(IF)Ocho meses después del cambio de la cúpula, los astilleros Navantia han aprobado una nueva reorganización de primer nivel por áreas de negocio y funciones corporativas que, entre otras cosas, implica el relevo de los tres directores de astilleros y el nombramiento del responsable de los astilleros de Ferrol, Esteban García Vilasánchez, como nuevo director industrial de la compañía.
Según el nuevo organigrama Navantia mantiene la bicefalia establecida el pasado abril, cuando la SEPI decidió nombrar un presidente, José Manuel Revuelta Lapique, y un consejero delegado, Jaime de Rábago, aunque este último depende directamente del primero.
El presidente asume las competencias sobre organización y representatividad, en concreto todas las direcciones dedicas a funciones corporativas, mientras que el consejero se responsabilizará directamente de la rama industrial y ejecutiva. Anteriormente, todas las funciones de la empresa reportaban el consejero delegado. En el nuevo organigrama, no existe una dirección general específica de Comercial, Ventas o algo parecido.
Línea directa con el presidente
De acuerdo con la nueva estructura, dependerán del presidente el director de la Secretaría del Consejo y la Asesoría Jurídica, Miguel Orozco –que se mantiene en el puesto-; la de Recursos Humanos, Juana María Fernández –que también se mantiene en el puesto-, la de Administración y Finanzas, Begoña Martínez –que sustituye a Alfonso García Cano-, la de Auditoría Interna y la de Relaciones Institucionales y comunicación. Estos dos últimos cargos están sin designar, aunque la intención de la compañía es la de cubrirlos en un próximo comité de dirección de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).
Del consejero delegado dependerán el dirección de Ingeniería e I+D, Ángel Recamán –hasta ahora director de Construcción Naval, del que dependían los tres directores de astilleros-; el director Industrial, Esteban García Vlasánchez –hasta ahora director de Fene-Ferrol-; el de Sistemas, Alfredo Gordo –hasta ahora director de Sistemas y Ciclo de Vida-; el de Negocios, Gonzalo Mateo-Guerrero Alcázar y el de Programas y Planificación, Enrique Rodríguez.
Respecto a directores de astilleros, que dependen del nuevo director Industrial, Julio Martín Ramos será responsable de Fene-Ferrol; Antonio Rey Cuerda de Cartagena y Pablo López Díez, de San Fernando-Puerto Real.
Abandonan la dirección Francisco Barón Bastarreche, hasta ahora director Comercial y de Cooperación Industrial, y Juan Taús Rubio, director de Gestión de Programas Especiales. Como hemos mencionado, García Cano también abandona el comité de dirección de Navantia. Tampoco se mantienen Manuel Figueira Ameneiros, hasta ahora director de los astilleros de Cartagena, y Fernando Miguélez García, hasta ahora responsable de los astilleros San Fernando-Puerto Real.
Necesidad imperiosa de diversificación
Navantia explica que se encuentra en estos momentos en una “complicada situación” derivada de la ausencia de contratación de grandes programas militares, una cuenta de resultados con pérdidas recurrentes, “una necesidad imperiosa de diversificar e internacionalizar el negocio”, unos importantes retos tecnológicos del programa del submarino S-80y una capacidad y eficiencia
operativa no adecuada para la situación actual del mercado de construcción naval, “lo que ha hecho una fuerte mella en la situación patrimonial”, agrega la empresa.
Ante esta situación los astilleros públicos señalan que “tiene que proceder a un proceso de redefinición estratégica y operativa” que dé la respuesta adecuada a esos retos para “asegurar la continuidad” de los astilleros públicos.
Garantizar la viabilidad de la empresa
Por ello, agrega, la compañía ha decidido acometer “una profunda restructuración organizativa”, para conseguir sus objetivos de garantizar “la viabilidad de la empresa, permitiendo dar la respuesta adecuada para mantener el liderazgo, desarrollar nuevas tecnologías y productos y consolidar la solidez y sostenibilidad”.
La nueva organización, según Navantia, está basada en cuatro principios: orientación al cliente, como base generadora de su negocio; orientación a la gestión por programas para fabricar y entregar en tiempo y forma los productos adecuados; racionalización de los medios productivos para conseguir unos costes más reducidos y coordinación de políticas y mensajes, para dar una imagen fiel ante la sociedad.
Según fuentes periodísticas, Navantia cerrará el presente ejercicio con unas pérdidas que rondarán los 40 millones de euros y la cartera de pedidos más corta de los últimos años como consecuencia de caída del sector naval militar.