Síntomas que no debes dejar pasar por alto-Las infecciones de orina especial mujer

Javier Pereira Beceiro (*)

Las infecciones de orina o cistitis son, sin duda, una de las infecciones más frecuentes, tanto en hombres como en mujeres, y en cualquier edad de la vida. Por desgracia, en un considerable número de casos, son muy mal tratadas, a pesar de la relativa facilidad de su diagnóstico, por lo que pueden dejar secuelas importantes. Vamos a tratar este tema, poniéndole especial atención en el caso de las particularidades de la mujer, y vamos a intentar explicar por qué no debemos dejarlas pasar por alto.

Aunque pueden acontecer en cualquier edad de la vida, tres son los momentos más críticos. En los bebés y niños pequeños, en muchas ocasiones debido a malformaciones del aparato urinario hasta entonces no conocidas, como los reflujos. El segundo momento más importante es el inicio de la edad adulta en la mujer, en relación con el comienzo de las relaciones sexuales, así como la mayor propensión a padecerlas durante el embarazo. Es lo que tradicionalmente llamaban la “cistitis de la luna de miel” los urólogos clásicos. El tercer momento crítico es en las personas mayores, relacionado con el envejecimiento y atrofia de los tejidos urinarios y
genitales, en especial la atrofia vaginal, los trastornos del vaciado vesical y la vejiga caída.

El dichoso Coli que tanto nos amarga

Muchos son los gérmenes que pueden causar una infección de orina, pero de entre todos ellos, el E. Coli es el más frecuente y el más conocido de entre todos ellos. Hay otros menos “famosos”, como el Proteus o la Klebsiella, pero potencialmente más peligrosos, ya que pueden producir cálculos en el riñón, y, con ello, poner en peligro tan preciado órgano. Otros gérmenes que debemos prestar atención son los hongos, en especial la Cándida, muy típica en personas diabéticas, y completamente insensibles a la acción de los antibióticos convencionales.

Bien son sabidos los síntomas de este tipo de infecciones, y que son el dolor al orinar y el aumento del número de micciones, que se vuelven extremadamente molestas e incómodas. Es lo que denominamos una infección no complicada. Sin embargo, hay 3 síntomas que debemos prestar especial atención. En primer lugar, la fiebre, que nos tiene que hacer sospechar que la infección ha alcanzado la vía urinaria superior, es decir, el riñón, y es lo que denominamos una pielonefritis. En segundo lugar, la sangre en la orina o hematuria, que siempre debe ser estudiada por un urólogo, ya que en muchas ocasiones puede haber un cáncer de vejiga todavía no conocido, y podemos echarle la culpa de la sangre a la infección y con ello retrasar el diagnóstico. Y en tercer lugar el dolor cólico a nivel lumbar, que puede ser debido a la irritación de la vía urinaria, pero que también puede ser que coincidan al mismo tiempo un cálculo renal que obstruya la vía urinaria y una infección de orina. Esta última circunstancia,
cuando se acompaña de fiebre, puede ser una auténtica emergencia, porque la orina retenida infectada puede convertirse en pus en pocas horas, y poner en riesgo la vida de la persona.

El cultivo de orina, indispensable cuando tenemos algo más que una cistitis

En cuanto al diagnóstico, el realizar una tira de orina en un servicio de urgencias, para una infección de orina ocasional, no complicada, de una mujer joven sana, para luego ser tratada con un antibiótico de manera empírica, es decir, que presuponemos que va a ser efectivo, puede ser una medida adecuada que nos puede resolver esa infección puntual. Sin embargo, no debemos abusar de este tipo de intervenciones cuando las infecciones se vuelven frecuentes, o cuando tras haber curado o casi curado una infección, volvemos de nuevo a padecer otra de manera continua. O cuando presentamos fiebre, sangre o cólico. Cuando esto acontece, se hace imprescindible la realización de una prueba que nos va a decir exactamente el nombre del germen y el antibiótico adecuado para su erradicación, y que se denomina cultivo de orina.

Sin cultivos de orina, muchas veces seriados, será muy difícil curar las infecciones repetidas. Y por eso, en cuanto empecemos a tener síntomas, debemos acudir a
nuestro médico de familia para que nos lo solicite. También iniciará el estudio de este tipo de infecciones y derivará al urólogo para que finalice el estudio y nos proporcione el tratamiento más adecuado. Hay otras pruebas que ayudan al diagnóstico, pero el mensaje que quiero dar es que el cultivo de orina es la prueba fundamental e indispensable para el diagnóstico.

Prevención y tratamiento de las infecciones de orina

Del tratamiento sólo voy a incidir en que debemos cumplimentar todos los días de tratamiento que nos indique el médico, aunque parezcan muchos días e incluso nos sintamos curados.
Tratamientos hay muchos, pero sólo nuestro médico de cabecera y nuestro urólogo son los profesionales adecuados para proporcionarlos. Vamos a centrarnos en qué podemos hacer para prevenirlas.

Evidentemente, la primera medida consiste en una buena ingesta hídrica diaria. Salvo que nuestro médico nos diga lo contrario, beber en torno a 2 litros de agua al día nos va a proporcionar una buena hidratación, un buen funcionamiento de nuestros riñones, va a prevenir la formación de cristales o cálculos en la orina y va a hacer que orinemos con frecuencia y así podemos arrastrar y eliminar los gérmenes que van ascendiendo por nuestra uretra o caño (que es por donde ascienden los gérmenes productores de orina). El segundo lugar, tener una buena frecuencia miccional. Cuantas más horas aguantemos sin hacer pis, más fácilmente tendremos infecciones. Una mujer no debería sobrepasar de manera habitual más de 3 horas sin orinar durante el día. Si además bebemos una buena cantidad de líquidos, esto será más sencillo. En el caso de la cistitis de la luna de miel, es decir, de las infecciones
asociadas a las relaciones sexuales, lo más importante que podemos hacer es tener la
costumbre de orinar inmediatamente después del acto sexual. Por desgracia, en muchas ocasiones no llega y nuestro médico nos dará un tratamiento para después de las mismas o de manera continua durante unos meses. Si la infección viene después de la relación y estamos próximos a la menopausia o con ella establecida, o en la madurez de la vida, un buen cuidado de muestra vagina, empleando geles o cremas con progestágenos, pueden ayudar tanto a prevenirlas, como para tener unas relaciones más satisfactorias. ¿Y qué pasa con los ejercicios de suelo pélvico?. Pues que, aunque evidentemente no fueron diseñados para este problema, sin duda un buen tono de la musculatura del suelo pélvico va a favorecer la continencia urinaria y de manera secundaria prevenir la infección de orina.

Los arándanos nos lo deben recetar nuestro médico

Por último, decir que existen preparados que se venden en farmacias, parafarmacias y
herboristerías, para prevenir la infección de orina. Los más empleados son los que están hechos con arándano rojo o americano. Y en muchas ocasiones son muy efectivos. Pero cuidado, deben de ser pautados por un médico, ya que además de caros, no son efectivos para todas las infecciones de orina. Así, por ejemplo, el arándano previene única y exclusivamente las infecciones por Coli, no siendo efectivo para otro tipo de gérmenes. Como vemos, el cultivo de orina es fundamental para cualquier tipo de acción.

Cicatrices renales, pérdida de función renal, cálculos, empeoramiento de la incontinencia de orina, o simplemente, empeoramiento de la calidad de vida, son muchas de las complicaciones o secuelas que nos pueden dejar las infecciones de orina. Prevenir las infecciones con hábitos como los que he comentado previamente, y acudir a nuestro médico de familia o urólogo cuando es algo más que una simple infección de orina, es lo que debemos hacer. Y como vemos, una vez más, son síntomas que no debemos dejar pasar por alto.

(*) Médico especialista en Urología y Andrología en Área Sanitaria de Ferrol Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria Médico especialista en Cirugía Laparoscópica Máster en Suelo Pélvico e Incontinencia urinaria femenina por la Universidad de Salamanca Máster en Cáncer de Próstata Avanzado por Universidad de Salamanca Máster en UroOncología por la Universidad C. Herrera

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