Capitulo primero
Había una vez una estrella tan particular…..que soñaba despierta con mundos muy lejanos.
Vivía allí,a lo lejos,en aquel trozo de cielo inmenso que se abre sobre nuestras cabezas,salpicado de nubes intensamente blancas,de espacios infinitos, de sueños no alcanzados. Y desde allí, lo contemplaba todo…..los distintos planetas, los meteoritos, las estrellas fugaces y las constelaciones.
Su vivir…transcendente.Su función esencial : ser testigo imparcial del universo entero.
Y así, de esta manera,adornada de luz y observandolo todo,pensó que era importante.
Pero al pasar el tiempo y verse siempre igual, un sentimiento extraño comenzó a perturbarla…..Qué faltaba en su «espacio«?…..¿por qué estaba vacío?.
Desde hacía ya muchos años, se entretenía observando a un diminuto planeta que le atraía de una manera especial.
En las noches más claras se reflejaba altiva en sus profundas aguas,jugaba con la luna y guiñaba su brillo al sabio enamorado que la observaba siempre.
Le gustaba la tierra, sus colores, su aroma y ese suave murmullo que se escuchaba a veces.
Le asustaban, no obstante, sus bruscas sacudidas, sus humos, sus conflictos y le intrigaba esa mezcla confusa de sentimientos contradictorios que brillaban al sol.
Pero, ahora, ese entretenimiento adquiría otra dimensión. ¿Podría ser en la Tierra donde se encontrara su anhelada respuesta?.
Por eso, nuestra curiosa amiga, desprendiéndose de su brillante esencia abandonó su cielo en busca de algo nuevo que no le defraudara.
Atrás quedaba la inmensa perfección de la grandeza, la soledad, la estética más pura y ante ella,un insignificante punto azul bailando en el espacio.
El viaje no fue ni corto ni largo. Cuando caen las estrellas el tiempo se detiene y vuelve a andar despacio…muy despacio….para que todo siga su curso, como si nada importante hubiera ocurrido…….y porque caen envueltas en el mas suave de los silencios,¡en tantas ocasiones pasan inadvertidas¡.
Y…así, llego la estrella a nuestro mundo……pero no como tal, sino transformada en una gota de lluvia que se posó en la hoja.
Un chaparrón ruidoso le dio la bienvenida y un sinfín de gotitas cariñosas bailaron a su alrededor,formando diminutos charcos para cantar en conjunto. Después le preguntaron mil cosas y con gran admiración la contemplaron atónitas. Era una gota radiante, fresca, suave y se encontraba feliz encima de aquella hoja tan verde, tan cálida, tan flexible.
Pero, de pronto, cesó de llover.El suave vaivén de la hoja se convirtió en un feroz movimiento que la zarandeaba de un lado a otro, mientras un ruido ensordecedor parecía envolverlo todo. Se agarró como pudo y sin saber por qué comenzó a tiritar. Una sensación horrible se había apoderado de ella, tenía ganas de estallar…o mejor aún, de encogerse hasta el punto de desaparecer. Como última esperanza le preguntó a la hoja con voz entrecortada y apenas comprensible.
—- ¿Que pasa?
—- Tranquila¡…es solo el viento —-Le contesto sonriendo.
—- ¿Viento?…..En mi mundo no hay viento…..nada se mueve así, de esta manera atroz……allí todo es quietud
—- Si en tu mundo no hay viento,tampoco tendreis brisa.
—- ¿Brisa?……¿que es la brisa?
—- La brisa es la ternura del aire, su forma más sutil de acariciar la tierra.
—- ¿Ternura?….Acariciar?
La hoja la observó divertida y casi en un susurro le preguntó curiosa
—– ¿Tan distante está tu mundo?
Pero la estrella dejándose llevar por una absurda arrogancia, le respondió altiva.
—– Es distante y perfecto,todo allí guarda un orden, una medida exacta,un silencio,una grandiosidad. Mi mundo es el eterno firmamento……¿Te parece poco?
—- Me parece frío –— contestó la hoja tristemente.
Continuará la próxima semana.