Ricardo Carvalho Calero nació en Ferrol el 30 de octubre de 1910 – ( +Santiago de Compostela, 25 de marzo de 1990), maestro de varias generaciones, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras por la Universidad de Santiago de Compostela y Doctor por la de Madrid. Miembro numerario de la Real Academia Gallega, fue el primer catedrático de Lingüística y Literatura Gallega de la Universidad de Santiago. Está considerado el gran pensador del reintegracionismo.
Tras cursar el Bachillerato en Ferrol, se trasladó a Santiago de Compostela en 1926 para estudiar Derecho y Filosofía y Letras y cumplir con el servicio militar. Ahí entró en contacto con el galleguismo y con los movimientos culturales de la época, especialmente con el Seminario de Estudos Galegos. Fue éste un momento de intensa militancia política de Carvalho Calero, integrado en el movimiento nacionalista y tomando parte en el activismo estudiantil en la Federación Universitaria Escolar, de la que llega a ser presidente. En 1931 participó en la creación del Partido Galeguista y contribuyó al anteproyecto de Estatuto de Galicia.
De 1933 a 1936 vuelve a Ferrol y gana la plaza de auxiliar administrativo en el ayuntamiento de la ciudad, y se casa con María Ignacia Ramos, licenciada en historia y compañera de estudios universitarios.
En estos años contribuyó con numerosas colaboraciones a las más destacadas revistas literarias (A Nosa Terra, Nós, Guion, Galiza, Resol, Universitarios, Papel de Color) e inició la publicación de sus libros poéticos, primero en castellano y después en gallego.
Estudió por libre la carrera de Filosofía y Letras, licenciándose en 1936 por la Universidad de Santiago de Compostela, participando al mismo tiempo activamente en el movimiento galleguista tanto a nivel local como nacional, siendo nombrado presidente del partido en Ferrol.
La sublevación del 18 de julio de 1936 le sorprendió en Madrid en el momento en que concurría a las pruebas para profesor de instituto en Lengua y Literatura Española. Carvalho Calero se mantuvo fiel a la República, en el batallón Félix Bárzana de la FETE-UGT, el sindicato en el que Calero militaba, con el grado de teniente y participó en la defensa de Madrid.
Condenado en consejo de guerra
Una vez terminado el conflicto, fue condenado en consejo de guerra a 12 años por separatista y recluido en la cárcel de Jaén. En 1941 salió en libertad provisional y regresó a su ciudad natal. Imposibilitado para ejercer la función pública, el filántropo y empresario gallego Antonio Fernández López le ofreció la posibilidad de refugiarse en la educación privada (entre 1950 y 1965) en el Colegio Fingoy de Lugo, en el que ejerció como consejero delegado, pues no estaba autorizado para ser director.
Restableció los contactos con los galleguistas que se habían quedado en el país, muy especialmente con Francisco Fernández del Riego, con quien había mantenido correspondencia desde la cárcel. Paralelamente a su labor docente, desarrolló en estos años un importantísimo trabajo investigador —iniciado con su tesis de doctoramiento, Aportaciones a la literatura gallega contemporánea (1955, premio extraordinario) — que tuvo como fruto más valioso la publicación en 1963 de la Historia da literatura galega contemporánea. Fue miembro de la Real Academia Gallega a partir de 1958. En 1965 se le autorizó a ejercer la educación pública como agregado de instituto en el Liceo Rosalía de Castro, de Santiago de Compostela, al mismo tiempo que comienza a impartir aulas de gallego en la universidad.
Cátedra de Lingüística y Literatura Gallega
Por fin, en 1972 accedió por oposición a la recién creada cátedra de Lingüística y Literatura Gallega. Los estudios de Carvalho atañeron igualmente a la lengua. Recogiendo la herencia de los autores del primer Rexurdimento y los trabajos del profesor Rodrigues Lapa, Carvalho Calero, preocupado por la coherencia histórico-lingüística del gallego a pesar de la férrea oposición que encontró en el camino, se mostró defensor de las tesis etimologistas que tendrían continuidad en el movimiento reintegracionista, hecho que le costaría ser marginado en los últimos años de su vida.
Asimismo, desarrollaría una amplia labor como editor de los clásicos. Se jubiló en 1980 pero mantuvo su actividad creadora y siguió colaborando con diversas asociaciones. En 1987 obtuvo el Premio de la Crítica de narrativa gallega por su obra Scórpio.
Actualmente, la que había sido biblioteca personal de Ricardo Carvalho Calero forma parte de los fondos bibliográficos del Parlamento de Galicia desde 1997, año en el que fue adquirida junto con su archivo personal. La colección está formada por 4872 volúmenes de monografías y colecciones de 197 títulos de revistas. Entre el heterogéneo material de la colección destacan documentos personales y docentes, correspondencia, dossieres y recortes de prensa, obra propia y ajena, así como material gráfico (láminas, mapas, planos y carteles). Los fondos están depositados en una de las salas de la biblioteca parlamentaria que lleva precisamente el nombre de “Sala Carvalho Calero”.
En su memoria, un instituto de enseñanza secundaria, un centro cultural y un prestigioso certamen de narrativa y de investigación lingüística-literaria recuerdan su nombre en Ferrol.