( Javier Rodríguez – @JavierLaVoz Cádiz)-El plan para rejuvenecer la plantilla de Navantia ya está en marcha. El presidente de la compañía, Esteban García Vilasánchez, mantuvo este jueves una reunión con el comité intercentros de los astilleros para informar de las líneas maestras del plan estratégico de la empresa. No se trata de un decálogo de intenciones sino de un documento que recoge todas las acciones y medidas a tomar en los próximos meses para ganar competitividad, eficacia y, sobre todo, agilidad en los procesos de producción.
Un equipo técnico de Navantia, junto con responsables de la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), a la que pertenece Navantia, ha estado más de dos años analizando el potencial de los astilleros y las capacidades para lograr, de una vez por todas, su rentabilidad. No hay que olvidar que Navantia, desde su creación en 2005, no ha generado beneficio alguno y arrastra más de 200 millones de euros de pérdidas. Este informe, conocido como Astillero 4.0, es una especie de hoja de ruta para colocar a Navantia en la senda de la prosperidad.
Para ello, el nuevo presidente de la compañía, Esteban García Vilasánchez, ha empezado por abordar uno de los puntos más delicados del programa: el rejuvenecimiento de la plantilla.
El 68% de los 5.283 empleados tiene más de 50 años. En el caso de las tres plantas de la Bahía de Cádiz la situación es aún más preocupante, ya que el 30%, unos 517 trabajadores, está por encima de los 60 años. Los astilleros de Fene y Puerto Real concentran las plantillas con más edad. La edad media en la planta gallega es de 56 años, mientras que en la gaditana es de 54. El número de bajas incentivadas aún no está determinado, ya que Navantia aguarda la firma del contrato con Arabia, unos 3.000 millones de euros, y la posibilidad de hacerse con las fragatas australianas, para echar números.
El tiempo apremia y Vilasánchez quiere aprobar la asignatura de la plantilla cuanto antes. A partir de ahora arranca un proceso de negociación con los representantes sindicales para definir cómo se llevará acabo el plan de rejuvenecimiento. La empresa ha transmitido al comité intercentros que serán bajas pactadas, sin embargo, la duda que existe ahora es saber si las salidas se cubrirán con nueva mano de obra o, por el contrario, la empresa irá a la subcontratación para ajustar aún más los costes de producción.
Reorganización de los mandos
El nuevo presidente fue nombrado el pasado 8 de abril y entre sus prioridades se encuentra la aplicación de este plan estratégico. Para ello ha reorganizado la estructura de mando de la compañía y se han unificado las principales áreas de negocio de la empresa con el fin de reducir burocracia y mejorar resultados. Esta medida se tomó el pasado 30 de junio. Vilasánchez ya tiene el cuadro organizativo preparado para abordar la reconversión de la empresa.
Una década en pérdidas
El envejecimiento de la plantilla ha sido progresivo. Los portavoces sindicales lanzaron hace varios años la voz de alarma, sin embargo, la ausencia de carga de trabajo en los astilleros entre 2011 y 2014 impidió al entonces presidente, José Manuel Revuelta, actuar sobre la plantilla. Revuelta dedicó parte de los esfuerzos de su gestión a buscar fórmulas para mejorar el rendimiento de la mano de obra. Gran parte de esas reflexiones se encuentran incluidas en el plan estratégico.
Igualmente, las perdidas estructurales de Navantia han impedido acciones directas en este sentido. No hay que olvidar que la empresa perdió en 2010 unos 46 millones de euros. La cifra bajó levemente en 2011 hasta los 43,2 millones de euros y en 2012, la situación se desbocó hasta los 78,2 millones. En cuanto a 2013, el pago ‘in extremis’ de varios programas navales con la Marina de Australia, la Armada Española y el contrato con Turquía aliviaron los números rojos hasta situar el déficit ese año en 57,7 millones de euros. En 2014 se logró rebajar el déficit perdiendo solo 29 millones de euros, sin embargo, la ausencia de actividad llevó a unas pérfidas generales de 167 millones de euros en 2015. La caída no se frenó y Navantia acabó 2016 con casi 200 millones de euros de pérdidas.
Vilasánchez está dispuesto a lograr el equilibrio financiero antes de 2020, por ello son vitales los contratos de Arabia y Australia.