Síntomas que no debes dejar pasar por alto: la Testosterona, algo más que una hormona

Javier Pereira Beceiro (*)

La verdad es que no hay cosa más bonita para un gallego que volver a casa después de un tiempo fuera, y, por eso, para mí, volver a escribir y recuperar nuestra serie de artículos divulgativos con objeto de informar y ayudar a la gente, en Galicia Ártabra Digital, es volver a casa. Y que mejor que retomar “síntomas que no debes dejar pasar por alto” tratando un tema controvertido, poco conocido y hasta inquietante como es la hormona sexual masculina por excelencia, la testosterona, una hormona fundamental en el desarrollo, pero que, en la edad adulta, debe ser empleada con precaución y para sus correctas indicaciones. Desvelemos sus secretos.

Y el primero de ellos es que la testosterona no es cosa “exclusiva” de hombres, es cosa de hombres y mujeres, y fundamental en ambos sexos para gozar de una buena salud. La cantidad en sangre (o “concentración en plasma” que decimos los médicos) es diez veces mayor en hombres que en mujeres, y en el hombre se produce fundamentalmente en los testículos, pero los ovarios de las mujeres también producen testosterona, y es fundamental para la salud femenina. En la mujer tiene una función general a modo de “termostato”, de manera que su deficiencia produce sensación de agotamiento generalizado, falta de energía, pérdida de fuerzas generalizadas, lentitud mental y trastornos de la memoria o cognitivos. A nivel de la esfera sexual en la mujer también ocasiona disminución o pérdida de deseo, así como disfunción sexual. Y todo esto íntimamente relacionada con la tristeza, depresión y falta de bienestar.

La testosterona alta en la mujer, habitualmente por causa ovárica (el síndrome de ovarios poliquísticos, del que próximamente hablaremos en un futuro artículo), produce androgenismo, caracterizado por presencia de vello corporal en zonas típicas de los hombres o hirsutismo, acné, y alteraciones en el ciclo menstrual, dejando de ovular normalmente, pérdida de reglas e incluso imposibilidad de quedarse embarazada. Como vemos, la testosterona no es una hormona “accidental” o “menor” en la mujer, sino que tiene su función capital, y tanto su déficit como su exceso producen problemas en la mujer muy importantes.

En el hombre, es bien sabido el papel primordial de la testosterona en la adolescencia, en relación a la aparición del vello corporal, el desarrollo muscular y óseo, el deseo y la función sexual, así como el desarrollo cerebral en tareas tan importantes como el aprendizaje, memorización o análisis y planificación de una tarea, en íntima relación con estados de humor positivos. Sin embargo, ya en la edad adulta surgen muchas dudas sobre su papel en el cuerpo, o sobre sus usos terapéuticos o no tan terapéuticos del tratamiento sustitutivo con testosterona. En el “síndrome de déficit de testosterona” la pérdida o disminución del deseo sexual, y la impotencia o dificultad para iniciar y mantener una erección son síntomas locales en medio de muchos más generales debidos a ese “termostato” bajo que mencionamos anteriormente, y que el urólogo o andrólogo debe valorar cuidadosamente, entre otras cosas, mediante un estudio hormonal completo y un estudio urológico para despistaje del cáncer de próstata, antes de tratar con terapia sustitutiva. Sin embargo, el empleo de testosterona como tratamiento de la impotencia en el hombre, o en el gym para aumentar la masa muscular y “secar” la grasa como dicen los culturistas, puede ser contraproducente y hasta peligroso. De hecho, el beneficio que produce la testosterona en el culturismo, al transformar y desarrollar las fibras musculares IIb, más fuertes y menos resistentes, que es lo que buscan los “moldeadores del cuerpo”, se ve contrarrestado por la ginecomastia, disminución del tamaño de los testículos, esterilidad, impotencia sexual, e incluso trastornos del ánimo y memoria. De igual manera, tratar la disfunción eréctil con testosterona, cuando sus valores en sangre son normales, pueden producir no sólo el efecto contrario, sino que incluso pueden “despertar” un cáncer de próstata que hasta ahora estaba “dormido”.

Como podemos entrever, la testosterona es una hormona que debemos de manejar con sumo cuidado y respeto, exclusivamente por profesionales médicos que estén formados y muy familiarizados con su manejo, ya que los sustos que nos puede dar son muy grandes y serios.
Manejada por endocrinólogos, urólogos y andrólogos, sin duda puede tratar y minorar muchos SÍNTOMAS QUE NO DEBES DEJAR PASAR POR ALTO.

(*) Urólogo en CHUF ; Máster en Uro-Oncología; Máster en Cáncer de próstata avanzado; Máster en Suelo Pélvico femenino y Urodinámica; Urodinamista en CHUF: Andrólogo; Especialista en Cirugía Laparoscópica.

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