De nuevo el circo

Juan Cardona CJuan Cardona Comellas-(www.juancardona.es)

Las elecciones del 26 de junio han clarificado el panorama nacional para dejarlo prácticamente igual al del pasado diciembre. Una gran novedad con respecto a anteriores elecciones en las que ganaban todos, en las actuales ya no es así. El señor Sánchez, con gesto que le traiciona, mantiene que el PSOE ha ganado a las encuestas y se da por satisfecho con el peor resultado histórico de la democracia; una interpretación más voluntarista que imaginativa por eludir el «sorpasso». Rivera se cisca en el señor Victor d’Hondt y le culpa de la pérdida de escaños. En el multi-partido de Unidos-Podemos repudian públicamente la sobreexposición a la que sus «adoradores» le han sometido y han conseguido un nuevo teorema: sumando electores se pierden votos. ¿Y el gran Rajoy? Con una subida «ciudadana», aire de merengue y un buen vino para celebraciones, roza el Olimpo.

La aritmética es similar a la anterior e igualmente de difícil solución, con una diferencia: la suma de Ciudadanos y PSOE tiene menos escaños que el PP, por lo que el pacto o acuerdo programático no ha lugar. Adiós, igualmente, a la vicepresidencia de Iglesias, que tiene una digestión pesada al fagocitar al partido Comunista con su deuda bancaria y exiguos resultados.

Se abre un nuevo escenario. Desde su lugar de privilegio Rajoy espera la sumisión y entrega de Sánchez y/o de Rivera. Se perdona el insulto y descalificación, pero se olvida del «quid proquo»: Don Mariano, hay que bajar a la arena y en algo tendrá que ceder. Es doloroso pegarse «un tiro en el pie» y perder el control absoluto sobre el poder judicial (compartido hasta ahora con el PSOE), reducir al máximo los aforamientos (privilegios compartidos desde la llegada de la democracia con el PSOE), retocar la Ley Electoral (que favorece a los mayoritarios), recuperar competencias cedidas a las Autonomías para una mayor igualdad entre españoles (las listas de «colocados autonómicos» se reduce), poner la lupa sobre la financiación de los partidos, comprobar los patrimonios familiares al dejar la política activa, reducir duplicidades en la Administración y en Sociedades Públicas (la lista de «parados enchufados» aumenta) y sigue y sigue… Viéndolo así, puede que a el PSOE no le interese perder algunos privilegios y en «defensa de todos los españoles» (ellos también lo son) no le den sus votos, ni tan siquiera su abstención (como un si en minúsculas que es). El que puede que sí se apunte es el reformista Rivera, en este caso no creo que don Mariano acepte las previsibles exigencias pues ya se deja entrever la teoría de reparto proporcional; traducido: de cada 11 propuestas solo aceptará 3.

Con este panorama comienzan las negociaciones. Solamente debería haber un par de «líneas rojas»: la unidad de España y el que no existan descalificaciones o vetos apriorísticos. En la lección primera del primer curso de «acuerdos y pactos» se recomienda no mostrar la intransigencia inicial, y trabajar en esa línea para que cediendo en lo propio se llegue al objetivo perseguido. Da la impresión que tanto los nuevos dirigentes del PSOE como Albert Rivera no debieron de acudir a clase ese día o le convalidaron la asignatura por méritos «zapateriles» acumulados en un caso o por pasar de fundador a presidente en el otro. Seriedad señores. Después de repetir curso ya pueden sentarse con el señor Rajoy y compartir su actual edén pensando en España y en los españoles; tal vez el señor Rajoy les «ofrezca algo».

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Un comentario

  1. Me gusto el articulo y sinceramente no se me han quitado las ganas de repartir leña entre esa gentucilla aunque ahora lo haría con un poco mas de esperanza en el futuro.