La noticia de la no concesión de las fragatas de la Armada autraliana a Navantia ha traído desilusión a la ciudad de Ferrol “porque había moitas esperanzas”, según reconocía el alcalde de Ferrol en la mañana del lunes, aunque afirmaba que “non ía xerar tantos postos de traballo como teñen os contratos dos grandes buques, como é o caso da Armada española.”
Para Jorge Suárez el informe de ingeniería que presentó Navantia “o facía en condicións moi favorables á empresa”, por lo que existen motivaciones “máis alá das técnicas para a non adxudicación deste contrato”, recordando que Navantia se presenta a muchos contratos a nivel mundial a lo largo del año “e non sempre se pode gañar” y aunque sea “unha noticia negativa, hai que afrontar o futuro con esperanza”, donde en la actualidad los astilleros de la ría de Ferrol tienen el proyecto de las fragatas encargadas por el Ministerio de Defensa “e buscar outros obxetivos que repercutan na creación de postos de traballo e mellorar as condicións retributivas dos traballadores e traballadoras.”
Al mismo tiempo Jorge Suárez le pedía la urgencia de un nuevo plan industrial al gobierno central de Pedro Sánchez “para rexuvenecer os cadros de personal e para que a modernización de Navantia ao asteleiro 4.0 sexa unha realidade.”
Apuesta por la tecnología eólica marina
Jorge Suárez también hacía referencia a la tecnología eólica marina en la que trabaja Navantia “e que pode suministrar enerxía ao noso país”, destacando sus virtudes como energía limpia, avalada por Greenpeace “e que xenera postos de traballo na construcción e no mantemento e non é tan agresiva como a eólica terrestre”, poniendo como ejemplo lo que sucede en Cedeira “é unha zona paisaxísticamente óptima e se ven agredidas con estos grandes muiños”.
Del mismo modo que hay motivaciones más allá de las técnicas para que España encargue sus barcos a Navantia sin buscar si hay otros mejores o más baratos. Cuando hablamos de 22.000 millones de euros y un programa que implicará a toda una generación siempre va a influir la política, y Australia es parte de la Commonwealth, por lo que su decisión es más que lógica. Ahora lo que toca es no dormirse en los laureles y avanzar sin pausa en mejorar la competitividad de nuestros astilleros a través del I+D+i, de la racionalización de recursos, del avance en la industria 4.0 y de la formación. Hemos entrado en la Champions de la construcción naval y el nivel de exigencia ya siempre será el máximo. Con suerte o Canadá o Estados Unidos eligen nuestra oferta para la renovación de sus respectivas flotas.
Cierto es que Australia pertenece a la Commonwealth, pero el gobierno de España ha tenido cuatro años para compensar a los australianos con otros negocios y empresas, a la par que se les suministre otros bienes, y es en eso en lo que ha fallado el gobierno de turno. Todo gobierno tiene la obligación de apoyar a sus empresas en el exterior, pero parece que eso no es interesante para ellos, el hecho de que haya habido tres demoras, habla bien a las claras que la preferencia de la RAN era Navantia, salvo la inacción del gobierno de España que es quien no ha sabido apoyar a la empresa en cuestión, empresa que por cierto, es en gran parte propiedad del Estado Español.