Acto in memoriam del General Médico Adolfo Rey Seijo

adolfo-rey-1María Fidalgo Casares.

La Real Academia de Medicina celebró el acto In Memoriam del General Médico Adolfo Rey Seijo. Distintas ponencias abordaron las distintas facetas de su trayectoria militar, científica y personal.

El gran afecto que se sentía en Ferrolterra por Rey Seijo desencadenó que los dos obituarios publicados en nuestro periódico recibieran miles de visitas y mensajes de condolencia.
Por ello, Galicia Artabra con el permiso de su autor el prestigioso ginecólogo y también académico Javier Martínez Pérez Mendaña, tiene el honor de compartir con sus lectores la ponencia más entrañable y cercana, aquella que se refiere al perfil humano del gran eumés.

Aún sabiendo que su longitud excede la dimensión habitual de los artículos de los periódicos digitales, creemos que será de gran interés, porque aunque nos consta que el acto in memoriam registró un enorme aforo, los actos académicos pocas veces llegan al gran público.
Será nuestro pequeño homenaje de parte de tantos ferrolanos de a pie que tanto tuvieron que agradecerle.

Agradecemos al Dr Martínez Pérez Mendaña su deferencia y nos congratulamos de poder reproducirlo ya que contribuirá a profundizar en el recuerdo de Rey Seijo.

A a través de estas palabras viajarán a su infancia en Pontedeume, a su formación sanitaria y su dedicación militar y estamos seguros que muchos reconocerán en este texto, muy completo, riguroso y lleno de emoción para los que lo conocíamos al gran militar, al gran médico y al extraordinario ser humano que era.

PERFIL HUMANO Y SOCIAL DE ADOLFO REY SEIJO

Dr. Martínez Pérez Mendaña
Dr. Martínez Pérez Mendaña

«He sido coetáneo (solo era 2 años mayor que yo), coterráneo (ambos de Pontedeume), compañero (médicos y académicos de esta casa) y amigo, del ilustrísimo señor Adolfo Rey Seijo, hechos que sin duda habrá tenido en cuenta el Presidente, excelentísimo señor Carro Otero, para pedirme que hablara en este solemne acto del perfil humano y social de Adolfo Rey Seijo.
Corresponde que hable por la tanto de su intrahistoria, vocablo que como muchos de ustedes saben creó Don Miguel de Unamuno para referirse a la vida tradicional, que sirve de “decorado” a la historia más visible, siendo lo que está a la sombra de lo más conocido históricamente. Es lo contrario al curriculum, a los méritos, o a los hechos más relevantes que publican los periódicos. Es lo íntimo, lo familiar, lo recóndito, lo que solo sabe su familia y los más próximos.

A parte de mi memoria, las fuentes fundamentales que utilicé para elaborar este discurso fueron: Su hermano Benito; su esposa Mari Carmen; y sus amigos, la profesora y exdiputada de las cortes constituyentes, Nona Inés Vilariño, el almirante Sande Cortizo, y los profesores José María Chao y David Díaz Placer.

Varias son las circunstancias vitales que influyeron en la forma de ser de nuestro protagonista: Su pueblo y sus instituciones, su familia, padres y hermanos, primero, y su mujer e hijos más tarde, el hecho de ser médico y la marina de guerra española. Iré describiendo de forma cronológica dichas circunstancias durante los 7 periodos de su vida mejor definidos:

En Pontedeume, durante su infancia y adolescencia.

Santiago de Compostela, donde estudia la carrera de medicina.

En la Escuela Naval Militar de Marín, donde realizó durante 6 meses el periodo de instrucción una vez ganada la oposición al cuerpo de sanidad de la Armada.

En el mar, a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano durante 3 viajes de instrucción.

En Madrid, en el Hospital La Paz donde realizó la especialidad de cirugía general y del aparato digestivo.

En Ferrol, en el Hospital Naval y como médico de la SS.

Y nuevamente en Madrid, una vez ascendido a General.

En Pontedeume, durante su infancia y adolescencia.

1.- Adolfo Rey Seijo nació en Pontedeume en 1942. Hijo de Adolfo Rey Martínez, empresario, y de Viruca Seijo Loureiro, maestra nacional, que compaginó las tareas de la casa y de la educación de sus hijos con el ejercicio de su profesión en la escuela pública situada en la parroquia de Nogueirosa del Concello de Pontedeume. Tuvo 6 hermanos: Currula, José Antonio (q. e. p. d.), Benito, Paloma, Ana María y Pablo. Las características de la familia, a la que conocí, eran las que correspondían a la época: Orden, disciplina, austeridad y sentido religioso, en el ambiente del Puentedeume de la postguerra, que sin duda, influyó en él.

Se refería con muchísima frecuencia a la belleza cautivadora de su pueblo, villa medieval enclavada en la ladera este del monte Breamo, en la desembocadura del Eume, en donde se visualizan todavía restos milenarios de las fragas. Pero se refería también a sus gentes, a sus antepasados, y fundamentalmente a su idiosincrasia, a la sorna típica o humor eumés que él practicaba con precisión cuando le venía al caso.

adolfo-rey-pontedeume¿Cómo era Pontedeume durante la infancia y adolescencia de Adolfo, aparte de un pueblo bellísimo? Probablemente semejante a otros pueblos de la costa de las rías altas de Galicia durante la postguerra. Por lo que yo conozco, la guerra civil dejó secuelas de las que casi no se hablaba pero quizá menos severas que en otros lugares debido a razones que no es el momento de exponer. Pero lo cierto es que a Adolfo, como a sus coetáneos, se le puede considerar un niño de la postguerra. Presenció mucha pobreza y desigualdad. Niños descalzos invierno y verano, que pedían “un cachiño de pan” cuando caminaban hacia las escuelas públicas situadas a la espalda de la Iglesia de la Virtudes, frente al asilo de las hermanitas de los ancianos desamparados (maravillosa institución atendida por monjas de la orden fundada por Santa Teresa Jornet, auténticas “almas de Dios”), niños que durante el verano se bañaban desnudos en el estuario del Eume, las croas, aprovechando la marea baja, lugar llamado playa de los peloteros (espero que no de forma despectiva), que se bañaban así porque no disponían del más humilde taparrabos. Parte de las ventanas de algunas casas de Pontedeume durante la infancia y adolescencia de Adolfo carecían de cristales, tenían goteras, y conozco la referencia cierta de que algunas familias, al carecer de mantas, se tapaban durante la noche con las velas húmedas de agua del mar, que los hombres utilizaban en sus botes para ganarse el sustento.

Pero aparte de su familia, y de las enormes dificultades económicas que padecían algunos eumeses, lo que probablemente influyó más en Adolfo, como en otros niños y jóvenes de la época fueron sus instituciones y las personas que estuvieron a su cargo. La Parroquia, Acción Católica, el colegio Luís Vives, y el Frente de Juventudes, muy pronto denominado Organización Juvenil Española.

Independientemente de las creencias religiosas y de las circunstancias políticas de la época, los niños del Pontedeume de la postguerra tuvieron el privilegio de contar con sensacionales educadores en las instituciones antes dichas entre los que cabe destacar a Don Álvaro Vázquez Penedo (maestro nacional, diplomado en francés y delegado del Frente de Juventudes), hombre austero, trabajador y metódico, que supo aprovechar la infraestructura de la institución que dirigía para poder educar a niños y a jóvenes sin sectarismo alguno. Allí se inculcaron virtudes humanas y se dispuso de un espacio de trabajo y ocio gracias a Don Álvaro y a sus más estrechos colaboradores. Don Robustiano de Castro Carballeira (licenciado en ciencias, emprendedor y muy trabajador), fundador del Colegio Luís Vives, gracias al cual, muchísimos jóvenes de Pontedeume y su comarca pudieron realizar sus estudios de Bachillerato. Don Álvaro, don Robustiano y sus colaboradores influyeron positivamente en el doctor Rey Seijo, y en muchísimos chicos y chicas, demostrando una vez más, que lo más importante de las instituciones son las personas.

Siendo niño y adolescente, conoció las faenas agrícolas en una finca propiedad de la familia situada en la parroquia de Carantoña, que regentaban tres tías paternas, Mandina, Carmen y Clarisa. Observó con espíritu crítico el trato excesivamente estricto, aunque adecuado para la época, que les impidió progresar y desarrollarse. Pasados los años, siempre que los veía les pedía perdón por la actitud de sus tías.
Respecto a la agricultura le escuché decir muchas veces que “hay tres maneras de arruinarse: el juego, las mujeres y la agricultura. El método más lento pero más seguro es la agricultura”.

Santiago de Compostela, donde estudia la carrera de medicina.

adolfo-rey-santiago2.- ¿Por qué estudia medicina? No está del todo claro. Su padre le animó a que se hiciera ingeniero pero no quiso. Su abuelo materno fue médico, y quizá se haya fijado en la actitud serena y tranquilizadora del médico que atendía a su familia cuando él era pequeño, Don Constantino Amado. ¿Se hizo médico con un objetivo eminentemente beneficiente mamado en las instituciones antes dichas y en las necesidades tan apremiantes que observó siendo niño? Probablemente. Sin embargo, él decía con sorna pero con contundencia también, que decidió estudiar medicina porque no valía para otra cosa.

Realiza los estudios de licenciatura en la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago. Nos veíamos muy poco porque era 2 cursos superiores al mío. Un domingo me invitó a comer en el Colegio mayor San Clemente, donde vivía, y yo correspondí invitándole en el Colegio Mayor La Estila. Le gustó tanto que al año siguiente, y hasta el término de la carrera se instaló en La Estila. En un cortísimo espacio de tiempo se había hecho amigo del director, del subdirector, de los dos curas, y de todos los veteranos de la casa. Me quedé estupefacto porque me resultaba increíble que un recién llegado fuera en tan poco tiempo tan bien aceptado, querido y motivo de alegría en cualquier ambiente en que estuviera. Se abría a los demás obteniendo, sin proponérselo, unos resultados admirables. ¿Un líder? Quizá no sea la palabra justa, un bien aceptado, un bienquerido, cualidades que iba a demostrar a lo largo de su vida.

Durante los años de la licenciatura se esforzó mucho, no solo en los seis cursos académicos, sino durante los veranos correspondientes, en los que permanecía en Santiago trabajando como Alumno Interno en el Hospital Clínico y en el Sanatorio Señarís. En esto ya pintaba maneras de lo que ocurriría durante toda su vida, una auténtica obsesión por su formación. Sus principales referencias en Santiago fueron sus admirados y queridísimos maestros profesores Puente Domínguez y Potel Lesquereux, que me acaba de preceder en la palabra. Se licenció en 1966.

En la Escuela Naval Militar de Marín

adolfo-rey-marin3.- En 1968, dos años después de terminar la carrera ganó las oposiciones al Cuerpo de Sanidad de la Armada. Según la opinión de personas muy allegadas a nuestro protagonista su estancia en la Escuela Naval de Marín le influyó pero menos que a los guardiamarinas, como es lógico. La edad y las circunstancias lo justifican plenamente. Habiendo sido un buen militar presumía de “no llevarlo a rajatabla”. Lo era más en el fondo que en las formas. Le escuché muchas veces: “Que mande uno, aunque mande mal”, “Orden, contraorden, desorden”.

En el mar, a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano

4.- En 1970, tras una brevísima estancia en el Hospital Naval de Ferrol, es destinado al buque escuela de la armada J S Elcano. Lo que en un principio aceptó muy mal, tomándoselo incluso como un castigo, porque lo que él quería era mejorar su formación y ejercer su profesión de médico, enseguida se convirtió en la mejor noticia y experiencia de su vida.

En uno de los viajes compartió camarote con el teniente de navío Sande Cortizo que me dijo: “No era uno del montón y como militar quedaba claro que era el médico de abordo. Tenía un porte militar pero se notaba que era el médico del barco sin necesidad de mirar en su uniforme la Cruz de Malta. No hacía notar la diferencia pero se notaba que era el médico. Acataba las normas pero no por la disciplina misma sino porque consideraba que era lo bueno, lo que había que hacer”.

Enseguida se convirtió en una referencia, conocido y querido por todos (en Elcano, en San Fernando, y en Cádiz). Un magnífico relaciones públicas como lo demuestra su proximidad con el comandante lo que se puede considerar innata si tenemos en cuenta la diferencia de edad, galones, autoridad y responsabilidad.

adolfo-rey-elcano-ochoaCon motivo de la enfermedad de un guardiamarina propuso que se le evacuara urgentemente. Aunque un comandante no arriesga la vida de uno de sus hombres tampoco está dispuesto a realizar una evacuación en medio del Pacífico si no es estrictamente necesaria. El teniente médico hizo prevalecer su autoridad moral en aras al bien de su enfermo cuando probablemente podía haber contemporizado la situación con “paños calientes”, retrasando la evacuación.
Entre las personalidades que visitaron el barco deseo destacar el privilegio que supuso para él conocer a Cristian Barnard, en Ciudad del Cabo, y a Don Severo Ochoa en Nueva York.

En Madrid, en el Hospital La Paz

5.- Una vez desembarcado, la Armada no le reconoce la especialidad por lo que es destinado a la Policlínica de Marina de Madrid. Gracias a la influencia de su esposa y a la de su familia política ingresa como asistente voluntario en el servicio de cirugía general del hospital La Paz de Madrid, dirigido por el doctor Francisco Barreiro. Pero gracias a su talante, don de gentes y esfuerzo, es admitido para realizar la especialidad y hecha ésta es nombrado médico adjunto. Permaneció en La Paz 4 años.

En Ferrol, en el Hospital Naval y como médico de la SS.

6.- Aunque su deseo era quedarse en Madrid, en 1975 es destinado al Hospital Naval de Ferrol, que acepta, para no renunciar a la carrera militar, lo que compagina con la jefatura de un cupo de cirugía de la seguridad social.

Durante esta larga etapa, de 1975 hasta a 2002, en que es ascendido a general, se instala con su familia en Ferrol aunque pasan los fines de semana en Pontedeume. Bien avanzada la tarde del viernes, con su esposa e hijos en el coche hace dos paradas obligadas: En el Hospital Naval y en el Hospital Juan Cardona, y el domingo por la noche, de regreso, repetía la visita. En el coche esperaban la mujer y los hijos que se desesperaban en ocasiones porque la visita del médico se sabe cuando empieza pero no cuando termina.

A Nona Inés Vilariño le llamó la atención su capacidad de aceptar plenamente a su equipo, incluidos sus subalternos. Intercedió o atendió directamente a toda la gente que se lo pidió, de una u otra manera, sobre todo a los pacientes con cáncer. “Sabía decirles lo que querían escuchar, como si te estuviera abrazando, como si estuviera en tu piel” (Nona).

Pasado mucho tiempo de haber atendido a un enfermo, una madrugada, en estado terminal, insistió que le llamaran. Acudió Adolfo a visitarle. “No quiero marcharme sin despedirme de usted y sin darle las gracias”. A los pocos minutos falleció.

Y nuevamente en Madrid, una vez ascendido a General.

adolfo-rey-con-rey7.- En 2002 es ascendido a General de División por elección basada en sus méritos, ocupando el cargo de Director de Sanidad del Ejército del Aire hasta el año 2005 en que pasa a la reserva.

8.- Ya jubilado se instala nuevamente en Galicia. Durante un año fue director de la cátedra Jorge Juan, año espléndido en el que fueron invitados conferenciantes con mentalidad muy abierta.
Participó en todas las actividades que pudo: sesiones académicas, conferencias, tertulias, y almuerzos con amigos. Lo hizo hasta el final, estando incluso muy enfermo.

EPÍLOGO

Y para terminar, a modo de epílogo deseo destacar las principales características del perfil humano y social de Adolfo Rey Seijo:

1.- Fue una gran persona en la que primó siempre el principio de beneficencia, de hacer el bien, a sus pacientes y a todas las personas que se lo pedían. “Supo ponerse en la piel de sus enfermos, ponerse en su lugar”. Quizá lo heredó de lo aprendido de sus padres, de sus maestros y de diversas instituciones de Pontedeume. A los dos días de su fallecimiento, Nona Inés Vilariño, escribió en La Voz de Galicia: Adolfo no conocía otra relación que la del hombre que mira a los ojos del otro y le extiende la mano para estrechar la suya. Y el apretón terminaba, en ocasiones, en ayuda, pedida o intuida. En lo profesional, miles de pacientes, entre los que me encuentro, recibimos de él una atención de excelencia, profesional y humana, que no abunda pero también cura.

2.- El camino que recorrió fue largo y en absoluto fácil. Considerando que no fue excesivamente brillante en sus estudios, lo suplió gracias a su talante, al esfuerzo, a sus amigos, y a una gran vocación de médico.

adolfo-rey-1-familia3.- La educación de sus hijos la enfocó con un afán socializante supliendo las dificultades con gran esfuerzo. Dado que los únicos valores que podemos transmitir a los hijos son los principios y las raíces, respecto a los primeros fue muy rígido aunque poco a poco fue aflojando. Sus métodos, a veces discutibles, los suplió con el ejemplo.

4.- Nunca abandonó sus raíces: Su familia, los amigos de la infancia, Pontedeume, Carantoña, su promoción, la Armada.

5.- Estando ya muy enfermo, quiso siempre asistir a las sesiones académicas e intentar cumplir con sus responsabilidades. También deseaba que le llevaran a las tertulias y conferencias. Cuando escuchaba sobre esto algún reproche insistía que deseaba ver, escuchar y estar con sus amigos.

6.- Eumés de nación (dijo el Almirante Sande en la elegía que pronunció en la misa funeral celebrada en la iglesia parroquial de Pontedeume) Eumés de nación, humor y carácter, de serlo hizo bandera por donde pasó. Cirujano de vocación y oficio, y, por ello, hombre de acción, directo, exigente… un punto brusco a veces… de hacerlo mejor cada día, religión hizo. General, culmen de la excelencia en su profesión, la Sanidad de la Armada. Hombre de mar…
Las palabras del Almirante Sande Cortizo en la misa funeral, hizo estallar en aplausos a los presentes, pero también emocionó hasta las lágrimas.

7.- María Fidalgo escribió en Galicia Ártabra: Un gran hombre poliédrico e inolvidable. Generoso y entregado a los demás, aunque algo adusto en sus maneras, hombre de pragmatismo científico, pero de honda cultura humanística, hombre de mar, tierra y aire, vehemente, pero tolerante, amante del orden pero de talante liberal. Profundamente eumés y gallego y todo un caballero español.

8.- Sus restos descasan, por su expreso deseo, en el cementerio de la parroquia de Carantoña, al lado de la finca familiar.

Adolfo Rey Seijo podría decir, sin faltar a la verdad, las palabras de Neruda «Confieso que he vivido» .

María del Carmen

adolfo-rey-esposaQuiero dirigir las últimas palabras de mi discurso a su mujer y a sus hijos. Se casó con Mari Carmen Alcalá en Cangas de Narcea el 17 de julio de 1973. Tuvieron 6 hijos: Maca, Adolfo, José, Ignacio, Elena y Yago. Durante los 43 años de matrimonio Mari Carmen fue el sustento vital de Adolfo, habiendo estado entregada totalmente a los hijos y a la casa en el contexto de un marido muy ocupado. Le ayudó, incluso, en las tareas de secretaría y de redacción de su tesis doctoral. Sacrificó su vida permitiendo a Adolfo olvidarse de la intendencia y dedicarse de forma exclusiva a su profesión. Remató la tarea cuidándole con el máximo empeño durante los últimos meses de su vida. No se puede entender la brillantísima trayectoria de Adolfo sin el sustento vital de Mari Carmen».

 

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