Octavio Cadelo acusado por la Fiscalía de la Audiencia Nacional de un delito continuado de enaltecimiento del terrorismo yihadista tras ser detenido en el establecimiento que regenta en la calle Concepción Arenal del barrio de A Gándara, en Narón, en la tarde de este jueves, como informó Galicia Ártabra, cuando se encontraba en búsqueda y captura por no comparecer en el juicio oral que se debía celebrar en esa misma mañana, ha pasado a disposición judicial a las diez de la mañana de este viernes ordenando la jueza su ingreso en la cárcel de Teixeiro a la espera de la celebración del juicio pendiente ante la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.
INGRESA EL PRESUNTO AGRESOR DEL MARTILLO
Asimismo ha ingresado en la prisión de Teixeiro por orden del juez de instrucción del número 2 que se encarga de los casos de violencia de género el joven Iván do Espíritu Santo Rodríguez, de 24 años de edad, como presunto autor de un delito de lesiones que podría pasar a ser de tentativa de homicidio, cuando en la madrugada del sábado al domingo presuntamente golpeó con un martillo a su novia rompiéndole la mandíbula.
Como se recordará el acusado del presunto caso de violencia de género una vez cometido el hecho se trasladó desde el domicilio de la paraje, en Narón, al barrio del Bertón y desde el puente de Sartaña se tiró a la carretera de la Trinchera, desde una altura de unos 8 metros fracturándose los tobillos, y por ello sufrió una operación que le fue realizada en el hospital «Arquitecto Marcide» y por la que debe estar sobre una silla de ruedas durante unos 3 meses hasta su total recuperación.
Pero aun así el juez ha decidido que el joven ingrese en prisión tras haber pasado antes, este mismo jueves, por la comisaría de la Policía Nacional de Ferrol-Narón en donde prestó declaración alegando , como lo hizo posteriormente en el juzgado, que era drogadicto y que el día de los hechos había estado consumiendo cocaina no acordándose de lo que había podido suceder.
Aun así el juez decretó el ingreso en la prisión de Teixeiro para evitar posibles riesgos a la agredida e incluso un posible caso de fuga.