Julia M.ª Dopico Vale
Leandro Carré define la “lareira” como “piedra del hogar sobre la que se enciende el fuego”. Así, en el hogar que es la Sociedad Artística Ferrolana ‒SAF‒,se encendió el fuego poético el viernes con la celebración de la “V Lareira de Poesía” en la que se rindió homenaje a los poetas y sacerdotes Lázaro Domínguez, autor de libros como «Sombra larga», «Con los ojos bañados de gaviotas» o «La resurrección de las presencias»…con los que obtiene abundantes premios y Crescente Vega, discípulo del Seminario de Mondoñedo, cuna de poetas como Noriega Varela, del que se considera seguidor y con obras como «Codeira«.
Presentó el acto el presidente de la SAF, Ricardo Díaz Casteleiro, apuntando que aunque la entidad tiene como eje fundamental la pintura no puede obviar aspectos de la cultura tan importantes como la literatura o la música, pasando después a declamar versos de los poemas «Aún te espero» y «Consérvame Señor»‒ que cuando diga amor o diga beso/ o nostalgia o recuerdo o alegría/ no diga más que luz y sólo eso‒; después intervino el escritor y periodista Ramón Loureiro, con el elogio a los homenajeados y a la poesía considerándola “una forma superior de la verdad”.
Francisco Vila Fuentes, delegado de poesía de la SAF, fue presentando a los poetas intervinientes, muchos ferrolanos y otros vinculados a la coruñesa tertulia literaria “ Diversos”, sumándose nombres como los de Yoli López, Miguel Jiménez, Carlos Cubeiro, Alfonso Modroño, Aurora Varela, Antonio Polo, Manoly Miráz, Rafael Permuy, Beba Pereira, Teresa Frieiro y yo misma, que leí mi último poema «Nada que decir» y otros a los que puse música: «Simienta«, estrenado en la Basílica de Notre-Dame de Argel ( África) y «La Rosa», sobre versos de José Martí.
Presencia musical acentuada con el brillante final que ofreció el Grupo de Acordeonistas de la escuela de acordeones de Andrés Penabad de As Pontes, con el que terminó el emotivo, intenso y fraterno acto de la SAF.