Julia M.ª Dopico Vale y Piñeiro
El pasado jueves Ferrol se convertía en el centro de la cultura gallega celebrando la gala de entrega de “Premios da Cultura Galega 20024” en el Teatro Jofre. Unos premios en los que tal y como apuntaba el Conselleiro José López Campos “a Xunta de Galicia reconoce la capacidad creativa, el trabajo constante en el desarrollo cultural, el tender puentes hacia otras culturas y lenguas, la experimentación con nuevos formatos y la proyección internacional” ya que “Galicia ten culturalmente un nivel moi alto e recoñecer aos nosos é o mínimo” ‒me permito añadir, también lo máximo‒.
Un experto jurado decidió cuáles serían las entidades o personas galardonadas en las modalidades de letras, artes visuales, artes escénicas, música, audiovisual, lingua, patrimonio cultural y proyección exterior, correspondiéndose en esta edición a las figuras del actor y dramaturgo Manuel Lourenzo, al diseñador Pepe Barro, a la directora de escenografía, dramaturgia y artista visual Marta Pazos, a “Kin”, Joaquín Martínez, director de Esmerarte Industrias Creativas, a Ficción Producciones, a la histórica Julia Díaz, al lucense Xosé M. González Reboredo, autor de más de doscientas publicaciones y al Real Club Celta de Vigo, “símbolo de identidade, de paixón compartida e de orgullo galego”.
Cada uno recibió una escultura en forma de pájaro: “Aloya”, elaborada por Manuel Patinha, en simbología con el sentimiento liberador del artista al ver realizada su obra y escuchándose al fin “as nosas cantareiras”, transmisoras de un inmenso patrimonio literario-musical con el Coro Encaixe que participó también a lo largo de la gala manejando con maestría ritmos, dinámicas, armonías…
Más que sugerente la actuación de la compañía Nova Galega de Danza, combinando un lenguaje escénico mezcla de tradición y contemporaneidad poniendo en valor la fuerza de la mujer gallega. Un evento inolvidable que por primera vez tuvo lugar en Ferrol.