El abogado José Luis Gutiérrez Aranguren, que defiende a Rosario Porto, cree que ‘deberían abrir diligencias penales’ contra quien encontró el cuerpo sin vida de Asunta Basterra, hace dos semanas en una pista forestal de Teo (A Coruña).
En una entrevista, el letrado justifica esta demanda al no saber ‘si está faltando a la verdad’. ‘Si a las diez y media el cuerpo no estaba y a la una apareció allí, con mi cliente localizada en todo momento, una de dos: o alguien colaboró en la puesta en escena del cadáver o quien la mató la llevó hasta allí’, destaca.
Al respecto, señala que ‘hay uno que hasta asegura que se sintió observado y que vio que el cadáver tenía una mano cambiada de sitio’. ‘Esto’, apunta, ‘sucedió en torno a la una de la mañana’ para subrayar que ‘a las diez y media ya estaba esta señora -Rosario Porto- en la Policía denunciando la desaparición’.
‘Sale a las doce menos cuarto escoltada por un agente que la lleva a casa, donde ya están la madrina de la niña y su padre. La Policía llega sobre las tres de la mañana para notificar que se encontró el cadáver’, relata.
Sobre la decisión de su clienta de no participar en una reconstrucción de los hechos, ha ratificado que ese fue su consejo ‘mientras no se levantase el secreto de sumario’ y ha denunciado estar ‘harto’ de ‘verlo todo en prensa’ y ‘no saber nada’.
También, acerca del hecho de que el sumario siga siendo secreto, cuestiona que ‘parece’ que el juez instructor de la causa, José Antonio Vázquez Taín, ‘tenía tantas pruebas concluyentes y no debe tenerlas, pues ya las habría presentado’.
Gutiérrez Aranguren afirma que ‘para nada’ ve concluyente el hallazgo de una cuerda naranja al lado del cadáver, pues es una cuerda ‘que se usa mucho en zonas rurales’.
‘Creo que quien cometió el crimen puso esas pruebas en contra de Porto. No tiene ningún sentido que si, como se dice, llevaba meses planificando el asesinato de su hija -por alguna extraña razón- y tiene una mente fría y calculadora, dejase todas esas pistas’, resalta.
Por último, lamenta que ‘parece que ya se ha predeterminado de antemano que los culpables son los padres y sólo se van a usar las pruebas en ese sentido, sean reales, inventadas o circunstanciales’.