Julia Mª Dopico Vale
Una de las finalidades que cumple la Real Academia de Bellas Artes “Nuestra Señora del Rosario” es la salvaguardia y promoción del arte gallego. En este sentido, el ciclo cultural “Martes das Artes” promueve actividades desde la Academia entre las que se incluyen conciertos, como el de voz y piano que pudimos escuchar esta semana a cargo de la soprano moldava afincada en la ciudad herculina, Clara Jelihovschi Panas y el pianista ourensano Javier Ares Espiño, artistas de importante proyección que interpretaron un hermoso programa de canción gallega recuperando obras creadas para el desaparecido “Festival de la Canción Gallega de Pontevedra” y sobre el repertorio consagrado de nuestros grandes históricos.
Sonaron así compases del portuense modernista Claudio Carneyro, escritos sobra las inmortales Campanas de Bastabales rosalianas, los del también portuense Víctor Macedo Pinto, con su canción Nena, neninha, inspirada en versos del poeta de la “Generación de 1936”, Xosé María Álvarez Blázquez; Canta, paxariño, canta, de Federico de Freitas, prolífico y ecléctico compositor lisboeta que eligió recrear la ternura franciscana de este poema de Faustino Rey Romero; Eu en ti, de la compositora Matilde Salvador y versos de Celso Emilio Ferreiro; Tecelana, con rimas de Manuel Cuña Novás, poeta vinculado al movimiento existencialista francés y música de Julio Gómez, perteneciente a la “Generación de los Maestros” que respiraba las huellas del nacionalismo popular y Os sonos da tecelana de María
Mendoza sobre letra de Cuña Novás.
Ya de los reconocidos clásicos as Lixeiras Anduriñas de Montes, Rosa de Abril de Gaos, Meus Amores de Baldomir y Tríptico, de la coruñesa Mili Porta con sus melancólicas melodías evocando “un país de llanto”, los solitarios caminos de Cangas recorridos por María Soliña y la esperanza “en ti y en mi…ya que vivimos”. Todo un patrimonio musical del que podemos disfrutar y que debemos transmitir a las generaciones venideras.
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