Nuevamente la Sociedad Filarmónica Ferrolana vuelve a ser noticia musical tras el último concierto en la tarde de jueves 9 de febrero a cargo de la brillante Sinfónica de Galicia en clara apuesta- y por segunda vez consecutiva- por lo que se da a llamar “música contemporánea”, término con el que se acuña cierta parte de la producción musical de la segunda mitad del S.XX, si bien, en la actualidad más candente, cada vez son más los Maestros que dan por concluidos estos procedimientos pertenecientes a un proceso histórico para reafirmarse en el intrínseco valor de la melodía, fuente de toda expresión musical y el valioso sistema tonal sobre el que los grandes compositores desde el Barroco han sabido construir la excelsa música que define el pensamiento occidental.
Un programa por tanto nada “clásico” entre lo “clásico” que se inició con la obra del compositor húngaro Leó Weiner ( 1885-1960), El Príncipe Csongor y los Duendes Op.10, que desarrolla su lírica Introducción y su virtuoso Scherzo basándose en un relato fantástico pleno de simbolismo. Un estreno absoluto, el del joven compositor coruñés Federico Mosquera Martínez, vio su sueño acústico sobre la escena del Auditorio ferrolano donde sonó su Concierto para Tuba con un solista de excepción, Jesper Boile Nielsen, destacado intérprete de la OSG y de otras orquestas como la “European Union Youth Orchestra” o la “Joven Orquesta Escandinava”.
Una obra de efecto a través del tratamiento de la percusión, de la diversidad rítmica, las sorpresivas cadencias o la propia tuba como protagonista en los tres movimientos: Alla marcia, Marcha Fúnebre y Presto . Encontramos espacios sugerentes sobre los que el solista pinta escenas misteriosas, subjetivas, imprecisas, en los desvaídos arpegios del arpa y otros momentos inquietos y perspicaces, con rítmicas marcadas e incisos melódicos que se presentan y suceden en alternancia orquestal. Una “exploración de agilidades” del joven compositor que reconoce el importante papel del Maestro Abril en su carrera y que vivió anteriores estrenos de mano de la “Real Filharmonía de Galicia” bajo la batuta del siempre comprometido Maximino Zumalave.
En la segunda parte la Sinfonía Nº 2 “Le Double” de Henri Dutilleux, que recibe este nombre por presentarse en el escenario dos orquestas: una más reducida y la sinfónica en pleno, reflejándose imágenes sonoras entre ambas a modo de espejo. Una obra de variedad tímbrica, armonías cromáticas y singular belleza. Nuevamente la Sinfónica apuesta por repertorios menos convencionales sobre los que la respuesta del público suele ser siempre la misma, entre lo que se sabe y se deja de saber y lo que gusta y deja de gustar, algo que conviene valorar para que el esfuerzo y la calidad que esta orquesta siempre garantiza pueda transmitirse con plenitud al público al que va dirigido cada discurso musical. Él también…es soberano.