Pues resulta que los de siempre, todos, los peperos, los sociatas, y ahora también los del batiburrillo político existente en la actualidad, aunque no es nada nuevo, se dedican a limitar, entorpecer, dificultar la circulación rodada en Ferrol, con las consecuencias que esto tiene, principalmente para el vaciado masivo de moradores y visitantes varios a la ciudad basando y justificando esta actitud con las directrices -protocolos, que están muy de moda ahora- relativas al ahorro energético y/o la contaminación, monsergas.
Cierto es que la contaminación ambiental es preocupante -cada vez más- a nivel mundial, pero en Ferroliño, lo que se dice en Ferroliño, eso es un cuento más grande que la «boina» esa que tienen los madrileños encima, aquí los nordeses, los lestazos y las borrascas son más que suficientes para airear nuestra ciudad y mantenerla dentro de unos límites de polución tolerables. Está claro que esto no debe ser argumento para evitar reducir en lo posible la contaminación planetaria, pero de ahí a vaciar la ciudad por mor de las actuaciones realizadas con este fin me parece un poco exagerado.
Se me antoja este como un nuevo golpe a la supervivencia de la ciudad como tal, que pronto, de seguir así, cerrando calles al tráfico rodado la convertirán en una ciudad fantasma. Por si esto fuera poco tenemos que soportar la presencia de las sempiternas obras, que si bien son necesarias creo se debería evitar hacerlas todas a la vez, ya que con ellas sufrimos la usurpación, con la connivencia del ayuntamiento, de las plazas de aparcamiento destinadas al uso y disfrute de los automovilistas, privándolos de su utilización en beneficio de quienes las obras efectúan y permitiendo a las empresas que las realizan montar unos corralitos en el medio de la calle, a modo de almacén, y todo ello con el consiguiente beneficio para las arcas públicas, será por eso, claro.
Es curioso que en esa dinámica de vaciado poblacional continuo a la que nos tienen sometidos nuestros gobernantes el siguiente paso, que por ahora es secreto, será la imposición de un diezmo, no para el rey sino para las arcas públicas, con el argumento de, para compensar el gasto que les supondrá a los usuarios, poder realizar una visita a la ciudad fantasma.
Pero resulta, que lo que Ferrol necesita es justamente lo contrario, dinamización, no vaciado paulatino de la ciudad que es lo que están consiguiendo con estas políticas equivocadas.
Poco nos duró aquel tiempo de bonanza ensombrecido únicamente por algunas desgracias ocasionales y otros episodios varios que vale más no recordar. La reconversión naval, que aún hoy estamos sufriendo, cuyo nombre le vino dado por la intención -solo eso- de «reconvertir» la industria naval civil en algo sostenible, ya que a la vista de los tiempos que se avecinaban todo parecía indicar la necesidad real de hacerlo, pero que años después vistos los resultados de todos es sabido que no se atrevieron a llamarla por su nombre desmantelación naval, que fue lo que realmente consiguieron, ya que para efectuar aquella reconversión pretendida quienes nos la impusieron se olvidaron de aportar en el mismo paquete «gestores» capaces de llevar a buen fin una diversificación industrial de la que, aún hoy, tan necesitados estamos los ferrolanos. Se inicia entonces con la inactividad en la construcción naval civil la destrucción masiva de empleo, y lenta, muy lentamente, por ende, el índice de ocupación de los trabajadores ferrolanos desciende alarmantemente año tras año, pero nada de industrias alternativas para solucionarlo, nada de otras ocupaciones fabriles que absorbieran a los trabajadores que durante ese tiempo, como con cuentagotas, fueron engrosando las listas del paro, y lo que es peor, lo que viene luego, cuando este se acaba, el subsidio. Así empezamos y años después así seguimos, nadie hace nada.
Hora va siendo que algún gobernante local se preocupe de una vez por todas de reactivar la ciudad facilitando, fomentando y promocionando la instalación de nuevas empresas que creen empleo y dinamicen la ciudad, en vez vaciarla. Reactivación industrial, podrían llamarle.
De acuerdo en todo. Además es hora de que nos conecten por tren con Lugo a través de As Pontes y Villalba y que pongan el tren a La Coruña en el Siglo XXI. Estas dos obras deberían ser la prioridad una vez conseguido el encauzamiento del tren a Caneliñas y de la EDAR. Con eso y un fomento decidido a la fusión Universidad-Empresa y un programa naval militar con cabeciña a Ferrol no le hace falta «más nada» (hay que tener en cuenta que cuando se acaben la F-110 habrá que renovar el Galicia y el Patiño, hacer más BAM y mantener a todos, y que cuando se acabe con todo eso el Castilla, el Cantabria y las F-100 tendrán que empezar a ser sustituidas… en realidad es sencillo ¿Cuántos barcos tiene la flota, cuánto se tarda en hacer un barco, cuánto dura un barco?).
Y que tiren la Plaza de Armas y hagan un aparcamiento en condiciones, público, grande y asequible para residentes y visitantes.
Vamos, que no es tan difícil, la verdad.