Por Rafael A. Permuy López. Periodista, escritor y oficial superior de Artillería (retirado)
Hace cuarenta años, en la madrugada del 19 al 20 de noviembre, me encontraba destacado, como oficial de servicio, en la 2ª Batería de costa (Prior Bajo-Cobas) del Regimiento Mixto de Artillería nº 2 (Ferrol). Unos toques en la puerta de mi dormitorio y la voz de cabo de guardia…. «Mi alférez, le llama el oficial de guardia del regimiento»…. «Pásame la llamada al despacho», le dije…. En pijama, tomé el auricular y oí que mi compañero me decía…. «Rafa, has sido designado Oficial de Salvas.. te mando un jeep a recogerte»….
Avisé al sargento de semana y le indiqué que se hacía cargo del servicio… Una hora después, ya vestido con el uniforme de campaña, un Willys me recogía en Cobas y salíamos en dirección al Castillo de la Palma…. ubicado en la otra banda de la ría de Ferrol….Allí estaban las cuatro piezas de la Batería de Salvas, antiguos obuses de montaña Schneider de 75/22. modelo 41. La munición, como es de suponer, llevaba preparada desde tiempo atrás en el castillo….. Era previsible el desenlace de la enfermedad de Franco….
Desde la Plana Mayor del Regimiento, habían enviado, en otro vehículo, a un sargento, junto con seis artilleros, para formar la dotación de dos piezas, suficientes para turnarse y relevarse. Quedaron de avisarme desde el cuartel de Baluarte cuando quedase instalada la capilla ardiente para comenzar las salvas reglamentarias…
Había que disparar, a partir de aquel momento, un cañonazo, cada 15 minutos, mientras Franco estuviese «de cuerpo presente»… Esto era lo que señalaba el Reglamento de Honores Militares en caso de fallecimiento del Jefe del Estado…
El castillo de La Palma era, entonces, una de las prisiones militares de oficiales… y, ¡Oh, el destino,!. allí se encontraban, arrestados preventivamente, cinco de los oficiales detenidos por su pertenencia a la Unión Militar Democrática (UMD)… Recuerdo, como si fuese hoy, a Fernando Reinlein, capitán de Artillería, luego periodista, como yo… a Abel Jesús Ruiz Cillero, capitán de Aviación, luego en lineas aéreas civiles, como Spantax,, Manuel Fernández Lago, capitán de Caballería, luego en el mundillo de las seguros….por citar a alguno de ellos…
Puedo aseguraros que lo que ocurrió aquel día, y en aquel lugar, fue francamente histórico e interesante…. pero, aunque os deje con los dientes largos, permitidme, queridos lectores de «Galicia Artabra» que lo relate en un próximo libro familiar que tengo en preparación… Os ruego algo de paciencia y todo se andará…
Solo añadiré, que las salvas se dispararon sin novedad… una cada quince minutos…. hasta que otro oficial vino a relevarme, al día siguiente… la cuestión intrigante es como y quien accionó el tirafrictor (parte del mecanismo de disparo) de las piezas artilleras, en varias ocasiones…. y como fue el ambiente que se vivió en el Castillo de la Palma…
Pero eso, es otra historia…. ya os la contaré, amig@s