Ramón Veloso (ramonveloso@ramonveloso.com)
Hace escasas fechas asistimos al arriado de la bandera de la Unión Europea por parte de organizaciones de izquierda como acto simbólico de protesta por el fatal acuerdo con Turquía sobre deportación de migrantes. El próximo mes de junio se celebrará el referéndum sobre la permanencia de Gran Bretaña en la UE. Estas últimas semanas, la extrema derecha organizó manifestaciones xenófobas contra la presencia de refugiados dentro de nuestras fronteras. Y así podíamos seguir con otras actuaciones que cuestionan Europa. Evidentemente, hay un problema importante al que hay que hacer frente.
La crisis de identidad europea procede de la confluencia de las fatales consecuencias sociales y económicas provocadas por la decisión de austeridad para paliar la crisis y por el flujo masivo de desplazados por la guerra, especialmente de Siria, pero la solución a nuestros problemas no puede ser menos Europa, sino más Europa.
Es bueno recordar que la unión política de los europeos es un proyecto de paz de Jean Monnet y que celebramos cada nueve de mayo el día de Europa en conmemoración de la Declaración de Schuman de 1950 que propuso una Europa Unida para contribuir a la paz mundial después de un hartazgo de más de siete siglos de guerras fraticidas entre europeos por causas religiosas, políticas y económicas llámense guerra de los cien años, guerra anglo-española, guerra de los treinta años, guerra de sucesión española, guerras napoleónicas, guerra franco-prusiana, guerra de Crimea, o primera y segunda guerra mundial sin olvidar la reciente guerra de los Balcanes. Sólo la segunda guerra mundial provocó la muerte de 60 millones de personas y el desplazamiento de otros 8 millones.
Con estos antecedentes, el sentido común debería llevarnos a reivindicar más Europa, no arriar su bandera. Se necesita una Unión Europea fuerte para solucionar las graves consecuencias de las decisiones de las autoridades europeas para la crisis económica que provocó la crisis del euro y para realizar una política de migración paliativa de las consecuencias de los conflictos en la ribera sur del Mediterráneo, especialmente dirigida a los 11 millones de desplazados sirios. Se necesita una política exterior europea que redefina las relaciones con nuestros vecinos, especialmente con Turquía, país clave de Eurasia; con los países de transición hacia Rusia y con la propia Federación Rusa. Reivindico una mayor integración política europea, no menos.
Recientemente asistimos al lanzamiento en Berlín del Plan B para Europa paralelo al movimiento DIEM25 que clama por sumar a socialdemócratas, radicales, verdes, liberales y conservadores progresistas en la defensa de una nueva Europa que transcienda a las agendas nacionales. Está muy bien pero son necesarias más iniciativas para conseguir unas Instituciones europeas más representativas con políticas paneuropeas monetarias, fiscales, laborales y sociales o con una política exterior y de defensa conjunta.
Si queremos paz, prosperidad, democracia, justicia, igualdad, sostenibilidad medioambiental y peso de Europa en las decisiones internacionales icemos la bandera de Europa.
ramonveloso@ramonveloso.com