Antropofagia ferrolana

barrera-21-1Enrique Barrera Beitia

enrique barreraHace meses, una ferrolana subida a una banqueta daba a una televisión esta opinión sobre nuestra ciudad: «Ferrol es una mierda, siempre fue una mierda y seguirá siendo una mierda».

Me resulta muy difícil imaginar a una persona de cualquier otra ciudad española, por muy en crisis que esté, haciendo una valoración tan escatológica, incluso en ciudades con desempleo superior al nuestro como Cádiz, Jérez, o Las Palmas, y desde luego, absolutamente impensable en A Coruña, donde sobrevaloran hasta la ridiculez todo lo que tienen. Desde otras coordenadas más amables, el músico Jaime Quintanilla, cuyo nombre artístico es Jamie Fifhring, hace una apabullante definición de esencia ferrolana: «eres de Ferrol si hablas mal de Ferrol».

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Nuestra crisis de identidad tiene explicación, pero nuestra tendencia autodestructiva no. Nacida por y para el Estado, Ferrol ha perdido sus tradicionales señas de identidad basadas en la Marina y Bazán sin crear unas nuevas. Siete mil obreros con un fuerte sentido de clase y contrastada solidaridad, trabajaban en los años setenta en el astillero ferrolano. Enfrente, con otros valores y otra visión de la sociedad, otros siete mil oficiales y sub-oficiales de las FF.AA. Hoy son muchísimos menos unos y otros y esta dualidad ha perdido peso, relajándose notablemente la tensión.
Si la dialéctica de clases ha perdido fuerza…, ¿surgen cuestiones de identidad comunitaria como factores de malestar social? Honradamente, no termino de verlo.

Promoción de aprendices de 1959 y desfile de infantería de Marina. En ambos colectivos se imponía la tradición familiar.
Promoción de aprendices de 1959 y desfile de infantería de Marina. En ambos colectivos se imponía la tradición familiar.

Me instalé en Ferrol en 1980 y desde entonces no he sido capaz de entender por qué somos como somos y no podemos ser de otra manera. La única explicación podría ser la herencia de aquella dualidad, mucho más fuerte de lo que suponemos, una especie de trastorno de bipolaridad sociológica. Puede que la mayoría de los habitantes de Ferrol fuesen instalados aquí forzadamente, por lo que se generó un rechazo instintivo a todo lo ferrolano, puede que dada su ubicación en una esquina, Ferrol fomente el victimismo del olvido, o puede ser porque la historia de Ferrol, una ciudad nacida a mediados del siglo XVIII, haya sido secuestrada por la Marina. En una publicación ferrolana de los años 50, un oficial de la Marina explicaba en un tono laudatorio a un imaginario visitante como se fundó Ferrol y cómo es. En un momento determinado dice: «(…) debes saber, querido visitante, que El Ferrol del Caudillo no es una ciudad gallega, sino una ciudad española que está en Galicia». La frase es antológica, porque pone en valor la falta de raíces con el entorno, es decir, convierte en virtud el defecto.

Nadie discute que el crecimiento de las clases medias es positivo para cualquier ciudad, pero en Ferrol los emprendedores siempre lo han tenido más difícil, y la Marina puede ser el chivo expiatorio de este problema, porque en el pasado rechazó de manera visceral los méritos de los empresarios y comerciantes locales, creando un clima de bloqueo social. La Marina nos hizo, pero también nos deshizo. Esta idea me hace recordar a Claudio Sánchez – Albornoz cuando decía «Castilla hizo a España y España deshizo a Castilla».

Nuestro laureado Gonzalo Torrente Ballester, también intentó aproximarse a la psiqué ferrolana hablando de una «ciudad lógica en un entorno mágico«, y cuando escribió La boda de Chon Recalde, ubicada en Ferrol bajo el ficticio nombre de Villa Real de la Mar, definió así a sus habitantes: «un contraste entre el alma geométrica y racionalista que se impuso, por decreto, a la ciudad, y el alma lírica de las gentes atlánticas, enemigas del límite. Los nacidos en Villa Real de la Mar resuelven el contraste en música e ironía. Nadie como ellos con mayor capacidad de burlas».

Hemos tenido demasiados años para haber borrón y cuenta nueva, pero somos menos, más viejos y malhumorados.

 

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