De Abelardo Miguel a Xoan Rubia y la grandiosa sencillez de Catro Vellos mariñeiros

maria-fidalgo-aMaría Fidalgo. Doctora en Historia.

Mis trabajos sobre la identidad gallega en el arte me condujeron inexorablemente al estudio de los inolvidables hombres del Rexurdimento, sobre todo a Risco, que se convirtió en totem recurrente de mis investigaciones. Estos análisis no hicieron más que confirmarme desde un punto de vista teórico la existencia de ese “algo” que posee Galicia, el intangible poder de una fuerza telúrica diferencial. Como a muchos gallegos de la diáspora, mi adn galaico me aboca a una nostalgia doliente, aliviada por la certeza de que “A terra Nai” será la última morada que a algunos nos llama como cantos de sirena.

Fui madre muy tardía, de un niño concebido en Galicia pero nacido en terra allea. La naturaleza me premió con un auténtico rapaz de los maravillosos cuadros de Sotomayor, de piel blanquísima, casi nívea, que enrojece como la de los paisanos célticos de las aldeas por el calor y el bon Xantar y el pelo rubio rojizo como lo tenía su abuelo Fidalgo, y muchas vacas de pura raza galega. Desde tierras sureñas, canté en gallego a mi vástago para que fuera oyendo desde la cuna la Lengua de Rosalía. La primera canción que aprendió después de los dos versos más airosos y heróicos de nuestro himno -Fogar de Breogán / De Breogán- fue “Catro Vellos Mariñeiros”. ¿Por qué le enseñé esa y no otra?…. Tal vez por su ritmo tan axeitado para mecerlo en mis brazos, tan alegre y pegadizo o porque me encantaba su letra con esos mariñeiros que volvían a casa con el refrescante olor a salitre… y que nunca imaginé de otra manera que pintados por Abelardo Miguel en sus dornas y gamelas de Pontedeume.

(Mariñeiros, de Abelardo Miguel.1959)
(Mariñeiros, de Abelardo Miguel.1959)

Casualidades de la vida, mi Tesis Doctoral había sido casi una cruzada intentando recuperar, y a la vez reivindicar, la figura de Abelardo Miguel, «O pintor de mariñeiros” el inmenso artista eumés al que conocí de niña a través de la profunda amistad que le unía a mi padre Manuel Luis Fidalgo y que tanto me marcó al crecer entre sus cuadros. Tras su muerte había sido sepultado por el peso del olvido más absoluto.

Fue un trabajo arduo pero enormemente gratificante. Pocos creyeron en mi proyecto y muchos intentaron disuadirme, ya que desconfiaban de la entidad de lo que parecía ser un discreto pintor local, casi un artesano. En este difícil y apasionante camino me acompañaron colaboradores inesperados, dos de los cuales sin apenas conocerme, se contagiaron de mi pasión por la investigación de la obra del pintor , y creo que no exagero cuando digo que pusieron en ella la misma ilusión que yo, los profesores Carlos López Pedreira y Javier Travieso, cuya ayuda fue inestimable. Con el tiempo pude demostrar en las altas instancias, la universalidad del artista, su inmenso talento como creador y el valor de su identidad, completamente original y existencial en la pintura gallega.

(Primera versión de Xoan Rubia)
(Primera versión de Xoan Rubia)

En una de las primeras conferencias que di sobre Abelardo Miguel, Xoán Rubia fue mi brillante presentador. Xoán es muy conocido en su faceta de cantante folk, pero además es un excelente orador y columnista en lengua gallega, que domina con maestría, lo que le convierte en rara avis entre la intelectualidad ferrolana, que en su inmensa mayoría, osa manejar el castrapo en los actos públicos de una manera sonrojante. El padre de Xoán era gran amigo del pintor y nunca faltaba a sus exposiciones. En aquella conferencia también me acompañó uno de mis dos caballeros andantes, el profesor Javier Travieso. Días después me confesaría que le sorprendió encontrarse con Xoan Rubia, aunque su presencia en cierta manera le dolía porque le recordaba la injusticia que suponía que popularmente se le atribuyese la autoría de Catro Vellos mariñeiros, cuando era un tema que había sido compuesto por su padre José Travieso Quelle.

(José Travieso Quelle)
(José Travieso Quelle)

José Travieso Quelle, escritor viveirense ( 1918-2005), trabajó en los diarios La Noche y El Correo Gallego. Además de periodista y columnista con el pseudónimo de Jotraque, destacó como virtuoso intérprete de violín y compositor de canciones que llegaron a alcanzar gran popularidad tanto en su Viveiro natal como en toda Galicia. Entre ellas estaba el Catro vellos mariñeiros, una de las canciones más grabadas y cantadas en la historia de la música popular gallega. La primera grabación fue la del duo María e Xabier en los años 60 y la más conocida fue la versión folk-pop del mugardés Xoán Rubia en 1972, acompañado nada menos que del peculiar trío La-la la. Desde entonces la ha interpretado con diferentes y atinados arreglos y es, sin lugar a dudas, el tema por el que es más recordado. En un reciente e interesantísimo programa de la RTVG “No bico un cantar” , Rubia manifestaba la gran importancia del tema en su trayectoria.

Esta canción no sólo es una bella y alegre melodía, es todo un homenaje al durísimo trabajo marinero, y en el canto colectivo adquiere dimensiones casi épicas dentro de su asombrosa sencillez. José Travieso la compuso en Santiago, al compás de una guitarra en la taberna O Sete Velo de la emblemática calle del Franco. La pieza tenia seis hermosísimas estrofas más que las que suelen cantarse y se basaba en cuatro mariñeiros que existieron,- uno de ellos era su propio abuelo-. Reflejaba la gran nostalgia que sentía desde tierra adentro de su Viveiro natal y recogia la emotiva estampa que permanecía vívida en su corazón y en su memoria, de esperar a su abuelo volviendo a casa. Y aunque el tema habla de la esperanzada imagen de los marineros retornando ó seu lar, en la alegría por su llegada iba intrínseca la tristeza por los mariñeiros que no volvían y morían en el mar.

(Los valentines)
(Los valentines)

Compuesta en 1940, recién terminada la guerra y con apenas 22 años, nunca registró la famosa composición. Jamás pensó el alcance que tendría. Poco sabía de la Sociedad de Autores, y hoy aunque es indiscutible la autoría de José Travieso, en el momento que la canción se populariza sin registrar pasa a convertirse en “canción popular”…. que es su consideración actual.

Catro Vellos mariñeiros está reivindicado como himno de la Mariña Lucense, pero es mucho más que eso. Es una canción que se queda dentro de uno para no irse jamás, y cada vez que se canta en el recuncho de una taberna, en una romería o en cualquier celebración, asoma la parte más pura y profunda de Galicia. Como un canto de la tierra al colectivo marinero, en el que junto a la comunidad labriega como Castelao afirmaba, reposan las esencias más auténticas de Galicia… El clásico binomio etnográfico Terra-Pobo de Risco.

Y yo, hablándole a Javier Travieso de la identidad de los marineros de Abelardo, y él con la gran humildad de no revelarme que todo lo que yo le pudiera contar y escribir estaba ahí, en la canción de su padre. Catro Vellos mariñeiros.. Valioso Patrimonio Cultural Inmaterial de Galicia. Sólo por ella José Travieso Quelle merece estar en un lugar destacado de nuestras letras galegas. Y junto a él, Abelardo Miguel, Ramiro Fonte y tantos otros que no tienen el reconocimiento que merecen, pero que sus obras hablan del profundo amor a Galicia y a sus gentes y que sin lugar a dudas viven en el Valhalla de los Gallegos ilustres para la eternidad.

 

 

 

 

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