Las autoridades noruegas finalizaron este lunes el reflotamiento y traslado de la fragata «KNM Helge Ingstad», construida por los astilleros españoles Navantia en Ferrol y que en noviembre chocó con un petrolero en una terminal cerca de Bergen (oeste).
La fragata llegó cerca de la medianoche a la base militar de Haakonsvern, cinco días después del inicio de los trabajos, inicialmente previstos para el mes pasado pero que fueron aplazados varias veces por el mal tiempo y por la complejidad de la tarea.
El plan tuvo que ser alterado el pasado miércoles por las previsiones meteorológicas, ya que se necesitaban poco viento y oleaje para que dos embarcaciones grúa, situadas a cada lado de la fragata, pudiesen izarla de forma sincronizada y trasladarla luego a una pontona.
La nave fue remolcada para completar el izado 15 millas al sureste del lugar del accidente, donde permanecía sujeta por unos tensores desde que se hundió hace 115 días.
A la fragata se le extraerá el combustible restante y se seguirán sacando componentes prioritarios, labor que ha permitido rescatar hasta ahora 1.400 de un total de 2.500 piezas, para analizar luego la estructura y determinar si es reparada o desguazada.
«Así tendremos la mejor base posible cuando tengamos que decidir el destino final de la fragata«, dijo en rueda de prensa en Haakonsvern el comandante Thomas Wedervang, de la Agencia Noruega de Material de Defensa.
Wedervang reveló, en una comparecencia emitida por la web de la televisión pública NRK, que la Armada ha encargado acero para cubrir la grieta provocada por el accidente y que el objetivo es que «en cinco o seis semanas» pueda navegar de nuevo.
La operación, en la que han intervenido 300 personas, tiene un coste provisional de medio millón de coronas (unos 59.000 euros)
La Comisión de Investigación de Accidentes de Transporte noruega alertó en noviembre de que hubo un fallo de seguridad «crítico» relacionado con la estanqueidad (impermeabilidad).
El informe provisional recomendaba a Navantia impulsar un estudio «sobre los elementos identificados en esta investigación inicial» y determinar si el problema se daba en otros buques.
El grupo naval español, que construyó cinco fragatas para Noruega la pasada década, debía notificar el problema a «relevantes astilleros, propietarios y operadores», aconsejando «medidas necesarias para abordar la seguridad».
La comisión señaló que el hallazgo «no está en conformidad con el estándar de estabilidad contra daños requerido» para esas fragatas.
Fuentes de Navantia declararon entonces que el diseño de la fragata cumple con las certificaciones internacionales de buques de guerra y, en concreto, la reglamentación sobre longitud máxima de inundación que deben soportar, lo que permite al barco mantenerse a flote aunque se inunden varios de sus compartimentos.
La empresa española recordó que desde el principio se ofreció a colaborar con Noruega para esclarecer el accidente y aseguró que analizaría todas las hipótesis sobre el siniestro, ya que algunas de las que se barajaban nacían de una investigación muy preliminar.
El estudio provisional explica el accidente por un conjunto de factores como la confusión entre las luces emitidas por el carguero y la terminal en la tripulación de la fragata, que tuvo que ser evacuada a las pocas horas por el peligro de hundimiento de la nave.
La fragata volvía de participar en unas maniobras de la OTAN, en un accidente en el que hubo ocho heridos leves y se detuvieron durante unas horas las operaciones petroleras en el área.