Unidas-Podemos…¿donde está el problema?

Enrique Barrera Beitia
Podemos está haciendo una dolorosa transición desde el partido protesta de sus inicios hasta el actual partido de gestión, dolorosa porque lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer. En realidad, el sujeto de este artículo es una confluencia estable entre una formación clásica de matriz comunista (Izquierda Unida) y otra (Podemos) inspirada en un populismo de izquierda difícil de encontrar en Europa.

En las elecciones europeas de 2014 tenía que cuantificarse el desgaste socialista y el favorito para beneficiarse de ello era IU, que se presentó como La Izquierda Plural; estaba previsto que obtuviera cerca del 15% de los votos, pero se quedó en el 10% por la exitosa irrupción de Podemos que se hizo con el 8% de los sufragios. A partir de ahí todos conocemos la historia: los medios informativos potenciaron a Pablo Iglesias para debilitar al PSOE, pero al ser un partido de aluvión que no podía sobrevivir sin los cuadros políticos de IU, surgió un matrimonio de conveniencia que se hubiera evitado si los bancos hubieran dado oxígeno a las finanzas de IU, que entraron en bancarrota tras el desastroso resultado electoral de 2015 (900.000 votos y sólo dos diputados).

Las contradicciones propias de un partido que nace atrapando todo tipo de descontento terminan pasando factura, y el hiperliderazgo de Pablo Iglesias añadió más tensión porque en el ADN de la izquierda rupturista hay una clara preferencia por las direcciones colegiadas. Era lógica e inevitable una desescalada electoral en paralelo a un aumento de la ideología, que ha terminado siendo la aportada por IU, de manera
visible el republicanismo y la defensa de lo público.

¿Y cual es la actual situación?

Se da la paradoja de que padeciendo España una crisis económica muy superior a la de 2008, las economías domésticas sufren mucho menos por el escudo social, y a finales de 2022 se espera recuperar el nivel anterior a la pandemia. Además, la presencia de comunistas en el gobierno no ha supuesto ningún problema en la negociación con la UE para obtener subsidios económicos.

Con estas credenciales el gobierno se presentará reforzado a la siguiente cita electoral, y ello explica la furiosa ofensiva mediática para echar a UP y conformar una imposible Gran Coalición (PSOE-PP). No está de más recordar que la entrada de los ahora denostados comunistas y populistas de izquierda, se debió a la negativa del PP y
Ciudadanos a permitir un gobierno socialista en solitario, con lo cual han terminado dando a UP su mejor (y puede que única) opción de supervivencia: terminar la legislatura y demostrar que han sido útiles.

Por lo tanto, ¿donde está el problema con Unidos Podemos? No lo encontraremos en relación a la lucha contra la crisis económica, dado el buen hacer de Yolanda Díaz al frente del Ministerio de Trabajo y el sometimiento de Pablo Iglesias, Irene Montero, Manuel Castells y Alberto Garzón a los planteamientos económicos de Nadia Calviño; es decir, ya no hay rupturismo y la coalición funciona sin especiales problemas, porque incluso el tema de la monarquía es una discrepancia sutilmente pactada, y toda esta ofensiva en los tribunales es puro fuego de artificio.

 

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