Vox exige que parte de las fragatas F-110 se construyan en Cádiz y no en Ferrol

Fot. Navantia

(La Información-Ana Sánchez Juárez)-El reparto de la carga de trabajo de las cinco fragatas F-110 que Navantia construirá para el Ministerio de Defensa, cuyo coste se estima en 4.300 millones de euros, es objeto de deseo de varias factorías españolas. Y, aunque dicho pedido está destinado a los astilleros de la Ría de Ferrol (la antigua Bazán ferrolana y la antigua Astano, en Fene), la acción parlamentaria de los diputados de Vox Agustín Rosety, José María Figaredo -familiar de Rodrigo Rato-y Carlos Zambrano podría cambiar las cosas.

El partido de Santiago Abascal resalta la compleja situación de los astilleros de Puerto Real, en Cádiz, que sufren la falta de pedidos militares y civiles y actualmente rozan la mitad de su capacidad operativa, según reconoce la propia memoria anual de la compañía. Los parlamentarios de Vox han lanzado una serie de preguntas incómodas al Ejecutivo de Pedro Sánchez sobre las previsiones del Gobierno ante el futuro de la Bahía de Cádiz.

Las F-110 son el último contrato ‘estrella’ de la Armada. Estas fragatas deberán sustituir a las actuales F80 de la clase Santa María, cuya primera unidad entró en servicio en el año 1986. Estas embarcaciones van poco a poco van llegando al final de su vida operativa, fijada en torno a 2025, tras la modernización efectuada a principio del año 2000.

Desde VOX preguntan al Gobierno (y exigen una respuesta por escrito) sobre la carga de trabajo prevista para este año en el astillero gaditano, vital para la supervivencia del sector en la Bahía de Cádiz. También si el Ejecutivo está dispuesto a que SEPI o Navantia le asignase la construcción de al menos dos buques completos. Vox lanza estas preguntas porque, desde que Puerto Real entregó el último petrolero ‘Suezmax’ -los que circulan por el Canal de Suez-, la carga de encargos civiles es nula, aseguran. Igualmente, sostienen que esta falta de pedidos coincide con la política de prejubilaciones aplicada por la empresa, que según el convenio colectivo del pasado 4 de febrero afecta al 44% de la plantilla.

La rivalidad Fene-Puerto Real

Pensando en el futuro de Puerto Real, Vox exige que se asigne a Cádiz la construcción de al menos una de las fragatas clase F-110. El partido argumenta que ya se hizo en sentido inverso con uno de los BAM (barcos que son equiparables a corbetas o fragatas de defensa costera), que terminó construyéndose en Ferrol. Otra de las posibilidades que sugieren para dar una carga adicional de trabajo a Puerto Real sería asignarle un buque tipo AOR (buque de aprovisionamiento en combate) como los que se han entregado a la Armada australiana o de los transportes previstos para el Ejército de Tierra.

La rivalidad entre Cádiz y Ferrol es una constante en los últimos años, ya que las dos factorías pugnan por los contratos de Navantia. El pasado marzo, la empresa decidió desviar carga de trabajo que iba a ejecutarse en el astillero de Fene al de Puerto Real. Allí se está construyendo una de las cinco plataformas del proyecto Kinkardine, un parque eólico marino que promueve la española Cobra, filial de ACS, en aguas escocesas. La empresa pública justificó la decisión con el hecho de que el encargo tiene un plazo de ejecución muy ajustado, ya que los cinco componentes deben estar listos en abril de 2020. Pero el cambio no fue bien recibido en Galicia.

La situación gallega también es delicada

Según la memoria interna de Navantia, la situación en los astilleros del norte tampoco es boyante. La empresa asegura que la tasa de ocupación media de sus astilleros en la Ría de Ferrol se situó en el 60,1% el año pasado. Por su parte, el sector naval ferrolano reclama el contrato de un nuevo buque para evitar un parón de dos años hasta que en 2022 se inicie la construcción de la primera de las cinco fragatas F-110.
Prueba del delicado momento que atraviesa Ferrol es la situación de las empresas satélites al astillero. Iris, la firma con sede en Fene especializada en la fabricación de tuberías y maquinaria para buques, presentó el año pasado un expediente de regulación de empleo (ERE) extintivo para sus 40 trabajadores en plantilla. Su movimiento se produjo casi en paralelo al de Elinco, empresa dedicada a ofrecer instalaciones electrónicas a la industria naval, que anunció lo propio para sus 90 empleados.

La apuesta más ‘verde’ de Vox

Por otro lado, desde Vox prometen hacer una firme apuesta por los buques crucero ecológicos, una industria que -dicen- tienen futuro. Según la formación de Abascal, «desde el Gobierno se debería apostar por esta industria incipiente, lo que nos aseguraría carga continua de trabajo en nuestros astilleros, ya sea en Galicia o en Andalucía». Para los neófitos en el tema, las navieras están emprendiendo cambios para que la nueva generación de barcos sean más sostenibles, impulsados por energías limpias. Una idea respaldada por Vox en España que, curiosamente, encontraría también apoyo en la mismísima Greta Thunberg.

Los astilleros noruegos son pioneros en este este sentido. Uno de los proyectos a punto de convertirse en realidad es el crucero híbrido de Hurtigruten. El MS Roald Amundsen apunta ser el primer barco de crucero completamente ecológico. Esta embarcación será impulsada con una tecnología que combina la movilidad eléctrica con el gas natural licuado y el biogás. Según apunta la compañía, se estudia incluso utilizar restos de pescados podridos para fabricar un nuevo tipo de combustible fósil, aprovechando los restos de la potente industria pesquera de su país.

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