en Argentina en su visita a la ciudad adquiere cien acciones de la sociedad por quinientas pesetas, que junto con un préstamo de 125.000 son destinados a finalizar las obras. No sin nuevos tropiezos el edificio se remató, y fue inaugurado el 19 de Mayo de 1892 con la representación teatral de  «El Alcalde de Zalamea». La remodelación de la plaza frontal del teatro y su fachada fueron realizadas en 1920 bajo la dirección técnica y diseño de Rodolfo Ucha. Cerrado durante algunos años, en 1994 el Concello de Ferrol gestiona su restauración, con la colaboración de la Xunta de Galicia, la Diputación Provincial y el Ministerio de Fomento, por fin en el año 2000 este último asume el abono del importe del 60% del coste de la restauración, que ascendía a cuatro millones de Euros.

Cinema y Avenida

No solo la ciudad disponía de salas de cine, también en la zona rural los hubo, tal era el éxito de las mismas, así el cine  «Campoamor y Bahía» en La Graña, el  «Palacio de Cristal» en Serantes,  «La Terraza» en Santa Marina, el de Cobas y el de San Jorge, y también el  «Casablanca» en Catabois, durante años hicieron las delicias de los espectadores, la afición al cine era tal, y algunas películas tan magnificas que muchos veían determinadas proyecciones durante varios días seguidos, yo entre ellos.

El cine  «Adriano» en Barallobre y el  «Zarate» en Mugardos también merecen por fama y proximidad ser citados en esta breve reseña de lo que fueron los cines de Ferrol. De los que hoy existen, no os cuento nada, ya los conocéis.

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