La primera planta del edificio de Herrerías cuenta desde este miércoles, día 25 de mayo, con un elemento que será una de las piezas clave del área expositiva dedicada a los siglos XVIII y XIX que se abrirá al público en las próximas semanas.
Se trata de una maqueta que reproduce el Real Astillero de Esteiro tal y como era en 1775, cuando finalizó la obra de fortificación diseñada por Dionisio Sánchez Aguilera para la ciudad, que concluyó precisamente en el barrio de Esteiro.
El maquetista de Exponav, Tono Loureiro Arias, reprodujo a escala 1:500, la misma que se empleaba para los modelos de los astilleros ingleses realizados entre 1600 y 1700, la zona comprendida entre Fontelonga y Caranza, incluyendo no solo el astillero sino también algunas de las edificaciones exteriores que ayudan a situar al espectador en la zona y dan idea también de las dimensiones de Esteiro en aquella época. El nombre que le ha dado a la obra es “Ferrol Siglo XVIII. Real Astillero de Esteiro y Arsenal de Caranza”.
La maqueta es de gran tamaño mide 2,60×1,50 metros, y se basa en planos y textos seleccionados por su autor en un trabajo nada fácil por la escasa documentación e imágenes que han llegado hasta nuestros días. Un grabado de Esquivel fechado en 1850 en el que se reproducían el antiguo astillero, la batería de San Luis y las Herrerías; el plano del Regimiento de Artillería de 1867 que custodia en la actualidad el Ayuntamiento, indispensable para diseñar la orografía del terreno, y planos y proyectos de Sánchez Aguilera, así como algunas fotografías del siglo XIX y principios del XX en las que todavía se conservaban algunos de los elementos que aparecen en la maqueta fueron el material de trabajo que utilizó Tono Loureiro para dar forma a una maqueta en cuyos preparativos comenzó a trabajar muy poco antes de la pandemia, en febrero de 2020.
Esta reproducción, destaca su autor, es fundamental en el discurso expositivo del Museo de la Construcción Naval, porque recrea el embrión de la construcción naval ya no artesanal sino fabril. El Real Astillero de Esteiro contaba con gradas y edificios y con un espacio suficiente para acometer grandes obras. La maqueta, rigurosa tanto en escala como en proporciones, recoge con detalle las construcciones del astillero en sí, situadas en unos terrenos que eran propiedad del Obispado de Mondoñedo y con los que se hizo el Rey argumentando que se trataba de una construcción provisional hasta que estuviese finalizado el nuevo Arsenal, aunque finalmente no sucedió así.
En la maqueta podemos contemplar el muro y el baluarte que separaban la zona de gradas de la de trabajadero, los inmuebles dedicados a Teneduría, Intendencia y Contaduría de Marina, que eran provisionales, o la puerta que daba acceso al astillero, que solo contaba con una espadaña y una campana, aunque había otra más vistosa, con una torre y un reloj, que desde la plaza del astillero, lo que después fue el Cuadro de Esteiro, se abría a Ferrol. En la propia plaza se situaban un mercado de verduras aves y carne y la iglesia castrense de San Fernando, que daba servicio a la Armada.
Los almacenes, la sala de gálibos y las 12 gradas en las que entre 1753 y 1755 se construyeron los buques conocidos como el “Apostolado” se incluyen también en la maqueta, en la que aparece igualmente el Arsenal de Caranza, asentado sobre otros terrenos que en este caso compró la Corona, en el que se construían embarcaciones menores y donde también se desarrollaban trabajos de carenado y arboladura hasta que entró en servicio el Arsenal.
Asimismo recoge lo que entonces era el barrio obrero de Esteiro, para aportar el factor humano, aunque la mayoría de los edificios se reprodujeron simplemente como volúmenes “para no convertir la maqueta en un belén y para no distraer la atención del motivo principal”, dice su autor. De todos modos hay algunas construcciones emblemáticas, como la Casa del Patín o el Cuartel de Dolores, que se acababa de finalizar en aquella época, que sí aparecen más detalladas.
También están la Puerta de Fontelonga, una de las tres que se abrían al mar en la muralla de la ciudad, la batería de San Luis, situada dentro del astillero, la de San José y la de San Antonio.
La maqueta forma parte de una colección realizada por Tono Loureiro que también incluye las de la ría de Ferrol y la antigua villa medieval, que como esta se muestran en el Museo de la Construcción Naval. El maquetista lamentó que Ferrol no disponga de un museo de la ciudad en el que mostrar la historia de la ciudad, muy importante incluso antes de ser base naval.
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