El Foro de Amigos de Ferrol recuerda la visita que el Cura de Fruime realizó al astillero de Esteiro el siglo XVIII, visita que luego plasmó en un conocido poema dedicado a los buques del llamado Apostolado.
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Entre los meses de Mayo y Noviembre del año 1752 se puso la quilla de los doce buques del llamado Apostolado en las doce gradas del Astillero de Esteiro.
Los primeros buques botados al agua fueron los navíos Oriente o San Diego de Alcalá y Eolo o San Juan de Dios, ambos en Agosto de 1753, a los que siguieron de forma sucesiva el resto de los buques hasta el último, el Héctor o San Bernardo en Septiembre de 1755.
Todos los buques de la serie eran navíos, prototipo del buque de línea de época, dotados de dos puentes y armados de 68 a 74 cañones. En el siglo XVIII a los buques de la Armada se les adjudicaba un santo patrón que era el sobrenombre por el que eran conocidos, que figuraba en los documentos y que a veces era más popular que el oficial.
de los ilustrados que visitaron Ferrol en esa época fue Diego Cernadas y Castro, más conocido por el Cura de Fruime, un ingenioso erudito, un desigual literato y un incansable versificador, en castellano y gallego. Durante cuarenta y siete años fue el cura párroco de San Martín de Fruime, municipio de Lousame, siendo una persona que nunca se trasladó fuera de Galicia. Escribió tratados históricos, no siempre del debido rigor, y obras de carácter teatral, cultivando la poesía de género satírico, jocoso y festivo, pero siempre manteniendo la defensa de los intereses de su tierra.
Como resultado del viaje realizado a Ferrol, el año 1754 publicó en Madrid su composición poética que tituló «Real de Esteyro. Poema heroyco joco-serio a los doce navíos que se están construyendo de orden de su Real Magestad», utilizando como seudónimo el anagrama de Jacobo Sandacer y Torcás Una vez muerto su autor, el poema fue reproducido en el tomo I de las «Obras en prosa y verso del Cura de Fruime», editadas en siete tomos en la imprenta de Joachin Ibarra de Madrid el año 1778.
La composición poética está dedicada a la «Muy Ilustre Señora Doña Josefa Cayetana Pardo, Marquesa de San Saturnino y Señora de Baltar», con la intención de que fuese la mecenas de su obra y pagase la edición del poema, propósito que no consiguió el autor. A lo largo de las cuartetas del Romance inicial, que dirige a la citada marquesa, hace un largo, versallesco y adulador panegírico de la noble ferrolana:
Mil cosas buenas he visto De las musas de Galicia
en Ferrol; pero en conciencia, sois la madre en acogerlas
pues a vos no os ví, es mentira y por eso en vos la mía
decir que ví cosa buena. busca su madre Gallega.
Sigue luego la composición del Cura de Fruime con una barroca invocación a personajes mitológicos como las Nereidas, Ninfas y Driadas, alabando luego la belleza y cualidades del puerto ferrolano, al que se dirige con el poético nombre de Puerto del Sol como era conocido por los antiguos historiadores. Describe la intensa actividad constructiva del astillero de Esteiro y la labor de los operarios llegados de diferentes lugares hasta completar los quince mil hombres que entonces llegaron a trabajar en las obras del arsenal y astilleros de Ferrol:
A poco trecho, para más adorno,
el Real de Esteyro, población hermosa,
Por el Puerto del Sol fue conocido extendiéndose va por el contorno
el seno del Ferrol antiguamente, en mucha inmensa fábrica costosa:
título que, sin duda, ha merecido, gira la gente en incesante torno,
por ser vuestro palacio transparente. y en continua faena laboriosa,
brotando cada día en aquel caos cuarteles, almacenes y tinglaos.
Más tarde Diego Cernadas glosa en sus versos la construcción simultánea de los doce buques del Apostolado, indicando sus nombres oficiales y su orden de puesta en quilla, rematando con la explicación razonada que hace de los sobrenombres de carácter religioso con que son conocidos, todo ello con su florido vocabulario y su fácil y peculiar manera de versificar:
Allí se están á un tiempo construyendo
doce naves de tan bella estructura
que, aunque á verlas por gradas va subiendo
la admiración, no alcanza a su hermosura.
Vencedor es el nombre del primero; El nombre del undécimo es Brillante,
al segundo le llamaron el Glorioso; Héctor el del duodécimo; mas viendo
al tercero le pusieron el Guerrero; que el primor es en todos semejante,
al cuarto el Soberano,nombre honroso; si es que a su perfección hermosa atiendo,
Eolo al quinto; Oriente al que numero por más que sus diversos nombre cante,
sexto; Aquilón al séptimo furioso; diferencia de nombre la comprehendo;
al octavo Neptuno; y al noveno pues todos son, en fin, en todo hermanos,
Magnánimo; y Gallardo que es deceno. Vencedores, Guerreros, Soberanos.
Continúa el largo poema con un cántico al tamaño y a la amplia capacidad de carga de los buques, describiendo con precisos términos y ajustado vocabulario los diferentes elementos usados en la construcción naval. Se cree que este hábil manejo de los vocablos y frases marineras pudo deberse a sus contactos con marineros y carpinteros de ribera del puerto pesquero de Noia, villa cercana a la feligresía de Fruime donde Diego Cernadas ejercía de párroco:
¿Quién sabrá ponderar las prevenciones
de grímpolas, bonetas, gallardetes,
Cada buque es mayor que de ballena, gumenas, andorinas y motones,
que dicen que a millares las sardinas pinzotes, masteleros, giumbaletes,
embanasta en la panza, y no la llena, cureñas (en que están por sus muñones
que aún le quedan vacías las esquinas. fixas las piezas, o los morteretes),
los guardafuegos, los guardacartuchos,
polipastos, garruchas y garruchos¿
Finaliza Diego Cernadas con un soneto que el autor dedicó «a las obras de Ferrol». En el referido soneto hace un canto al moderno astillero del Real de Esteiro, describiendo la intensa actividad fabril desarrollada por los miles de trabajadores de todas las procedencias y de múltiples profesiones empleados en estas obras, citando de forma expresa la presencia de vizcaínos y bretones:
De Ultonia, Hibernia y Flandes los Soldados Vense bosques de troncos empinados
se ven en Oficiales convertidos; entre selvas de robles abatidos,
Vizcaya da maestros escogidos, confuso el Arsenal a los zumbidos
Bretaña constructores realzados. de enxambres de peones afanados.
Hierbe la obra, y sube á borbollones Porque en Monte Real, Ferrol y Graña
por doce gradas con presteza extraña, la Ensenada hace ser á las Naciones
contándose sus auges á millones. por esta sola uña al León de España.
Por la transcripción Juan J. Burgoa