Menos rearme y más infantería-( Enrique Barrera Beitia)

 Enrique Barrera Beitia

Se están dando los primeros pasos para que la población europea acepte dedicar parte de sus menguantes recursos económicos al rearme de sus ejércitos. El actual secretario general de la OTAN, el holandés Mark Rutte, dijo el pasado 13 de enero lo siguiente en relación al conflicto con Rusia: “De media, los países europeos gastan fácilmente hasta una cuarta parte de la renta inicial en pensiones, sanidad y sistemas de seguridad social, y sólo necesitamos una pequeña fracción de ese dinero para reforzar mucho más la defensa”.

Estoy en completo desacuerdo, porque mi punto de vista sobre esto es que como estado y comunidad nacional, Rusia tiene la voluntad y los recursos necesarios para no dejarse mangonear por potencias extranjeras, y se otorga como cualquier nación poderosa, el derecho a controlar su entorno regional; dicho esto, entiendo que no tiene la mínima intención de entrar en guerra con el continente europeo. Los que estén en contra de lo que expongo, deberían explicar si Rusia, con alrededor de 150 millones de habitantes y un PIB es de 5.33 billones de dólares PPA (por poder adquisitivo), tiene potencial para invadir y financiar la ocupación de naciones donde vive una población más de cuatro veces superior, y con un PIB de 25.0 billones de dólares (PPA).

Todos deberíamos extraer lecciones de la guerra en Ucrania, que a mi entender, vuelve a poner a la infantería como el actor principal del esfuerzo militar. En la primera guerra mundial la artillería desalojaba y la infantería ocupaba. En la segunda guerra mundial se impusieron las armas combinadas capaces de ejecutar grandes ofensivas operacionales. Después se impuso la “Guerra Nintendo”, con el protagonismo de la aviación y de “armas inteligentes” centradas en los misiles aire-tierra. Pues bien, la guerra en Ucrania ha destrozado este modelo, porque siempre que usen eficazmente los drones, la artillería tradicional y la infantería son capaces de condenar al fracaso cualquier ofensiva confiada a un puño de acero que pretenda desplazarse rápidamente, incluso si cuentan con superioridad aérea. Los tanques Leopard, Abrams y Merkava, los misiles antitanque Javelin, los cazas F-16 y otras armas “milagrosas” suministradas a Ucrania han tenido un impacto muy limitado en el frente, y la razón por la que Ucrania está perdiendo la guerra, es precisamente por sus crecientes carencias para poner infantería preparada sobre el terreno.

La OTAN y/o los ejércitos europeos deberían ajustar su doctrina a los nuevos tiempos.  Si realmente creemos que si no hacemos nada seremos invadidos por Rusia, la doctrina militar debería considerar prioritario el fortalecimiento de la infantería, porque a fecha actual sólo hay 28 brigadas con capacidades operativas, y se necesitaría encuadrar 250.000 nuevos combatientes en otras 50 brigadas, pero este no es el tipo de negocio que quiere la industria armamentística, y tampoco será fácil alistar a tantos jóvenes si el objetivo declarado no es apabullar a milicias armadas o grupos guerrilleros, sino enfrentarse al ejército ruso.

Así las cosas, creo que sería mejor tranquilizarnos y dedicar nuestro dinero a cerrar la brecha tecnológica con China y EE.UU, para lo cual necesitamos invertir más de 600.000 millones de euros anuales, y por supuesto, restablecer el comercio con la URSS para que la economía europea se relance accediendo nuevamente a materias primas a precios competitivos.

 

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