José Carlos Enríquez Díaz
“Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí. Y cuando llega, la halla barrida y adornada. Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.” Lucas 11:24-26.
La Xunta ya pensaba hace una semana que las cuatro provincias gallegas estaban en disposición de afrontar la desescalada propuesta por el Gobierno y superar sin excesivos problemas las fases establecidas, pendientes de los retoques finales que se incluyan en la orden de Sanidad. Feijoo, que en materia sanitaria transmite más optimismo, ha sido más cauteloso al valorar la situación económica. De hecho, consideró «demoledor» el efecto que tendrá la crisis en el PIB gallego, y adelantó un retroceso por encima de los dos dígitos. “Mientras Madrid y Cataluña pueden quedar rezagadas en la desescalada de la crisis sanitaria, Galicia está en condiciones de tomar la delantera.” Así lo defendió la pasada semana el presidente de la Xunta Alberto Núñez Feijóo, considerando que las cuatro provincias gallegas cumplen los requisitos sanitarios para pasar ya a la fase 1 de desconfinamiento -que el calendario estatal retrasaba hasta el 11 de mayo- y en la que se podrían ya reabrir tiendas y terrazas y permitir reuniones sociales reducidas. Y afirmaba que Galicia no se puede permitir más tiempo de desescalada.
Feijóo también declaraba en otra entrevista: “que los alumnos gallegos vuelvan a verse las caras con sus compañeros y profesores antes de que termine el curso, y que este encuentro que Educación encuadra en las últimas semanas -junio- sirva para que se pueda reconocer la labor de aprendizaje en este año académico tan singular.” Además, añadió: «Nos parece que sería bueno para que se reencuentren los alumnos, para que se reencuentren los profesores y para despedirse cuando empiece el periodo estival» Para muchos ciudadanos que están preocupados por la salud de sus hijos volver a las aulas aunque mejore la situación para lo que queda de curso es una barbaridad, este virus es contagioso y traicionero, ni siquiera saben aún como actúa.
Tampoco debemos olvidar que varios parlamentarios del PP criticaban la actuación del Gobierno de Pedro Sánchez ante la crisis sanitaria del coronavirus, alegando que ha «mentido«, ha incurrido en «negligencia» e «irresponsabilidad». Alguno de ellos incluso sostenía que debería «pedir perdón». Sin embargo, en plena expansión del virus por la geografía española, el presidente de la Xunta de Galicia organizaba un acto multitudinario el pasado 10 de marzo con la sociedad civil de Lugo. Así lo compartió en redes sociales Feijoo. También reunía cerca de 500 personas al día siguiente en el restaurante Illas Gabeiras de Ferrol, el líder de los populares gallegos justificó su presencia en un desayuno preelectoral para «rendir cuentas de en qué hemos invertido vuestro dinero y para escuchar».
Mientras tanto en esas fechas Alemania pisaba el freno en su desescalada. El director del Instituto de Virología Robert Koch, Lothar Wieler, pedía a la ciudadanía que siguiera recluida en casa lo máximo posible tras detectar un repunte en la tasa de contagios. Weiler informaba también de que la tasa de reproducción del coronavirus, el famoso índice R0, había vuelto a subir a 1 en Alemania, que en las últimas fechas registraba una tasa de hasta 0.7. Este indicador es clave en cualquier fase de desescalada y mide el número de personas a las que infecta cada contagiado con el SARS-Cov2.
Christian Drosten, que dirige el Instituto de Virología en el Hospital Charité de Berlín, fue uno de los que identificó el virus Sars en 2003. Como jefe del laboratorio de referencia del instituto de salud pública alemán sobre coronavirus, se ha convertido en el centro de referencia del gobierno. Experto en el virus relacionado que causa la pandemia actual. En una entrevista exclusiva, Drosten admitía el temor de una segunda ola mortal del virus. Explica por qué Angela Merkel tiene una ventaja sobre otros líderes mundiales, y por qué la «paradoja de la prevención» lo mantiene despierto por la noche.
Algunos expertos ya lo han adelantado: cuando pensemos que la pandemia está terminando, en realidad no lo estará; incluso han señalado que puede presentarse una segunda y hasta una tercera ola del COVID-19 en lo que resta del año. Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtió que “lo peor aún está por venir”. No obstante, se alzan grupos de protesta que piden que se reabran las ciudades para que la vida continúe sus trajines. Ángela Merkel, canciller alemana ya ha advertido de que hay que mantener la firmeza y se mostró preocupada por quemar etapas demasiado rápido.
La terrible disyuntiva entre proteger la salud de los ciudadanos o proteger la economía del colapso genera un profundo conflicto ético, puesto que la gran mayoría de las personas consideramos que no se puede poner precio a la vida humana. Sin embargo, nuestro disgusto ante esta disyuntiva no hará que desaparezca por sí sola. De hecho, los gobiernos se enfrentan a decisiones similares continuamente. Pero Consideremos el caso de España a principios de marzo, cuando los contagios empezaron a crecer de manera exponencial. Los modelos epidemiológicos estiman que, sin ninguna medida de distanciamiento social, se habría contagiado entre el 60% y el 80% de la población. Asumiendo una tasa de mortalidad por covid-19 del 1%, se habrían producido entre 282.000 y 376.000 muertes durante la epidemia. Y esto sin tener en cuenta que la tasa de mortalidad podría haber sido más alta por el colapso del sistema sanitario y las consiguientes muertes por otras causas tratables.
Hoy, dicen algunos grandes economistas, solo hay tres dioses: un primer dios es el capital: el dinero convertido en único poder que todo lo mueve. El segundo dios, el equivalente a Cristo, sería un tipo de empresa productora de bienes materiales o bienes de otro tipo, como los mediáticos en el mundo en que ahora estamos de las comunicaciones. Y el tercer dios, el Espíritu Santo, es un mercado global donde todo se compra y se vende.
Es evidente que no tenemos políticos preparados para una pandemia como ésta, ni economía al servicio de la vida, ni medios de comunicación y comunión transparentes para la comunicación de los grupos… Hemos creado una fábrica donde se produce todo, menos humanidad, mercado donde se compra y vende todo, empezando por oro y plata y terminando con “cuerpos y almas humanas”, como dice el Apocalipsis (Ap 18, 13).