Nadie duda de que el PSOE arrastra desde hace más de un año, cuando perdió las elecciones municipales, autonómicas y europeas, una crisis muy seria.
Ha sido el propio Rubalcaba el que ha reconocido, aunque no exactamente con estas palabras, que la culpa de lo que está pasando en el PSOE no es solo suya, sino de todo el partido. Como fuere, España necesita algo que ahora no se atisba por ningún sitio: un partido socialista serio, capaz de gobernar, para que de este modo se produzca la necesaria alternancia en el poder.
Pero sucede que, hoy por hoy, el PSOE casi ha dejado de es ser un partido nacional. Se ha posicionado tarde y mal ante un hecho de tal gravedad como es que una región de España se quiera separar del conjunto de la nación. Y para más inri resulta que Chacón -la principal aunque remota alternativa a Rubalcaba- es cabeza de lista por Barcelona del PSC, cuando justo ha sido este partido -su partido, por mucho que Chacón ahora se quiera distanciar de él- el que se ha abstenido ante la espinosa cuestión del referéndum catalán.
Además, tanto Rubalcaba como Chacón tienen el mismo hándicap: ambos están marcados por su pasado zapaterista. Rubalcaba fue Vicepresidente y Ministro de Interior con Zapatero. Pero el caso de Chacón es todavía peor: se puede decir que es una creación de ZP.
Muchos analistas señalan que en el PSOE hace falta la convocatoria de un congreso extraordinario de verdad, y no un mero lavado de imagen para que luego sigan los de siempre. El PSOE necesita una seria transformación a nivel doctrinal, estratégico y de liderazgo. Primero tendría que debatir porqué las clases medias españolas se han distanciado de su mensaje. Después sería necesario orquestar un cambio de estrategia a la hora de acercarse a la sociedad y, por último, tendría que encontrar al líder capaz de gestionar este proyecto. Debería de ser una persona nueva, aunque no necesariamente joven.
Ante este panorama, todo indica que, pese al desgaste de la crisis, el PP continuará en el poder. Y la socialdemocracia también seguirá existiendo, eso seguro, pero no está escrito que en España se tenga que vehicular a través del PSOE. El Partido Socialista italiano, que era más antiguo, desapareció sumido en una espiral de corrupción e inoperancia y -como dirían los viejos galos- «el cielo no cayó sobre nosostros».