Desde tiempo atrás ha sido una constante histórica en las costas europeas del Atlántico la presencia de “raqueros”, personas que se dedican a recoger los restos materiales aprovechables de los naufragios de buques, muchas veces, según la leyenda, provocados o inducidos por ello mismos. Para muchos, el nombre de raquero procede del inglés Wrecker, saqueador de naufragios.
Sobre ellos persiste una leyenda negra, extendida desde las costas escocesas hasta las bretonas y gallegas, de que era gente que vivía de los restos de naufragios encontrados en las playas y lugares de la costa. Particularmente, en la Costa da Morte gallega, alrededor de Camariñas y Muxía, hubo decenas de naufragios, según la leyenda a veces ocasionados por la presencia de vacas con faroles en sus cuernos, que, simulando botes, por la noche engañaban a los buques carentes de medios modernos de navegación.
Uno de los casos más conocidos del presunto pillaje efectuado por los raqueros gallegos fue el del buque de guerra inglés Serpent, hundido frente al Cabo Villano de Camariñas el año 1887, muriendo 172 de sus 175 tripulantes, que fueron enterrados en el improvisado Cementerio de los Ingleses, levantado en la playa donde aparecieron y fueron saqueados los cadáveres. El Cementerio, que conocemos desde nuestros años mozos, ha sido recientemente reconstruido.
Por otra parte, sigue expuesta en la Sala de Usos Múltiples, integrada en el Museo Naval de Ferrol, una notable muestra de casi 40 acuarelas del recientemente fallecido marino, escritor y pintor Miguel Ángel Fernández, un conjunto pictórico que sirvió para ilustrar su publicación “Dos días de gloria”, relativa a la invasión inglesa y la posterior batalla de Brión que tuvo lugar el año 1800.
Precisamente uno de los cuadros de la exposición lleva por título “Raqueros recogiendo restos” y muestra como la gente del lugar recoge los restos y pertenencias que dejaron en la playa los invasores ingleses en su precipitado reembarque en las unidades navales, después de su fracasado ataque a Ferrol. Realidad histórica o recreación artística del autor ¿.
Relacionadas con este contexto, en el puerto de Santander pueden contemplarse una serie de esculturas de bronce tituladas “Raqueros”, pero que en este caso se refiere y denominan a una serie de niños marginales o de extracción humilde, que a principios del siglo XX recogían las monedas que tenían por mala costumbre arrojar al mar los tripulantes y los pasajeros de los barcos atracados en el muelle santanderino.
Por la transcripción, Juan J. Burgoa