Y de los muertos…¿quién se acuerda?

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De ellos, nada se dice. Sólo son una medida, 130, la métrica de 130 disculpas para no se sabe muy bien qué.

Ahora París, antes New York, Madrid, Londres o Ankara sufren las consecuencias del terrorismo yihadista. Sin olvidar que día a día lo sufren Irak, Afganistán o Pakistán. España, Gran Bretaña o Turquía mostraron cómo actuar comedida y proporcionadamente en el modo de afrontar la situación. Estos días preocupa que Francia se mire en el espejo de USA en el 2001 para actuar contra el terrorismo de ISIS cuando  algunos de los actores de aquellos años reconocen el fracaso de la sobreactuación en el Irak abandonado a su suerte más tarde.

Da la sensación que más que actuar con determinación, el gobierno francés procede fruto del pánico, al igual que el gobierno belga declarando un estado de sitio con un pírrico resultado de sus actuaciones. Y aún encima Francia se lo recrimina.

Estamos ante un problema complejo y poliédrico que requiere acciones coordinadas internacionalmente. La Unión Europea tiene una oportunidad de oro para avanzar en su integración si procede sincronizada en la defensa de nuestros valores democráticos, de libertad y bienestar, y no con restricción de derechos. Hay muchos campos en los que actuar y la solución no es cargar contra los refugiados que vienen a Europa huyendo de la guerra y represión en sus países de origen y sí es un remedio corregir las condiciones de vida en los suburbios de determinadas ciudades europeas, como París o Bruselas, donde el desempleo y la marginalidad es caldo de cultivo del terrorismo. Por supuesto, se necesita actuar en los países de procedencia bajo el paraguas de la ONU para recuperar la estabilidad política y la convivencia como bases del desarrollo que ayuden a regresar a quienes tuvieron que huir.

No es una ingenuidad hacerlo así. El uso exclusivo de la fuerza sin acciones políticas y diplomáticas complementarias nos llevará a otro desastre como el iniciado por USA en el año 2001.

Por eso, lo primero es homenajear a las víctimas inocentes de París, respetar el duelo de sus familias y reflexionar qué hacer.