Cuando los españoles votamos el 20- D, seguro que nadie pensaba que a principio de Marzo nos encontraríamos en esta situación de ingobernabilidad. La lectura que hacen los partidos de los resultados electorales son poco realistas y muy partidistas.
El reparto de escaños coloco al PSOE en el centro del tablero ya que cualquier investidura razonable, para ser presidente, pasa por él. Y solo hay dos opciones: Un acuerdo con el PP que entre los dos tendrían mayoría absoluta o un pacto con Podemos y con la abstención de los nacionalistas.
De estas dos opciones, la primera con el PP la descartó a las pocas horas de las elecciones y entonces solo le quedaba Pablo Iglesias. Pero he aquí que empieza a negociar, de una forma incomprensible, con Ciudadanos que no los necesitaba para asegurarse la investidura. Este acuerdo humillo, con razón, a los podemitas pues se sintieron engañados y renunciaron a seguir negociando.
Después de haber fracasado la investidura del Sr Sánchez no entiendo la estrategia del Partido Socialista en todo este tiempo. ¿Qué quería, que el PP lo botara o se abstuviera, sin habérselo pedido Sanchez? ¿Qué lo votara Podemos sin haber negociado ni una coma?
Ante esta situación el PSOE se encuentra en una situación delicadísima: No quiere saber nada con el PP ya que paso cuatro años llamándole de todo y prometiendo derogar todas sus políticas sociales, económicas y políticas; Le tiene un miedo atroz a los de Posemos ya que piensa que un Gobierno con ellos les llevaría a la marginalidad; La otra opción serian la elecciones ¿con que programa? Con el suyo antiguo, con el del pacto con Ciudadanos. Ni lo saben ellos.
Según se están desarrollando los acontecimientos lo lógico sería que desde ahora se sentaran a negociar el programa del PSOE y Ciudadanos con los de Podemos y tratar de buscar puntos de encuentro que en lo económico serán muy difíciles y suponiendo que las Confluencias de Podemos renuncien al Referéndum de Autodeterminación para las Autonomías.
Otra opción sería negociar, que será lo que quiera Pablo Iglesias, PSOE y Podemos dejando al lado a Ciudadanos. Esto sería un papelón para el partido naranja, que lo dejaría compuesto y sin novia.
El desenlace final creo que no se sabe porque las presiones, en todos los sentidos, serán fortísimas.
Arturo Otero