Las maniobras de Bárcenas, desconciertan en el PP.
Los miembros del Comité Ejecutivo del PP (el aparato más los dirigentes autonómicos) salieron satisfechos y confortados con la intervención pública de Mariano Rajoy para responder al escándalo de los papeles de Bárcenas. Pero antes, en las intervenciones a puerta cerrada, pidieron más energía y rapidez en la réplica judicial. Alberto Núñez Feijóo, Juan Vicente Herrera, Luisa Fernanda Rudi e Ignacio González se destacaron en ese planteamiento. El presidente del Gobierno no entró en el asunto. Los asesores jurídicos del partido han pedido más tiempo, al menos una semana, para presentar las querellas o demandas.
A todos los reunidos les pareció muy convincente y acertado el discurso de Rajoy, en clave de defensa de la honradez personal, de la del partido y hasta del «noble ejercicio de la política». También la decisión de desnudar ante la sociedad las cuentas de la organización y las declaraciones de la renta y del patrimonio de sus dirigentes, incluidos los presidentes de las Comunidades Autónomas.
Los matices estuvieron en la respuesta ante los tribunales. Si todo lo publicado es falso o manipulado y hay una operación política detrás para desestabilizar o paralizar al Gobierno, lo lógico es desenmascarar cuanto antes a los cerebros, organizadores o instrumentos de esa conspiración. Así lo reconocen en la dirección del Partido Popular, pero al mismo tiempo admiten su despiste sobre el origen del escándalo.
En la parte del Comité Ejecutivo que se celebró a puerta cerrada, algunos dirigentes evitaron nombrar a Luis Bárcenas como responsable de la difusión de los papeles publicados. Otros sí citaron al extesorero y algunos como el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, hablaron en genérico: «Las personas que se han reído de nosotros».
Rajoy, que tampoco mencionó a Ana Mato en su discurso, sí citó en cambio al jefe de la oposición como ejemplo del político que procura sacar partido del escándalo en beneficio propio y fue también muy descriptivo al hablar de papeles «apócrifos» o manipulaciones. Sin embargo, resultó muy genérico a la hora de fijar los objetivos de los recursos legales en defensa del partido. En el PP repiten que van a demandar o se van a querellar «contra quienes intentan perjudicar al partido, sean personas o medios». Pero no ponen nombre ni apellidos y tampoco cabecera de periódico alguno a esa advertencia.
Desconcertados con las maniobras de Bárcenas.
Las supuestas maniobras de Bárcenas desconciertan al PP. En las primeras filtraciones se salvaban él y Cospedal, en las segundas sólo Aznar. Luego el extesorero emitió un comunicado desmarcándose de sus papeles y negando que llevara una contabilidad paralela. Si su baza era amenazar a Rajoy con implicarle personalmente, ya lo ha hecho y no se explican en fuentespopulares qué beneficio puede sacar de ello ahora, a la hora de enfrentarse ante el juez.
Aunque las anotaciones publicadas (parciales, sin fecha ni lógica contable alguna) sean de su puño y letra y puedan haberse fabricado para el momento, contienen datos de pagos reales que se hicieron con contabilidad oficial. Así suele hacerse en el caso de los gastos para hacer frente a consecuencias de atentados terroristas o para apoyar la seguridad de colectivos y concejales en el País Vasco acosados por ETA, como en el caso de Pío García Escudero. Según las explicaciones del PP, estas coincidencias entre anotaciones reales y las aparecidas en la contabilidad de Bárcenas son adelantos o pagos legales pero casi secretos, que se han hecho tanto en el PP como en el PSOE sin que nadie esperara que salieran a la luz pública, y menos con Alfredo Pérez Rubalcaba (ex ministro del Interior) al frente del Partido Socialista.
Agitación social como después del 11-M
Los socialistas no están para muchas conspiraciones, creen en el PP, aunque Rubalcaba se esté volcando ahora para procurar el desgaste del Gobierno y se vean síntomas parecidos a los de la agitación social que promovieron después de los atentados del 11-M contra el Gobierno de Aznar. También se baraja en medios populares la hipótesis del ‘enemigo interior’, pues acusan a dirigentes del PP de Madrid de dar verosimilitud al presunto pago de dinero negro en Génova.
Bárcenas se ocupaba de esos pagos pero en lo publicado, como destacó Pío García Escudero, se omiten los datos que explican todo el proceso. En su caso sólo aparece un abono concreto y no que era parte de sus devoluciones sobre una cantidad solicitada al partido para arreglar su casa destrozada en atentado terrorista.
«Es difícil demostrar que no hemos hecho lo que nos imputan y no hemos hecho, pero no podemos quedarnos con los brazos cruzados dando la sensación de que tenemos algo que ocultar», dijo ayer la presidenta del gobierno autonómico de Aragón Luisa Fernanda Rudi. Abrió así las alusiones a la urgencia de proceder contra quienes acusan al partido de recaudar y repartir dinero negro entre sus dirigentes. Luego siguieron otros, como Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, para reclamar una «respuesta contundente» en las acciones legales contra «los difamadores».
María Dolores de Cospedal se ha puesto a coordinar esa réplica judicial para que esté encabezada por el partido como tal y que, al mismo tiempo, sea suscrita por los dirigentes aludidos en las informaciones. Los abogados encargados de las querellas o demandas, que estudian todo lo publicado y las declaraciones de Bárcenas y del abogado Jorge Trías, amigo del extesorero, han pedido más tiempo a la dirección del partido con el principio de que ese tipo de acciones se ejercen «para ganarlas» y hay que tener mucho cuidado en su formulación. Bárcenas, de momento, ha tenido mucho cuidado en sus manifestaciones y escritos.