Julia Mª Dopico Vale.
“Oh, Mozart! Mozart inmortal. Cuántas, cuántas sugerencias infinitas de una vida mejor y más bella has dejado en nuestras almas…”. Eran las palabras de Schubert en su propio diario para referirse a W.A Mozart, el único, el “divino”, el “radiante sol” de la música, nacido en Salzburgo un 27 de enero de 1756, cumpliéndose por tanto en este significativo día y en este año su 261 aniversario, el de un músico al que las particulares circunstancias de su existencia: el talento natural, un padre conocedor de la profesión que supo encauzar las admirables facultades de su hijo, una profunda y férrea vocación…le llevarán a ser lo que sigue siendo, el genial compositor de la historia desde los albores en su niñez, cuando asombraba a Europa ( como también le ocurriría al ferrolano José Arriola, nuestro “Mozart Gallego”), con sus conciertos en las Cortes de Múnich, Viena, Bruselas, Italia…hasta su temprana y desoladora muerte, antes de cumplir los 36 años, cuando el sendero florido de sus primeros pasos se marchitaba hasta tener que luchar con ahínco para procurarse lo más preciso. – O Fortuna, velut Luna statu variabilis…- Breve pero intensa trayectoria en la que Wolfgang , sin hacer caso de la crítica o la alabanza, se dedica a escribir y escribir haciendo únicamente caso a sus sentimientos, como apunta en una carta dirigida a su padre en 1.781.
Ferrol, ciudad de inextinguible connotación musical, no podía obviar esta onomástica del compositor que vivió en sus carnes la incomprensión de una ingrata humanidad que en su día no supo apreciar el legado inmensamente sublime que generosamente entrega, por lo que desde el “Liceo Europeo de las Artes” se organizó para tal fin la conferencia “Mozart, el Compositor de Ópera”, de mano de Juan José Rodríguez de los Ríos, presentado por el Almirante José Castro Luaces. Un recorrido por la biografía del compositor: sus relaciones filiales, su vida amorosa, su vínculo con la francmasonería, las tensas relaciones con el poder… su obra, centrándose en la ópera , género que para el autor estaba “por encima de lo demás” y el singspield y las desoladoras circunstancia de su muerte sobre las que tanto se ha especulado (dando incluso lugar al logro cinematográfico de “Amadeus”, un clásico para retornar),anunciada presentidamente por el genio tras el particular encargo del Réquiem que nunca pudo finalizar. Juanjo de los Ríos, profundo melómano, prestigioso musicógrafo y autor de publicaciones como Gregorio Baudot. El Músico, el hombre; La noche de las Pepitas o Airiños da miña Terra en el Umbral del Centenario…contribuyó de esta manera a dar vida a la efeméride musical en la ciudad que las vive en primera persona, celebrando, en palabras de Cardus “la única música que existe que podría haber sido concebida por Dios”.