«Tutto nel mondo é burla»
Por primera vez en Galicia y de mano de la entidad «Amigos de la Ópera» de A Coruña, dentro de la programación lírica de 2016, pudimos disfrutar de la representación de Falstaff, la última ópera del célebre compositor Giuseppe Verdi, que tras escribir gloriosas páginas musicales llenas de dramatismo- Rigoletto, La Traviata…- nos sorprende, cargado de años y de humanidad, con esta comedia basada en The merry wives of Windsor (Las alegres comadres de Windsor), del poeta, actor y dramaturgo inglés, Willian Shakespeare, el inmortal cuyas obras proclaman con insuperable vigor y elocuencia los inmensos abismos de las pasiones y las virtudes humanas, adaptada magistralmente por el libretista Arrigo Boito, que supo distinguir en la obra- que tan bien sabe recrear el espejo de la vida-,a uno de los caracteres mejor logrados de Shakespeare: Falstaff, un baladrón estrepitoso, jactancioso, festivamente cobarde, rodeado de disolutos compinches, que trata de ganar con su moral distraída y a fuerza de estratagemas un prestigio y un honor imposibles. Surge así esta magnífica ópera, ejemplo de dominio técnico, colorido musical, hábil encadenamiento de escenas…en la que la música se encarga de captar el contagioso humorismo de caracteres y situaciones, puesta en escena esta vez con un reparto de excepción: Bryn Terfel, como genial protagonista, Ainhoa Arteta (que estuvo excepcional) Juan Jesús Rodríguez, Marianne Cornetti, con su «reverenza» para dirigirse al villano (lo que provoca la irónica carcajada), Cecilia Molinari, Ruth Iniesta, Francisco Corujo, Francisco Pardo, Mikeldi Atxandalabaso, David Sánchez, el Coro Gaos y Minigaos dirigidos por el coruñés Fernando Briones , acompañados por la Orquesta Sinfónica de Galicia, bajo la experta batuta de Alberto Zedda…. Todos supieron recrear de forma magistral esta lección de vida en la que «las máscaras, entre la risa y el llanto, reflejan las contradicciones del espíritu humano» llevándonos aún más allá, ya que al final, en los límites de lo real y lo imaginario, aparece un mundo transformador de hadas, ninfas, duendes, elfos…en asombrosa y bellísima escenografía- Gustavo Tambascio- que con toda su magia no vencen la realidad de Falstaff, cuando hace que el ultraje de la burla no suene a derrota («sin mí, éstos con tanta arrogancia no tendrían ni una pizca de sal» ). Todos nos reímos del grotesco Falstaff, pero no podemos ni debemos olvidar la última de sus enseñanzas, la que Shakespeare y Verdi proclamaron y le atribuyeron, testimoniando así la vitalidad de su genio: «La presunción es ridícula, porque la victoria de hoy puede convertirse en la derrota de mañana y….viceversa».
(con suma humildad)