Pedro Sande García
Me van a perdonar ustedes que titule este artículo con una palabra que no aparece en el diccionario de la RAE, pero dada la vigente actualidad de este término he cometido el atrevimiento de usarla para encabezar estas palabras. Además del atrevimiento voy a cometer una osadía, incluir una definición del término similar a otros finalizados en «fobia», por lo que en el caso de «madrileñofobia» sería: Aversión hacia lo madrileño o a las personas madrileñas.
Creo que es necesario que les explique cual ha sido el motivo de escribir este artículo, y no solo ha sido por el repetido uso que a la palabra se le está dando desde hace unos meses. La realidad es que me siento ofendido y dolido, tanto por los que practican la «madrileñofobia» como por los voceros que fomentan esa antipatía hacia la ciudad de Madrid y los madrileños. Miren ustedes, nací hace bastantes décadas en Ferrol y me crié en dos lugares que llevo en mi corazón: Ferrol y Valdoviño. Me sentiría agredido, muy agredido, si tuviera que añadirle el término «fobia» a cualquier de ellos dos.
En Madrid llevo viviendo más de la mitad de mi vida, en Madrid es donde han transcurrido momentos muy importantes de mi vida, en Madrid es donde nacieron mi mujer y mi hija y Madrid es la ciudad que me acogió sin pedirme nada a cambio. Seré sincero con ustedes, hubo momentos en los que la ciudad me superó, momentos en los que me vi agobiado y con la única obsesión de huir. En ninguno de esos momentos sentí fobia ni por Madrid ni por los madrileños.
Madrid siempre ha sido una ciudad que ha generado fascinación en muchas personas, una ciudad que tiene un gran atractivo que viene corroborado por el dato de ser la segunda ciudad de España que más turistas recibe. Muchos de ellos no estarían
dispuestos a vivir en ella, es el temor que causan las grandes ciudades tanto por su
tamaño como por su ritmo de vida. También genera cierto sentimiento negativo, en
algunos casos por ser la capital de España y en otros por ser el símbolo de un centralismo que en estos tiempos no es real. Todo ello es parte de esta ciudad y así lo ha sido durante muchos años.
Lo que está ocurriendo en las últimas semanas, quizás meses, es algo diferente y es lo que me ha motivado a escribir este artículo. Llevo tiempo escuchando voces, con
motivo de la pandemia que todos padecemos, contra la ciudad de Madrid y los que la
habitamos. El detonante que me activó a ponerme a escribir fue una noticia de prensa del pasado día 28 de marzo, en ella se recogían las declaraciones de un destacado político madrileño donde culpaba de las masivas fiestas que se celebraban en las calles de Madrid a los cierres perimetrales. Después de llevar muchas semanas escuchando y
leyendo las barbaridades a las que nos tienen acostumbrados nuestros políticos, y
después de oír las sandeces de los voceros de la madrileñofobia, fue en mí caminata del día 28 de marzo cuando me hice la siguiente reflexión que colgué en Facebook, y que me van a permitir que reproduzca aquí íntegramente:
«Acabo de llegar a casa de dar mi caminata diaria. Como suelo hacer estos últimos
días me acerqué a ese maravilloso parque que tenemos en Madrid, el Retiro. En sus
alrededores y dentro del parque me encontré dos tipos de personas, todas afectadas por el cierre perimetral. Por un lado, la gran mayoría, miles de personas, y no exagero, cumpliendo el protocolo exigido: mascarilla y distancia de seguridad. Estaban paseando, haciendo deporte, en bicicleta, con patines, en patinete, paseando a sus perros. Había muchas familias que habían ido a pasar el día, otras estaban con sus hijos asistiendo a espectáculos de magia o de títeres. La verdad que un auténtico placer. También había otro tipo de gente, unos dentro del parque y otros, la gran mayoría, en las terrazas de las calles aledañas: sin mascarilla y sin distancia social y en muchos casos en grupos de 6,8 y más personas. ¿Dónde está el problema?, creo que hay dos respuestas posibles. 1- Los que hacen política barriobajera o los cegados por la dichosa ideología, estos culparan al cierre perimetral o a los franceses. 2- Los que ven la realidad. Estos culparán a una minoría de españoles, a una minoría de madrileños que no son capaces de aguantar un poco más, como todos los demás. Gente insolidaria a las que este país y sus personas les importa tres pepinos.
Me gusta Madrid, cada día más, y no voy a consentir que por culpa de una minoría y de sus voceros se genere una madrileñofobia que ni esta ciudad ni las personas que en ellas viven se lo merecen»
Debo añadir a estas líneas lo que me dijo una persona después de haberle enviado
esta reflexión por whatsapp: aunque la mayoría de personas que inundan de manera
insolidaria las calles y terrazas son de nacionalidad española y madrileña, también hay
grupos numerosos de extranjeros que también incumplen las medidas de seguridad.
Todos ellos, los nacionales y los de fuera, amparados por una excesiva permisividad
policial que no existe en su país de origen y que hacen de Madrid no un «paraíso de la
libertad» como dicen algunos, sino un «paraíso del despropósito y de la insolidaridad».
Todo ello fomentado por algunos dirigentes irresponsables que niegan esta realidad, que son incapaces, hasta en momentos de máxima gravedad, de hacer la mínima autocrítica.
Son esos dirigentes que unos días critican la llegada de extranjeros, otros días dicen que esos extranjeros vienen a visitar museos, algunos días fomentan que los ciudadanos salgan a las calles y consuman en sus bares y restaurantes, y también son capaces de echar la culpa a los cierres perimetrales, cierres establecidos en el resto de España y en la mayoría de los países europeos.
Creo que sería necesario añadir que Madrid sufre, debido a esa permisividad que cité con anterioridad, desde hace muchos años la invasión de hordas que se comportan
como energúmenos y que están llevando a algunos barrios, por ejemplo Malasaña, a la
degradación y a la pesadilla que sufren y denuncian sus vecinos. Una tendencia que
puede convertir a muchos barrios de la ciudad en el Magaluf de la península. Qué decir de los que tienen gestionar y controlar esta situación, qué decir de su irresponsabilidad en estos momentos donde está en peligro la vida de miles de personas. Les dejo este párrafo copiado de una editorial de prensa, se refiere a Madrid: Lo ocurrido no solo representa un peligro para la salud, sino que es también un insulto al sacrificio que realizan en distintos
lugares centenares de miles de personas.
Para terminar y volviendo al título de este artículo, imagínense ustedes si en su
ciudad ocurriera todo esto y aun encima una ola de fobia contra ustedes recorriera el país.
En Madrid, en términos de porcentaje, hay el mismo número de rubios, tontos,
inteligentes, gordos, altos, flacos, estúpidos, insolidarios, morenos, corruptos, listos,
tramposo y honrados que en el resto de ciudades y pueblos de España. Como puse en mi post de Facebook y repito aquí «no voy a consentir que por culpa de una minoría y de sus voceros se genere una madrileñofobia que ni esta ciudad ni las personas que en ellas viven se lo merecen», y para ello aprovecharé lugares como este para gritar mi protesta.
Cuídense y disfruten de sus pueblos y ciudades.