Tiempo de incertidumbre

veloso-articuloramonveloso@ramonveloso.com

Escribo estas líneas desde la preocupación a unas horas de la constitución del Parlamento español. Después de la forzada elección del Presidente de la Generalitat en propias palabras del repudiado Mas, «lo que la urnas no nos dieron directamente se ha tenido que corregir a través de la negociación», los Grupos Parlamentarios están exigidos a buscar acuerdos para garantizar la gobernabilidad y la reforma constitucional.

Con este panorama, Rajoy incide en una gran coalición encabezada por él; Sánchez reniega de él y su partido; Iglesias atado en corto por sus socios catalanes; Rivera ansioso y despistado; para completar el escenario, el Rey deniega recibir el nombramiento de Puigdemont de mano de la Presidenta del Parlamento Catalán.

Una vez constituidas las Cortes, urge abrir negociaciones para consensuar un Presidente del Gobierno de España condicionada por dos hechos. En primer lugar, sabíamos de la influencia del contencioso catalán, por eso una vez hay estabilidad institucional en Cataluña se necesita en España un Parlamento y un Gobierno sólidos para negociar un nuevo encaje territorial. En segundo lugar, la correlación de fuerzas de las Cortes Españolas, muy segmentado en el Congreso con mayoría absoluta popular en el Senado. En definitiva, Cataluña y la composición de las Cámaras son el terreno de juego en que nos movemos para administrar el remedio al desempleo, la desigualdad y la corrupción así como asegurar la convivencia mediante la reforma constitucional.

Así las cosas, no parece conveniente que el Partido Popular se empecine en mantener la propuesta de Mariano Rajoy para presidir el Gobierno, especialmente cuando van coincidir en el tiempo enredos jurídicos de los populares con importantes debates políticos. No es bueno que se entremezclen. Ante esta situación, la salida ordenada de Rajoy es lo más aconsejable. Escribí antes del proceso electoral catalán y del español que había dos cadáveres políticos, Más y Rajoy. Al primero lo acaban de echar después de un agónico proceso. El segundo puede evitar ese trance apartándose a tiempo. Mariano Rajoy tiene escasas posibilidades de ser Presidente del Gobierno.

Ahora, la reforma constitucional pasa a ser el objetivo prioritario, especialmente desde la elección de Puigdemont, que apremia a Pedro Sánchez a buscar y facilitar un amplio consenso parlamentario sin excluir a los populares, además de la dificultad de un acuerdo exclusivo de los socialistas con Ciudadanos y los fragmentados podemistas para esta  meta. Si así fuera, la reforma constitucional no tendría cabida. Un acuerdo que excluya al PP sólo garantizará acuerdos de corto plazo con graves consecuencias para el país.

En definitiva, la marcha de Rajoy es el primer paso. El siguiente, corresponde a Pedro Sánchez propiciar el adecuado consenso parlamentario. A partir de ahí, si los Grupos Parlamentarios no facilitan al Rey la propuesta de un candidato viable, al propio Jefe del Estado le corresponde propiciar el acuerdo de un aspirante con posibilidad de ser investido Presidente de Gobierno.

 

 

 

 

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Un comentario

  1. dolores fernandez

    Señor veloso,sinceramente cree usted.que el señor SÁNCHEZ.que lo único que hizo fue salir en las tertulias de la televisión,esta capacitado para ser presidente de esta pobre ESPAÑA ,yo nose quien sera el mejor
    Pero como están las cosas .recuerdo a mi pobre madre que decía (jesusito jesusito que me quede como estoy),