El PP quiere subir el límite máximo de velocidad a 140 kilómetros por hora en las autopistas de peaje y, con ese objetivo, ha presentado una proposición no de ley en el Congreso para su debate en la Comisión de Seguridad Vial en la que insta al Gobierno a estudiar ese incremento.
El PP quiere subir el límite máximo de velocidad a 140 kilómetros por hora en las autopistas de peaje y, con ese objetivo, ha presentado una proposición no de ley en el Congreso para su debate en la Comisión de Seguridad Vial en la que insta al Gobierno a estudiar ese incremento.
¿Por qué? El diputado autor de la propuesta, Paco Vañó, lo explica a Efe con dos argumentos: para aumentar la utilización de estas vías que la crisis ha convertido en deficitarias, y porque los niveles de seguridad de las autopistas son tan altos, que ese alza no implicaría un riesgo adicional.
No oculta el parlamentario que puede resultar llamativo que sea él, víctima de un accidente de tráfico y primer diputado parapléjico de la democracia, quien defienda esta propuesta, pero insiste en que la seguridad que ofrecen las carreteras de pago en España bien justifica ese aumento.
Vañó cree que la iniciativa da respuesta a una demanda de «un sector muy amplio de la sociedad» para las vías de peaje, sometidas muchas de ellas a un concurso de acreedores por una situación que podría mejorar con la puesta en marcha de esa propuesta.
El texto no fija el límite de 140 kilómetros por hora, pero esa es la cifra que sugiere el PP porque es una velocidad que, según Vañó, no tendría efectos negativos en las cifras de siniestralidad y supondría, por el contrario, un incentivo para el usuario.
Reconoce el parlamentario la existencia de estudios que advierten de que aumentar un 20 por ciento la velocidad eleva un 30 por ciento las muertes en carretera, pero insiste en que su propuesta se circunscribe a una red construida con las mayores exigencias en materia de seguridad donde 140 kilómetros por hora «no es una velocidad de riesgo».
Tampoco ve contradictoria su iniciativa con la que la Dirección General de Tráfico (DGT) estudia poner en marcha para unificar en 90 kilómetros por hora la velocidad máxima en las carreteras secundarias o de un solo sentido.
«Soy un accidentado y conozco bien la situación. Hay tres niveles de carreteras y el diseño de las de peaje está previsto para mayor velocidad, por lo que no contradice esa decisión, sino que es complementaria», subraya.
Resalta el diputado la «excelente red» de autovías de España y recuerda que el peligro mayor está en las carreteras secundarias de doble sentido, donde hay más riesgo de colisión.
Antes de redactar la proposición, el diputado ha mantenido contactos con expertos y con representantes del Ministerio del Interior, a la vez que ha conversado con los grupos parlamentarios sobre la iniciativa, que han visto «muy razonable».
«Solo son 20 kilómetros por hora más y para autopistas de peaje. No estoy hablando de dejar libre velocidad», concluye Vañó, no si antes instar a que se mantengan las medidas actuales en materia de tráfico con las que se ha conseguido reducir la siniestralidad.
La iniciativa recuerda que de los 3.365,51 kilómetros de la actual red de autopistas, 2.995,80 están sujetos a peaje directo, con 90 túneles y 453 kilómetros de tramos con tres o más carriles.
El texto alude a varios estudios para afirmar que las autopistas contribuyen al desarrollo del país porque incentivan la actividad económica de las poblaciones que comunican.
Límites mínimos de amplitud de curvas, calzadas separadas, amplias vías, ausencia de intersecciones a nivel, mejores firmes para asegurar la adherencia de los neumáticos, pantallas antideslumbramiento… Toda una gama de prestaciones que colocan a las autopistas de peaje en el liderazgo de las vías más seguras de España.
No sólo el PP propone esto. En el Reino Unido también se está estudiando incrementar los límites de velocidad, asegura esta fuerza política.
Con una media de entre 20.000 y 25.000 vehículos diarios, el tráfico por estas vías se ha resentido, no obstante, a causa de la crisis, como ha ocurrido con las radiales de Madrid o con las autopistas Madrid-Toledo o la Ocaña-La Roda, la mayoría de ellas en «quiebra técnica» o en fase concursal.
Según datos del PP, las cuatro radiales de Madrid, en las que se invirtieron 2.554 millones de euros, sólo registran 10.480 vehículos diarios -muy por debajo de lo previsto-, en tanto que la deuda de las concesionarias supera los 3.750 millones de euros.
Números rojos que el PP quiere cambiar de color con su iniciativa. O al menos, intentarlo. Sagrario Ortega