(Norberto de la Mata Alonso). Cinco años después de su llegada al Bierzo, el entrenador del Embutidos Pajariel Bembibre, Chiqui Barros, alcanzará este domingo, en el partido ante Conquero Huelva Wagen, la impresionante cifra de 150 partidos oficiales en el banquillo del equipo rojillo. Una cifra casi impensable para el ferrolano cuando llegó a la capital del Bierzo Alto en 2010, pero que así los cumple junto a Raquel Álvarez, la que ha sido su compañera en estos años al frente de la dirección técnica del club berciano.
Cinco años dan para muchas vivencias, pero Barros no se olvida de cómo se produjo su fichaje por la entidad berciana. «Me llamó el director deportivo, José Luis Velasco. Me sorprendió, pues iba a seguir en Ferrol. Vine sin saber qué era esto más que de haber venido a jugar, y cuando me fui estaba convencido de que iba a decir que sí. Fue un primer contacto fantástico. Velasco fue el que apostó por mí, el que me trajo», concreta.
José Luis Velasco
Del director deportivo, de hecho, sólo tiene palabras buenas: «Somos amigos –creo que es recíproco, precisa-, le soy muy leal. Lo hablamos y discutimos todo, pero siempre coincidimos en que lo importante es el equipo y todo lo hacemos en equipo. Es un directivo de los que hay muy pocos, con un valor fuera de lo normal. Vine por él y siento lo que siento aquí por él. Es como un hermano mayor, nuestra relación es extraordinaria. Lo quiero mucho», apostilla.
De su debut como técnico del Club Baloncesto Bembibre, el 9 de octubre de 2010 en Pontevedra ante el Arxil, recuerda que «estaba nervioso. El objetivo era volver a una fase de ascenso, era importante empezar bien con un equipo totalmente nuevo -entrenador y cuerpo técnico nuevos, aclara-. Nos costó, pero ganamos y fue el inicio de lo que desembocó en la fase de Zamora y en el ascenso del año siguiente», explica.
De aquel estreno guarda un grato recuerdo, pero asegura el gallego que no pensaba cumplir los 150 partidos al frente del banquillo bembibrense. «Siempre soy optimista porque tengo mucha confianza en mí mismo. Siempre me he adaptado a los sitios, pero nunca pensé que fuera a tener un grado de adaptación tan absoluto. Es una simbiosis con Bembibre, con El Bierzo y el club», remacha.
Fueron dos temporadas en Liga Femenina 2, al final de las cuales vio cumplido el sueño de su amigo Velasco: el 13 de mayo de 2012 el Club Baloncesto Bembibre logra el ascenso a Liga Femenina. «Uno de los mejores días de mi vida deportiva», rememora Barros. “Sabía que íbamos a ascender, se lo dije a las jugadoras antes de ir a Huelva. Es un equipo que debe estar escrito con letras de oro en El Bierzo y todo el baloncesto leonés. Un equipo grandioso que todo lo ganó con esfuerzo y en la cancha», enfatiza.
Difícil estreno en la Liga Femenina
El primer año en la máxima categoría fue muy complicado, si bien aportó muchas enseñanzas a Chiqui. «Fue un año maravilloso, tengo un gran recuerdo de aquel equipo. La mayor satisfacción es que lo que ganamos lo seguimos ganando en la cancha de juego. Fue un mérito excepcional de las jugadoras, fruto del trabajo», resume el ferrolano, muy agradecido por el apoyo recibido.
«Me resultó sencillo porque todo lo que recibí de Velasco fue apoyo. Estaba tranquilo con el trabajo; sabía que éramos los mayores candidatos al descenso, pero estaba convencido de que no íbamos a descender. Todo desemboca en aquel día final en que se confirma nuestra permanencia incluso antes de jugar con Perfumerías Avenida, después de ganar un partido de mucho mérito en Zamora y de hacer una segunda vuelta muy buena».
Segunda campaña en la Liga Femenina
La segunda campaña fue una sorpresa. En ella el club del Bierzo Alto se convirtió en la revelación de la máxima categoría al alcanzar las semifinales de los playoffs. «Fue una temporada muy buena, como todas, con momentos difíciles, pero aquel triunfo ante Zaragoza en el primer partido nos dio confianza y nos hizo sentir fuertes. Desembocó en el cielo. Ganas dos partidos a Avenida, con todo lo que es en España y en Europa. Un año maravilloso, espero que no irrepetible», certifica.
El remate del histórico curso deportivo fueron dos semanas inolvidables. Después de la histórica victoria en Würzburg el 29 de marzo de 2014, vino la del 10 de abril del mismo año, también ante Perfumerías Avenida, pero esta vez en Bembibre. «Estaba convencido de que íbamos a ganar», señala Barros, que vivió aquel play-off como una auténtica locura. «Acabé que no podía más. Quedé exhausto», concreta el técnico de Embutidos Pajariel Bembibre.
Consolidación entre los mejores
La tercera campaña en Liga Femenina fue positiva para el ferrolano porque, dice, «conseguimos consolidarlo. Una temporada maravillosa, con una quinta plaza después de un año en que se logró un éxito anormal. Es fácil caer después de eso, pero no lo hicimos», asevera el preparador gallego, que recuerda que «el objetivo de este equipo es seguir existiendo y para ello se necesita la permanencia».
La 2015-2016 está siendo, según Barros, «una temporada bonita, fascinante como todas. Hemos pasado momentos muy difíciles después de un momento por encima de nuestras posibilidades; ahora nos hemos recuperado. Le doy mucho mérito a lo que ha hecho el equipo. Contento con las diez victorias, de la posición que ocupamos -el séptimo puesto-, deseando que la permanencia llegue lo más pronto posible -sin obsesionarme, aclara- y dispuesto a pelear por una gran clasificación».
Chiqui y Raquel: una amistad más allá del banquillo
Muchas personas son y han sido importantes para Chiqui Barros en estos años en la entidad rojilla. Raquel Álvarez, su ayudante, cumple también 150 partidos en la dirección técnica del equipo bembibrense. El ferrolano sólo tiene palabras de halago para la gallega. De «insustituible» la califica el técnico rojillo, que no sólo destaca su «importantísima labor», ya que asegura que es «mi amiga».
En la misma línea, ella considera que «nuestra relación ha pasado de ser profesional a personal. Nos conocíamos, pero no para tener esta relación a la que nos llevado lo profesional. Siempre digo que es una gran persona y un gran entrenador. He aprendido mucho con él; nunca podré trabajar con nadie como con él, ni me planteo esa posibilidad. Siempre le agradeceré esta oportunidad», apostilla.
Álvarez ha estado con Barros durante este tiempo al frente del equipo berciano, un periodo que, en lo personal para la lucense, «ha sido ir creciendo cada año. De estas seis temporadas junto al ferrolano», Álvarez recuerda que «el primer año jugamos una fase de ascenso en que quizá el equipo no estaba lo maduro que debía para lograrlo». Sí lo hizo al siguiente, que fue, según la preparadora lucense, «un gran año en que logramos algunas victorias jugando muy bien y desarrollando muy buen baloncesto».
«El primer año en Liga Femenina fue de mucho sufrimiento, pues al equipo le costó adaptarse al ritmo de juego», añade la asistente de Barros, quien opina que esa temporada, como entrenadora, «fue de mucha riqueza porque aprendí muchas cosas. El salto no parecía tanto, pero lo era en detalles y aspectos técnicos. Los siguientes años son los mejore de la historia del club, en los más he disfrutado entrenando», certifica.
Seis temporadas con muchas personas importantes
Aparte de Raquel y Velasco, Barros destaca la importancia de otras personas como Amparo y Leoncio, que «me ayudaron mucho -recuerda- cuando llegué». También Gilda, eterna capitana, a la que considera «una persona clave, la jugadora más importante de la historia de Bembibre por ser de aquí. Con Irene Salgado, la más importante hasta que se retire Monty. «Una palabra oportuna, cariño. Desde que dejó de jugar, siempre me apoya», destaca.
No se olvida tampoco de «dos personas que han estado -indica- muy cerca del equipo, Alfonso Sierra y Roberto Carlos Martínez, que quien los tiene a su lado sabe lo que valen». También Verónica González en su papel de delegada; los directivos, con Alfonso Méndez, el presidente, a la cabeza; el jefe de prensa,… También recuerda con cariño a toda la gente que ha estado en la corporación municipal, encabezados por el alcalde, José Manuel Otero, y el concejal de deportes, Serafín Vázquez; las fisioterapeutas, Ana y Cris; la gente que cuida el pabellón. «Hay unos nombres que resalto, pero estoy agradecido a todo el mundo», subraya.
Muchas jugadoras han pasado por el equipo bembibrense en estas seis temporadas con Barros en el banquillo, de las que el ferrolano, dice, «tengo el mejor recuerdo». No obstante, de entre las que no están en el equipo berciano y no juegan en Liga Femenina actualmente, destaca unas pocas: Cristina López, Vero Alonso, Irene Salgado, LaNedra Brown y una más, que estaría entre Melissa Dennett y Gilda Silva, serían su quinteto ideal.
Monty
Aún pertenece a la disciplina del equipo rojillo Monty, la actual capitana, que cumple la novena temporada en las filas bembibrenses y con 216 partidos a sus espaldas. Sólo puede tener palabras de elogio para su entrenador. «Son seis años y después de tantos partidos y tantos entrenamientos sólo con mirarnos ya sabemos lo que quiere el uno y el otro. Nos entendemos muy bien», especifica la pívot.
«Como entrenador, es el mejor que he tenido porque ha sacado de mí lo que nadie consiguió», agrega Monty, que cree que con él «he mejorado todo. Me ha sabido transmitir toda la confianza que tiene en mí y eso me hace jugar tranquila», explica la jugadora canaria, quien en lo personal considera que «Chiqui es mi amigo. Fuera de la cancha sabemos que nos tenemos. Si nos pedimos cualquier cosa, sabemos que responderemos. Va más allá», remacha.
Eli Vivas y Alba González, agradecidas con Chiqui
La otra capitana, Eli Vivas, en Bembibre desde 2012, sólo tiene palabras de agradecimiento para el técnico gallego. «Por algo llevo cuatro temporadas aquí. Por el club, por Chiqui y Raquel, que son parte importante de esto. Bembibre apostó por mí, me dio la oportunidad de debutar en Liga Femenina y llevo cuatro años con el mismo cuerpo técnico», comenta la tinerfeña, que considera «muy importante sentirse bien en la pista y fuera. Cuando en un sitio apuestan por ti tienes, no la obligación, pero sí que quieres recompensarlo de alguna manera. De la mejor manera que puedo hacerlo es en la cancha», rubrica.
Otra de las jugadoras que se ha convertido en un referente es Alba González La ponferradina, que cumple su sexta temporada en el club, asegura que «Chiqui es una persona muy importante para mí, un amigo de verdad. He aprendido mucho, y no sólo dentro de la pista», precisa la canterana, que no se olvida de Raquel Álvarez, quien alcanza también la efeméride de los 150 partidos. Alba considera que la lucense y el ferrolano «son mis padres deportivos» y por ello les agradece todo el apoyo que le ofrecen tanto en lo deportivo como en lo personal.
Tras jugar en las categorías inferiores del club del Bierzo Alto, se ve como «un ejemplo de que con trabajo se puede llegar».
Barros, orgulloso del crecimiento del club
En lo personal, Barros asegura sentirse «afortunado porque entreno al equipo que quiero, del que soy aficionado y socio. Al que amo», incide el ferrolano, que apunta que «me siento muy querido y vivo donde quiero vivir. En lo personal me siento recompensado», concreta el preparador gallego. En el plano más institucional, Barros se congratula por «el gran crecimiento de la masa social y lo que hemos conseguido. Esto es un trabajo de equipo, es como una familia. Tengo mi parte, pero hay mucha gente detrás», remarca.
De cara al futuro, prefiere no pensar a largo plazo. «No me planteo llegar al partido 200, sino ser el mejor entrenador para Bembibre. Si algún día veo que no lo soy, daré un paso a un lado y seguiré mi carrera en otro sitio», puntualiza. «No creo en los ciclos, sino en la capacidad de reinventarse sin perder la esencia. Lo mejor está por llegar. Estamos cerca de ser un clásico del baloncesto femenino de élite, un histórico, y ésa es una de mis ilusiones», afirma el técnico del Embutidos Pajariel Bembibre, quien se propone varios retos: «que cada vez más jugadoras quieran venir, seguir haciendo que mejoren y seguir llevando el nombre de Bembibre y El Bierzo, que es una satisfacción muy grande».