Cuando uno se acostumbra a 30 años en el poder gobernando con un férreo clientelismo, es lógico que uno piense que es el dueño del cortijo, que él acierta y que automáticamente todos los que le llevan la contraria se equivocan.
Es lo que le paso a TEGA en el último mes. Más allá de la risa que provocan cuando hablan de ética política en un joven que, a pesar de serlo, tiene una memoria política elevada en su recuerdo, uno no sabe si reír o llorar cuando la cacicada a cometer es tan grande que se les va de las manos. Y es que hasta para eso hay que tener cierto tino, que era de lo que podía presumir Gato en su acción política, y que es de lo que carece un alcalde tan desastroso como José Manuel Blanco.
Y es que cuando uno se encuentra en éstas lindes, no se espera que un colegio no se digne a rendir culto al cortijo. Es lo que pasó en el Ponte de Xuvia, donde a la concejala de Ensino, Carmen Espada, con el beneplácito del señor alcalde, no se le ocurrió otra cosa mejor para alegar su falta de rigor en la gestión que dar al colegio unas circulares poco éticas donde, aparte de mentir, hacía un uso propagandístico en contra de la Xunta y del Partido Popular con fines y beneficios propios.
Esta actuación obtuvo, como no podía ser de otra manera, la negativa tanto del director del centro – en una impecable actuación llena de lógica y de responsabilidad institucional – y de la jefatura territorial de Educación. Ante esta reacción, la concejala de Educación tuvo a bien criticar ferozmente a este director del centro, en su ausencia, en una reunión con los representantes de los colegios donde él no se encontraba presente, lejos del respeto y de la cordialidad que debe regir una institución tan seria – por mucho que los que la gobiernan no lo deseen así – como es la del Concello de Narón.
No quedó ahí la cosa. El alcalde y su séquito, descontentos con los acontecimientos, mandaron a funcionarios del Concello a repartir dichos folletos propagandísticos – panfletos, oigan – a la salida del colegio, para que los niños “informaran” a sus padres. Esto es, en el transcurso de una utilización de funcionarios públicos en beneficios políticos propios, de paso trataron de usar a escolares de menos de diez años de edad como correa de transmisión política en un deleznable acto propio de épocas pasadas no muy halagüeñas.
La estampa sería de risa si no fuera por la seriedad de la institución y el descrédito institucional al que la someten. El séquito no sabe ya como sostener el cortijo, y el que se acuesta con niños se levanta meado.
(*)-Es presidente de NN.GG. de Narón