A todo filispín

Pedro Sande García

Es posible que algunos de ustedes desconozcan el significado de la expresión «A todo filispin», permítanme que se lo explique. «A todo filispin» es uno de los muchos términos usados en el habla Ferrolana. El Ferrolano no es una lengua propia, ni siquiera un dialecto, tampoco una jerga. Simplemente es una característica en la forma de hablar de las gentes de Ferrol. Una forma de hablar coloquial y popular que se usaba en todos los estamentos sociales, en la calle, en los bares, en el trabajo y en el entorno familiar. Si alguno de ustedes está interesado en conocer la historia y los términos del Ferrolano, les aconsejo la lectura de El Ferrolano. Un estudio del habla local, un magnífico libro del profesor de literatura y escritor ferrolano Guillermo Ferrández. Aprovecho estas palabras para reivindicar esta forma de hablar y para sustituir el «que se usaba» por «se usa». Debemos defender nuestro pasado, nuestras costumbres y nuestra historia de la misma manera que debemos adueñarnos de nuestro futuro. En ambos casos es una forma de decir, alto y claro, que Ferrol también existe.

No se crean ustedes que me he despistado, no olvido el título de este artículo, este paréntesis reivindicativo ha sido premeditado. La expresión Ferrolana «A todo filispin» tiene el mismo significado que la expresión Gallega «A fume de carozo». Esta última tiene su origen en el corazón de la espiga del maíz, que era utilizado para hacer las brasas de la chimenea y que cuando está bien seco arde con mucha rapidez. En el caso de «A todo filispin» su origen viene del inglés «at full spead», a toda velocidad. La conversión del término inglés, que ocurre con muchas otras palabras del Ferrolano, es un ejemplo del desparpajo y la creatividad de los habitantes de Ferrol. Muchos de ustedes se preguntarán si Ferrol es una ciudad donde sus pobladores van todo el día de prisa, y se mueven con la agotadora intensidad que lo hacen los que viven en las grandes ciudades. Nada más lejos de la realidad, Ferrol es una ciudad amable y tranquila, que al igual que sus vecinos de la comarca de Ferrolterra disfrutan de manera sosegada de un entorno privilegiado donde las prisas y el tumulto están alejados de su vida cotidiana.

De nuevo permítanme un paréntesis reivindicativo para decir, de forma alta y clara, que Ferrolterra también existe. Entonces ¿Cuál es la razón del uso de «A todo filispin»?, quizás la respuesta está en que Ferrol estuvo regida durante muchos años por la «sirena del astillero» o como decimos los Ferrolanos por «el pito de Bazán». El «pito de Bazán» no solo marcaba el horario de los operarios que trabajaban en la factoría naval, también era una señal que servía para que todos los Ferrolanos situasen el momento del día. Y dado que estoy reivindicativo desde aquí quisiera demandar, y animo a todos los Ferrolanos que estén de acuerdo a que lo hagan, a que se restituya el «pito de Bazán» como símbolo de nuestra ciudad.

Voy a moverme de entorno y de localidad y hablar de Madrid, la ciudad en la que llevo viviendo la mitad de mi vida. En los últimos años voy con regularidad al aeropuerto de Barajas y fue en uno de estos viajes donde surgió la idea de escribir este artículo. Salgo de mi casa a las seis de la mañana, momento en el que la ciudad está ausente y aún no ha sido invadida por la algarabía, lo mismo que me pasa a mí pese a la reconfortante ducha y desayuno. Salvo en los meses más duros del invierno, cuando el aire de la sierra Madrileña deja mi piel como la mojama, el resto del año soy insensible a todo lo que me rodea. Para que ustedes se sitúen, cojo el coche y tardó un par de minutos en llegar hasta el puente de Ventas y ahí enlazo con la M-30. Son aproximadamente dos minutos de silencio solo alterado por los zumbidos de los pocos coches que me acompañan. Me situó en el carril para tomar la desviación a la carretera de Barcelona, la N-II, y de repente un mundo nuevo se abre ante mis ojos, es un instante en que el que todo cambia y me veo rodeado por una invasión de luciérnagas que parecen escapar de algún terrible depredador.

He buscado una palabra que lo pueda explicar y al final he elegido la siguiente definición que hace la RAE: «Deterioro progresivo de las facultades mentales que causa graves trastornos de la conducta», para la palabra Demencia. También podría usar Demencial cuyo significado es: «Caótico, absurdo, incomprensible». En ese momento todas mis facultades se activan, centrándose en esquivar, sortear y controlar a los cientos, o miles, de artilugios pilotados por seres que escapan de algo aterrador.

Pensarán ustedes que estoy exagerando y que en realidad solo son las prisas por llegar al aeropuerto lo que les hace ir «A todo filispin». Estoy seguro que no es la ansiedad por llegar lo que les hace comportarse así, estoy seguro que es la ansiedad por huir de algo terrible que les acecha. Nunca he mirado hacia atrás, si lo hiciera me comportaría como un demente. Creo que todos ellos están aterrados por una voz que les persigue: ¡Cabritillo, cabritillo, dejadme entrar! ¡No temáis, soy vuestra mamaíta, ita, ita! ¡Aquí está Jack!. Intento mantener la calma, aunque el instinto de supervivencia hace que en algunas ocasiones no pueda evitar el contagio de semejante vorágine. Son diez minutos en los que todos los sentidos se ponen en situación de máxima alerta hasta que todo parece calmarse con la llegada al aeropuerto, zombis que se bajan de sus coches y recogen sus maletas mientras un suspiro de alivio se muestra en sus rostros. Son unos pocos segundos de sosiego, de nuevo las prisas y la ansiedad invaden la cola de aturdidos sujetos que escupen de manera excitada el contenido de sus bolsillos sobre bandejas de plástico. Pasado este trance de nuevo regresa el sosiego hasta que las puertas de embarque se abren, hay que entrar en el avión «A todo filispin», deben de pensar que se pueden quedar sin asiento. Podría seguir hablando aquí del frenesí que se produce cuando el avión aterriza pero lo dejaré para otro artículo.

La conclusión final es que «A todo filispin» es un término que solo se puede usar en ciudades como Ferrol, una ciudad donde las prisas son prisas sosegadas. En Madrid las prisas hacen honor a una de las definiciones que incluye la RAE: Necesidad o deseo de ejecutar algo con urgencia y esto desde luego no es el significado de «A todo filispin». En Ferrol los conceptos de «tiempo» y «espacio» no significan lo mismo que en Madrid, me imagino que será debido a que los Ferrolanos no van «con prisas», los Ferrolanos van «A todo filispin», también puede ser debido a lo que un ilustre Ferrolano dijo sobre Ferrol: «Es una ciudad lógica enclavada en una tierra mágica».

Lea también

Una nueva especie invasora, los charlatanes- (Pedro Sande)

Pedro Sande García Las dos características que convierten a una especie en invasora son, la …