Pedro Sande García
La última vez que escribí un artículo sobre cine fue el pasado mes de febrero, en aquella ocasión mis comentarios se centraron en dos películas visualizadas en la
televisión. En este artículo les voy a hablar de una película y una serie que como en la vez anterior también las he visto en la televisión. Sigo sin asistir a una sala de cine, espero que cada vez nos quede menos para hacerlo, eso ocurrirá cuando el cerebro de algunos jóvenes, y también de algunos adultos, funcione adecuadamente.
La serie y la película de las que les voy a hablar tienen algunas características comunes, pero hay una que quiero resaltar: no son dos obras de arte, ni dos grandes producciones, ni dos historias complejas. En el cine, como en la gastronomía, hay momento y tiempo para lo casero y familiar, lo complejo, no he dicho barroco, lo grandioso y para lo sencillo. Y es este último calificativo, sencillo, el que define tanto a la película como a la serie. Es esa sencillez, fabricada con naturalidad y muchas dosis de trabajo bien hecho, la que permite añadirles el calificativo de excelentes. Y esto a pesar de algunas críticas que he leído y que me han dejado sorprendido.
En concreto sobre El método Kominsky he llegado a leer que los coloquios entre Michael Douglas y Allan Arkin parecían diálogos propios del Club de la Comedia, y esto dicho en tono negativo. Al crítico que escribió esas palabras le diría que en el Club de la Comedia yo he visto magistrales interpretaciones cómicas y que la participación de Michael Douglas y Allan Arkin, repitiendo alguna de sus geniales conversaciones, sería un auténtico lujo para el Club de la Comedia. El método Kominsky es una serie de Netflix de tres temporadas en las que su director, Chuck Lorre, narra la vejez de Sandy Kominsky (Michael Douglas) en compañía de su mejor amigo, Norman Newlander, personaje interpretado por Allan Arkin. La simplicidad con la que se narra la historia y la duración de los capítulos, alrededor de 30 minutos, consiguen un extraordinario resultado final que le valió a la serie el premio en los Globos de Oro de 2019 como mejor serie de comedia. En El método Kominsky nada sobra, ni los diálogos ni los personajes, los cuales, desde su primera aparición, nos harán sentir una gran
empatía hacia la forma en que encaran la vejez. Además de las interpretaciones de
Michael Douglas (Globo de Oro en 2019 al mejor actor cómico) y Allan Arkin como personajes principales, y la aparición en la tercera temporada de una desconocida Kathleen Turner, destacaría la magnífica interpretación que Paul Reiser hace de Martín, el novio de Mindy, la hija de Michael Douglas en la serie. En algunos momentos he llegado a pensar que Paul Reiser se estaba interpretando a sí mismo. Reiser es un actor de comedia del cual no encontrarán ustedes grandes referencias, ni tampoco lo verán, de forma incomprensible, incluido en el reparto de la serie en afamados lugares de la crítica cinematográfica como filmaffinity. Creo que es algo imperdonable y debe de ser que estos lugares se asemejan a algunos que hacen crítica gastronómica.
En el momento de escribir estas líneas Paul Reiser es uno de los nominados a mejor actor de reparto-comedia en los premios Emy de 2021 por su interpretación en la serie. Junto a él también están nominados: Michael Douglas como mejor actor de comedia, Morgan Freeman como mejor actor invitado de comedia por su papel en uno de los capítulos de la tercera temporada de la serie y El método Kominsky como mejor serie de comedia.
Si el primer comentario que leyeran sobre una película es que se trata de una historia de amor, seguro que empezarían a pensar en: cursi, remilgado, demasiado bonito.
Pues eso es lo primero que voy a decirles sobre Sing Street, una película que cuenta una historia de amor y en la que su director conseguirá que nos olvidemos de ello y nos centremos en la pasión que pone un grupo de jóvenes para conseguir el éxito con su grupo musical. John Carney, su director, después de dirigir Once y Begin Again,
continuará insistiendo en el género musical con Sing Street. La historia transcurre en el Dublín de 1980 donde Conor, protagonista principal interpretado por Ferdia Walsh-Peelo, tendrá que cambiar, debido al período de recesión económica por el que su familia se verá afectada de forma directa, la comodidad de una escuela privada por un centro público. Pese a un nuevo entorno donde la tensión se vivirá en cada momento, la aparición de una misteriosa Raphina, papel que interpreta Lucy Boynton,despertará una fantasía en Conor que será el hilo conductor del film. A lo largo de 105 minutos podrán saborear una deliciosa película acompañada de una magnifica banda sonora con temas de Duran Duran, The Police, The Cure y Génesis entre otros. John Carney será capaz de transmitirnos, con algunos toques de humor británico, una historia de amor sin que nos demos cuenta de ello hasta el desenlace final. Una película que estoy seguro que disfrutaran y que conseguirá que algunos de ustedes, al terminar de verla, imaginen la fantasía de formar una banda de música.
Sigan cuidándose mucho.