El AJEMA y el Subsecretario de Fomento, Mario Garcés, presidieron este lunes día 23 en el Real Observatorio de Madrid, el acto de homenaje al marino y científico Jorge Juan, en el tercer centenario de su nacimiento. En el acto se descubrió una placa en un monumento con un ancla donada por la Armada.
Tras el acto, el AJEMA y el Subsecretario de Fomento asistieron a una conferencia en la que se abordó, por un lado, la faceta del marino, “III centenario del nacimiento de Jorge Juan: marino, espía y diplomático” y por otro, la del científico, “Jorge Juan: su legado científico 300 años después”. Jorge Juan, “el sabio español” Jorge Juan Santacilia (1713- 1773) fue un marino, científico, pensador, matemático, ingeniero y hombre de Estado español.
Fue nombrado miembro de la Academia de San Fernando, de las Academias de Ciencias de París, Berlín y Estocolmo y de la Real Sociedad de Londres. Era conocido como el “sabio español”. Con solo 21 años fue elegido junto con Antonio de Ulloa, para formar parte de la expedición franco-española organizada para medir el meridiano en la línea ecuatorial en América del Sur y determinar el grado de achatamiento de la Tierra. En 1735 partieron hacia Cartagena de Indias, desde donde iniciaron la ruta por Guayaquil hasta Quito. Los requerimientos científicos y la complejidad de las mediciones, realizadas en alturas de hasta 5.000 metros, prolongaron la expedición durante nueve años.
El marqués de la Ensenada le envió a Londres en 1749 para conocer las técnicas de construcción naval inglesas y contratar ingenieros británicos. Renovó la construcción naval española con la reforma de los diques y arsenales de Cartagena, Cádiz y Ferrol y la implantación de un sistema propio de arquitectura naval. En 1752, el Rey le nombró director de la Academia de Guardiamarinas. Su obra Examen Marítimo en dos volúmenes -el primero dedicado a la mecánica del buque, y el segundo a su construcción y maniobra-, sería la piedra angular de la teoría de la construcción naval.
El ilustre marino promovió directamente la construcción del Real Observatorio de Madrid, obra que no fue iniciada hasta el año 1790 por Carlos III. Con el nombre de este insigne marino se han bautizado cuatro buques de la Armada y hoy da nombre a una Fundación, una Cátedra, un Colegio Mayor, una sala de la Biblioteca Nacional y una sociedad astronómica. Su imagen ilustró durante décadas los billetes de 10.000 pesetas.