El resurgir naval

Allá por el año 1941 un ferrolano, José María González Llanos y Caruncho, fundó Astano —Astilleros y Talleres del Noroeste—, pero no fue hasta 1949 que la empresa inició su actividad fabril, instalando el astillero en un modesto cobertizo donde se efectuaban labores de carpintería de ribera.

(Fotos: Manuel Galdo).
(Fotos: Manuel Galdo).

Durante los años que Astano realizó su actividad como empresa salieron de sus gradas 280 nuevas construcciones, la última el 7-8-2003 una barcaza para Statoil-Noruega, entre ellas se incluyen además desde barcos de madera a grandes buques de acero: petroleros, cargueros, plataformas petrolíferas y otros buques de muy diferentes facturas que entre todos pusieron el nombre de Ferrol en lo más alto del baremo de la construcción naval en el mundo.

En su andadura entre Bazán y Astano dieron trabajo a casi 10.000 productores directos y otros tantos o más en empresas auxiliares tanto ferrolanas: Vaycora, Fenya, Cachaza, Indunor, Tecnymo, por citar algunas, como foráneas de gran prestigio.

(Foto: Manuel Galdo).
(Foto: Manuel Galdo).

La coyuntura mundial, el Canal de Suez, los países emergentes y la Comunidad Económica Europea, se encargaron de llevar a mínimos la construcción naval en Ferrol, que seamos realistas subsiste gracias a la dedicación militar del astillero de Bazán —Empresa Nacional Bazán de Construcciones Navales Militares S.A—, después Izar y más tarde Navantia, hasta que recientemente esta última adquiere la titularidad de Astano para dedicar sus instalaciones a construcción naval civil y reparaciones, departamento este último que comparte con la empresa matriz, dedicándose también está a su principal cometido que no es otro que la construcción de nuevas unidades y el mantenimiento de la flota militar con base en Ferrol.

Mientras la ciudad permanece indecisa para definir su futuro sin tomar partido por la continuación, con todas sus consecuencias, de la actividad naval que le dio vida o si por el contrario «sin» abandonar esta optar por la diversificación adaptándose a las demandas del mercado, surge, entre tanto, nuevamente, un empresario foráneo, pero que ya no lo es, que vuelve a realizar la gesta, que en su día hizo D. José María, instalando en Ferrol dos empresas: Blascar y Fincamar, utilizando para ello las instalaciones que los antiguos varaderos ferrolanos de Seoane y González la primera y de Astafersa —antes Gumersindo Paz— la segunda, instalados en La Graña, donde nacieron los arsenales y cuna por tanto del naval ferrolano, volviendo ahora de nuevo a reactivar la construcción y reparación naval en Ferrol y especializándose en medianas construcciones y reparación y reformas de flota en general.

(Fotos: Manuel Galdo).
(Fotos: Manuel Galdo).

A la vista del vacío existente en Ferrol en lo que a pequeñas y medianas construcciones de acero se refiere, y de la poca o nula preocupación de sus gobernantes por dotar a la ciudad de nuevas empresas que generen empleo y dinamicen la ciudad, entre Blascar y Fincamar dan empleo a una media entre 60 y 80 productores, tiene que ser un industrial foráneo, Manuel Caamaño, gerente de Blascar, procedente de O Freixo, en Outes, en la Ría de Muros, donde tiene otro Astillero, quien en su afán de continuar con la tradición familiar de las nuevas construcciones y reparaciones navales decide instalarse en nuestra ría. Bienvenido.

Manuel Galdo

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2 comentarios

  1. Pues bienvenido sea y que dinamice la contratación de nuestros titulados en todas las ramas industriales desde la FP hasta la Universidad.