Enrique Barrera Beitia
Los cinco inventos que cambiarán nuestras vidas
1. El grafeno. Se obtiene del grafito y tendrá un impacto similar al que tuvo la fabricación de hierro en el inicio de la revolución industrial del siglo XIX, porque agrupando en forma de celdas hexagonales sus partículas de carbono, se convierte en un material increíblemente duro y ligero, con aplicaciones casi ilimitadas, como conexiones de redes ultra-rápidas, móviles y dispositivos electrónicos que se podrán enrollar y doblar como si fuera papel, y baterías que durarán 10 veces más y se cargarán en mucho menos tiempo. Además, puede destruir las células cancerígenas sin destruir las sanas.
2. Las impresoras en 3D. Pueden construir prácticamente cualquier producto en la propia casa, incluso crear prótesis e imprimir tejidos orgánicos en el mismo hospital. Las actuales sólo pueden fabricar objetos en plástico, cera y goma. Las que vengan, crearán y destruirán puestos de trabajo.
3. El coche autónomo. No necesita conductor porque lo guiará un ordenador. La industria del automóvil retrasa su implantación, porque muchas personas usarán las flotas de coches autónomos como si fueran taxis, y las ventas caerán. De los seis niveles de autonomía, sólo llegamos hoy al cuatro, pero no se usa porque las infraestructuras no están preparadas.
4. La energía nuclear de fusión. Es sencillamente la panacea a los problemas energéticos del planeta, porque usa elementos inagotables como el tritio y el deuterio (isótopos del hidrógeno), y no deja residuos
ni emite CO2, por lo que se trata de una energía limpia. Todavía tiene un enorme reto tecnológico que
resolver: el proceso de fusión no puede ser contenido por ningún material conocido, por lo que es
imprescindible crear un campo magnético.
5. La carne de laboratorio. Aparte de las crecientes consideraciones de los animalistas, la actual manera de obtener carne es insostenible, porque ocupa el 80% del terreno agrícola y produce sólo el 18% de las calorías y el 37% de las proteínas que consume la Humanidad. La carne obtenida en laboratorio a partir de células de animales todavía no se comercializa por su prohibitivo coste, pero en 20 años alcanzará el 35%. No se debe confundir la carne de laboratorio con la carne de origen animal, como el tempé, el tofu o el seitán, que hacia el 2040 sera el 25% de la que se consuma.