Los encargos, casi todos de asistencia técnica o reparaciones, suponen una carga de trabajo inferior en millones de horas a la de los gaseros
(ED-x Rubén Rodríguez)
Las sombras que planean sobre los cuatro gaseros de Repsol y Gas Natural, el clavo ardiendo al que se agarra Navantia para conseguir carga de trabajo, han despertado la indignación de los trabajadores del astillero público, que ven cómo se diluyen los encargos y las plantas caminan hacia la paralización. Los números son significativos. Los astilleros controlados por la SEPI cerraron las cuentas de 2011 con pérdidas de 43,2 millones, y las de 2012 con números rojos de 78,2 millones. Pero más allá de los resultados contables, la peor noticia es el progresivo deterioro de la cartera de pedidos, que superaba los 6.000 millones en 2007. En la actualidad, el valor de los encargos en cartera ronda los 1.500 millones.
Mientras el Gobierno intenta forzar la negociación para que los gaseros se queden en Navantia y en Ferrol continúan esperando por el flotel de Pemex, lo cierto es que no se vislumbran señales de reactivación. Los astilleros que preside José Manuel Revuelta han presentado alrededor de 110 ofertas en lo que va de año para conseguir contratos, informan en la empresa. Han fructificado solamente cinco. No se espera que cuajen muchas más antes de que finalice el año. Navantia cuenta con anunciar su participación en la construcción de un megabuque anfibio para la armada turca en los próximos días, un concurso que Turquía lleva posponiendo todo el año y que implicará para los astilleros públicos trabajos de asesoría técnica y transferencia de tecnología. Ahí finalizan las expectativas si Repsol Gas Natural o Pémex no lo remedian.
Navantia, asistencia técnica y reparaciones
No es ninguna sorpresa que entre los contratos logrados no está la construcción de barco alguno. Los encargos son básicamente de asistencia técnica y reparaciones. El más importante es el acuerdo para el mantenimiento de los cuatro destructores estadounidenses que serán desplegados durante 2014 y 2015 en la Base Naval de Rota (Cádiz) como parte del escudo antimisiles de la OTAN. Supondrá para la empresa una carga de trabajo de entre 100.000 y 200.000 horas.
El otro acuerdo de cierta entidad, pero cuyo rendimiento se produce a muy largo plazo, se firmó con la Armada Noruega para el mantenimiento y apoyo al ciclo de vida durante los próximos 3 años de cinco fragatas F-310. A partir de aquí solo quedaría la reforma del buque ‘Monforte de Lemos’ de la naviera Fernández Tapias, que proporcionará cinco meses de trabajo para la división de reparaciones de Navantia Ferrol.
Los encargos a la empresa pública este año finalizan con un pequeño trabajo para la Armada Brasileña, con el suministro de los sistemas de control de los motores propulsores de una corbeta (6.000 horas), y un contrato que irá a cuenta de las arcas públicas. Se trata de cuatro motores para vehículos del Ejército de Tierra Español.
Un proceso largo
Estos contratos, en realidad, solucionan muy poco el problema de Navantia y de las empresas auxiliares del naval. Para hacernos una idea, explican en el comité de empresa de Navantia Ferrol, los cuatro gaseros para Repsol Gas Natural supondrían millones de horas de carga de trabajo, mientras que la mayor adjudicación de este año está entre las 100.000 y las 200.000 horas. Un volumen insuficiente para un sector que mueve miles de puestos de trabajo.
En Navantia explican que cerrar un encargo de gran tamaño es un proceso muy largo. Puede tardar entre cinco y diez años, como en el caso del último contrato de entidad con la Armada de Australia para la fabricación de dos megabuques y el diseño de tres destructores, que se fraguó entre 2002 y 2007.
Pero en el comité de empresa de Navantia Ferrol recuerdan que también se cometieron errores de bulto en la dirección de la empresa. Por ejemplo, cuando se perdió la posibilidad, a finales de 2011, de construir un buque logístico para Noruega por presentar una oferta 30 millones por encima del precio máximo marcado para el concurso.
Se acaba el tiempo en Ferrol
A la espera de nuevos contratos y sin más horizonte que el flotel de Pemex, en Navantia Ferrol han seguido también el camino de las reparaciones. Uno de los principales trabajos de este año ha sido la reparación y renovación de dos buques argelinos antiguos, un contrato que se logró a finales de 2012 y que significó la mayor cuantía por una obra de reparación en la historia de los astilleros gallegos, 75 millones de euros.
Por el momento, continúan los trabajos del segundo LHD para la Real Marina Australiana que se entregará este diciembre. En ese momento, quedarán pequeños trabajos que no ofrecen garantías para el futuro de los trabajadores. Por este motivo, mantienen el pulso en las calles demandando carga de trabajo.
Esta es la situación de Navantia. Los grandes contratos se le escapan entre los dedos, los pequeños no son suficientes, los trabajadores intensifican las protestas y la continuidad del presidente, José Manuel Revuelta, pende de un hilo.