La VII Edición del Festival de Música Bal y Gay que se celebrará hasta el 24 de agosto en siete concellos de A Mariña Lucense -Foz, Mondoñedo, Viveiro, Ribadeo, Vilanova de Lourenzá, Barreiros y Trabada- lugares en los que la accesibilidad a la gran música ha sido hasta ahora limitada, se iniciaba esta semana con un magnífico concierto de la Real Filharmonía de Galicia, la orquesta cuya primera batuta titular fue la del aclamado director de Stuttgart, Helmuth Rilling. Un concierto que tuvo lugar en la románica catedral mindoniense, en las tierras de Valibria con sus ríos y fuentes cuyas cantarinas aguas mecieron los versos de Cunqueiro, Noriega Varela o Leiras Pulpeiro y aún las melodías de Pascual Veiga, pionero de nuestro
Rexurdimento musical con obras señeras como el Himno de Galicia o la matinal y anunciadora Alborada.
El Festival, que nace en 2014 como una iniciativa de la Asociación Xesús Bal y Gay,
toma el nombre de una de las principales voces de la creación musical gallega de todos los tiempos, el del intelectual sobre el que apuntaba José Luis Temes: “compuso poco pero impecablemente. Dijo lo que quería decir. Poco más de dos horas de música fueron suficientes para dotar a Galicia con una voz propia entre las mejores músicas de aquella generación”; la Generación de Plata, nada menos, en nuestro país.
El festival se ha convertido en todo un referente gracias a un cartel de artistas de primer nivel al que se suma por primera vez en esta edición la música sinfónica de mano de la Real Filharmonía dirigida por su fundador en 1996, el Maestro Maximino Zumalave, artista cuyo compromiso con Galicia mantiene la talla de sus
profundos conocimientos y de un altísimo nivel musical que lo ha llevado a llevar la batuta frente a importantes orquestas nacionales e internacionales, en estrenos absolutos de grandes compositores y a actuar con figuras como Alicia de Larrocha, Joaquín Achúcarro, Frank Peter Zimmermann o Teresa Berganza.
La elección del repertorio para este concierto inaugural no pudo ser más acertada, comenzando con el Adagio y Fuga en do menor KV. 546 de Wolfgang Amadeus Mozart, el “Divino”- “Mozart inmortal… cuántas sugerencias de una vida mejor y más bella has dejado en nuestras almas!” – una obra inspirada en la intensidad de
Bach y también en su estilo contrapuntístico; como también inspira Bach el Concerto Grosso de Bal y Gay, la segunda obra que pudimos escuchar, en homenaje al “coloso de la armonía”.
Después, la Sinfonía Nº 4, en la Mayor, “Italiana”, Op. 90 de Félix Mendelssohn, la pieza más alegre del compositor romántico en la que refleja su época más feliz a lo largo de sus cuatro movimientos: El Allegro-Vivace con su tema jubiloso en los violines; la antigua melodía alemana en oboes, fagotes y violas sobre corcheas en staccato de cellos y bajos, transcurriendo como una procesión de peregrinos en el Andante; la atmósfera nórdica del Moderato y la fogosa danza italiana en el Presto final, con la que se recobra el auténtico carácter meridional de la obra.
La limitación de aforo, cumpliendo rigurosamente con las medidas de seguridad, no impidió la entusiasta respuesta del público que pudo además seguir el concierto “in streaming” y a través del canal Youtube en el que está grabado y desde donde puede escucharse. El Festival continúa con nuevas y sugerentes propuestas musicales de las
que les haremos partícipes desde estas líneas ferrolterranas.