No queremos sillones, sólo ministerios

Juan Cardona CJuan Cardona Comellas- (  juan@juancardona.es)

Han pasado más de 60 días desde las elecciones, y continuamos sin gobierno. En una escena propia de «sopa de gansos»: Señor, le dejo pasar para que usted pase a pasarme la opción de no dejarlo pasar. La situación le puede hacer gracia a algún dirigente; pero si ven en el futuro el peligro del populismo, lo que deberían de hacer es llorar y trabajar. Lo primero es fácil…Lo segundo exigiría diseñar un programa de legislatura que cediendo unos y otros fuese lo suficientemente consistente para aguantar personalismos y partidismos. No hace mucho al señor Monedero le preguntaron que dijese un defecto de su amigo Iglesias; dudó unos instantes y sentenció: «su soberbia intelectual». No creo que sea exclusivo del secretario general de Podemos. Se puede aplicar a otros dirigentes. Analizando el «conceto» (versión Manquiña): El menosprecio y el envanecimiento no es exclusivo de Iglesias; y la segunda parte «dedicado al cultivo de las ciencias y las letras» es común a muchas señorías, eso sí: con aprobado raso. La soberbia descrita desemboca en la prepotencia (Que abusa de su poder o hace alarde de él).

No son capaces, por mucho que se esfuerce el señor Rivera, de diseñar un programa, que sea la intersección de los programas electorales de la mayoría. Cada uno de los tres primeros se sube, por turno televisivo, a la columna de Pericles y condicionan el proceso: Yo, o nadie; Tú, ni soñando; o Tú, pero… con este gobierno que te preparo, son las propuestas actuales. Como se ve no estamos configurando un programa de gobierno, estamos exclusivamente ante un «reparto de poder». Todos los políticos en campaña dijeron que no querían sillas o sillones; no cabe duda que tenían razón, no quieren sillones, ni un cargo, ni una secretaría con asesores y demás, quieren solamente: ¡Un Ministerio!, no uno, si no seis o siete agrupados en una vicepresidencia ejecutiva. ¡No sabe nada el señor Iglesias! Esta es mi parcela y en función del criterio proporcional de votos (criterio empleado ahora, a posteriori) gobernar áreas completas sin contar en ella con los socialistas que suman menos votantes que Podemos, Las Mareas, En Común, Compromís e Izquierda Unida juntos. No solamente hay que fijarse en el montante económico de los Ministerios sino en la influencia política que tienen. El gran cambio no puede acometerse debido al bloqueo del PP para modificaciones en La Constitución; pero el gobierno resultante tendrá en sus manos y será su responsabilidad solucionar el problema catalán independentista y al que se suma el vasco, con la ETA echando la patita por debajo de la puerta.

Las organizaciones «espontaneas» de la «gente» del «Nunca máis», «No a la guerra», «15 M» y de las organizaciones municipales de las grandes capitales en las últimas elecciones, se asientan para quedarse. Qué nos queda por ver: ¿Estamos preparados para aplaudir, al hombre de paz, Arnaldo Otegui presidiendo el gobierno vasco y exigiendo la anexión de Navarra? ¿Cómo parar los pies al señor Puigdemont en Cataluña? No son cuestiones menores, todo esto sin contar con las pequeñeces que supone rebajar el paro, asegurar las pensiones, sostener el estado de bienestar, acortar las desigualdades o elevar el techo en educación o formación, etc. Se me olvidaba, Podemos tiene la solución de mano aumentando el gasto público en 96.000 millones en cuatro años (en sanidad, educación, en mejorar las pensiones, la dependencia, la renta garantizada, transición energética y en inversiones públicas). La recaudación total por IRPF excede algo los 70.000 millones y el IVA no llega a los 60.000. ¿De dónde va a sacar el dinero? Tengo una leve sospecha: de la clase media trabajadora. Tiempo al tiempo… ¿El déficit? Lo arregla la UE sin más (esa parte la desarrollará Alexis Tsipras). Ante estos hechos, hay que preguntarse ¿Cuál es la Solución? ¿Estamos abocados a nuevas elecciones? Si la respuesta es sí, por favor sin caretas y mojándose.

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